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estabolsanoesunjuguete

Para leer en la silla elèctrica

Tao Qian.

Cuerpo, sombra y espìritu.

  Cuerpo dice a Sombra:
Cielo y Tierra duran eternamente; montes y rìos no cambian nuncq.
Los àrboles y la hierba, en la rueda constante,
florecen y mueren, entre rocìo y escarcha.
El hombre, por tener màs alma y saber,
¿escaparìa a esa ley?
un momento aparece por azar en la tierra,
y de repente se va para no volver.
¿Còmo sabrà si le añoran los amigos?
Sòlo duran las cosas que usè:
sus amigos las miran y lloran.
No tengo magia contra esa mutaciòn.
Oye mi consejo: acepta el vino que te ofrezco.

  Sombra contesta a cuerpo:
No cabe conservar la vida:
son locura los ahogos de inmortalidad.
Querrìa andar por el Paraìso;
pero està lejos: no hay camino.
Desde que me unì a ti
hemos compartido penas y alegrìas.
Al anochecer te dejo por poco tiempo,
y de dìa siempre estamos juntos.
Pero ese "siempre" se acabarà:
nos llegarà el fin.
Me atormenta la idea.
Quien derrama bondad es alabado:çasì, ¿por què no ser bueno?
El vino ahoga las penas;
pero ¿què es al lado de la fama?
El Espìritu decide;
el Dios no hace sino mover:
diez mil cosas se producen solas.
El hombre, entre  cielo y tierra,
¿no le debe su ser?
Tù y yo somos diversos
unidos estamos uno a otro,
compartimos el bien y el mal.
¿Por què no hablamos?
¿Donde estàn los tres sabios emperadores?
Peng viviò mucho pero hubo de partir.
El joven y  el viejo iguales para la muerte:
no hay diferencia entre el tonto y el sabio.
El vino da olvido,
pero, ¿no adelanta la vejez?
Si te gusta hacer el bien,
¿habrà luego quien te lo alabe?
Me aburro de pensar en serio.
Mejor confiar la vida al destino
si te entregas ala corriente sin orillas,
no hay alegrìa ni miedo.
Si llega la hora, has de marchar:
¿para què preocuparte?

Nathan Saj.

Cuando dijo Dios...


Cuando dijo Dios por primera vez: "Haya luz",
lo que querìa era no estar a oscuras.
No pensaba en esos momentos en los cielos,
sino en los àrboles que se empezaban a llenar de savia,
y en los pàjaros, que recibìan aire y cuerpo.
Entonces soplò el primer viento hacia los ojos del Señor
y èl  lo viò con los ojos de su nube de gloria,
y le pareciò bueno. No pensaba entonces
en los hijos de hombre, en los numerosos hijos de hombre.
Pero ellos, ya sin hoja de higuera, empezaban a pensar en ellos mismos,
y en su corazòn se bordaba
un dibujo de dolor.
Cuando al Señor, en el principio, se le ocurriò la noche,
no pensaba en el sueño.
"Asì serè feliz, asì", se dijo el buen Dios.
Pero ellos ya eran muy numerosos.

Vladimir Holan

La nieve

La nieve empezò a caer a medianoche. Y no hay duda
de que como mejor està el hombre es sentado en la cocina,
aunque sea la del insomnio.
Ahì se està caliente, te preparas cualquier cosa, bebes vino
y contemplas por la ventana la eternidad familiar.
¿Por què ibas a atormentarte queriendo saber si nacimiento y muerte son sòlo dos puntos,
sabiendo que la vida no es una lìnea recta?...
¿Y por què ibas a confesarte que no tienes dinero
para comprarle unos zapatos a Saskia?
¿Y por què ibas a jactarte
de que sufres màs que los otros?
Aunque no hubiese silencio en la tierra,
este nevar ya lo habrìa creado en su sueño.
Estàs solo. Ni un gesto. Nada de ostentaciòn.

 


La resurrecciòn.

¿Que despuès de esta vida tengamos que despertarnos aquì un dìa al terrible estruendo de trompetas y clarines?

Perdòname, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrecciòn
lo anunciarà el simple canto de un gallo...
Entonces nos quedaemos todavìa un momento tendidos.
La primera en levantarse
serà mamà...La oiremos
encender sigilosamente el fuego,
poner sin ruido el agua sobre la estufa
y coger suavemente del armario el  molinillo de cafè.
Estaremos de nuevo en casa.

La posibilidad de una isla

El efecto beneficioso de la compañía de un perro proviene de que es posible hacerlo feliz; pide cosas tan simples, su ego es tan limitado... Puede que en una época anterior las mujeres se encontrasen en una situación comparable: semejante a la de un animal doméstico. Sin duda había una forma de felicidad domótica, ligada al funcionamiento corriente, que ya no logramos entender; sin duda existía el placer de constituir un organismo funcional, adecuado, concebido para llevar a cabo una serie discreta de tareas; y estas tareas, al repetirse, constituían la serie discreta de los días. Todo esto ha desaparecido, como la serie de tareas; en realidad ya no podemos atribuirnos un objetivo. No conocemos las alegrías del ser humano; sus penas no nos perturban. Nuestras noches ya no vibran de terror o de éxtasis; sin embargo vivimos, pasamos por la vida sin alegría y sin misterio, el tiempo nos parece breve.
***
Las mujeres dan una impresión de eternidad, con ese coño conectado a los misterios: como si se tratara de un túnel que da a la esencia del mundo, cuando en realidad sólo es un agujero para enanos, caído en desuso. Si pueden dar esa impresión, mejor para ellas; mi palabra es compasiva.
***
En contra de la idea establecida,
La palabra no crea un mundo;
El hombre habla como ladra el perro,
Para expresar su ira o su temor.
El placer es silencioso,
Igual que ser feliz.
***
El yo es la síntesis de nuestros fracasos; pero sólo es una síntesis parcial.
***
—¿Sabes cómo se llama la parte carnosa que rodea la vagina?
—No.
—Mujer.
***
La vida empieza a los cincuenta años, es cierto; con la salvedad de que termina a los cuarenta.
***
Durante la primera parte de tu vida, no te das cuenta de tu felicidad hasta que la has perdido. Luego llega una edad, una segunda edad, en que sabes, en cuanto empiezas a vivir algo feliz, que acabarás perdiéndolo. (...) la tercera, la de la auténtica vejez, cuando el hecho de prever la pérdida de la felicidad impide incluso llegar a sentirla.
***
algo dentro de mí sabía, siempre había sabido que termi-naría encontrando el amor; hablo del amor compartido, el único que vale la pena, el único que puede llevarnos de verdad a un orden de percepción diferente, donde la individualidad se resquebraja, donde las condiciones del mundo se modifican y su continuación se revela legítima. Sin embargo, yo no tenía nada de ingenuo; sabía que la mayoría de la gente nace, envejece y muere sin haber conocido el amor.
***
al fin y al cabo hay ciertos límites, por mucho que todos tengamos cierta capacidad de resistencia todos terminamos por morir de amor, o más bien de falta de amor; en cualquier caso, es mortal de necesidad.
***
La única manera de sobrevivir cuando estás realmente enamorado es disimularlo ante la mujer a la que amas, fingir en cualquier circunstancia un ligero desapego. ¡Qué tristeza en esta simple constatación! ¡Qué acusación contra el hombre!... Sin embargo nunca se me había ocurrido poner en duda esa ley, ni pensar en sustraerme a ella; el amor te vuelve débil, y el más débil de los dos acaba oprimido, torturado y finalmente muerto a manos del otro, que por su parte oprime, tortura y mata sin intención de hacer daño, sin sentir placer alguno por ello, con una total indiferencia; eso es lo que los hombres, por regla general, llaman amor.
***
¿Qué es un perro sino una máquina de amor? Le ponen delante a un ser humano, le encargan la misión de amarlo y, por poco agraciado, perverso, deforme o estúpido que sea el ser humano, el perro lo ama.
***
La vida sexual del hombre se divide en dos fases: la primera, en la que eyacula demasiado pronto, y la segunda, en la que ya no se le pone dura.
***
Si el hombre ríe, si es el único, en el reino animal, que muestra esa atroz deformación facial, es también porque, superando el egoísmo de la naturaleza animal, es el único que ha alcanzado la fase infernal y suprema de la crueldad.
***
a cualquier observador imparcial le resulta evidente que el individuo humano no puede ser feliz, que no ha sido concebido en absoluto para la felicidad, y que su único destino posible es propagar la desgracia a su alrededor, haciendo que la vida de los demás sea tan intolerable como la suya propia; y por lo general, sus primeras víctimas son sus padres.
***
La desaparición de la ternura sigue siempre de cerca a la del erotismo.
***
Juventud, belleza, fuerza; los criterios del amor físico son exactamente los mismos que los del nazismo.
***
Aumentar los deseos hasta lo insoportable y a la vez hacer que satisfacerlos resultara cada vez más difícil: ése era el principio único en el que se basaba la sociedad occidental.
***
El placer sexual no sólo era superior, en refinamiento y en violencia, a todos los demás placeres que la vida podía deparar; no sólo era el único placer que no va acompañado de ningún daño para el organismo, sino que, por el contrario, contribuye a mantener su máximo nivel de fuerza y de vitalidad; en realidad era el único placer, el único objetivo de la existencia humana, y todos los demás placeres —ya estuvieran asociados a la buena comida, al tabaco, al alcohol o a las drogas— no eran sino compensaciones irrisorias y desesperadas, minisuicidios que no tenían el valor de presentarse con su nombre, intentos de destruir más deprisa un cuerpo que ya no tenía a su alcance el placer único.
***
«Masturbarse es hacer el amor con alguien a quien se quiere de verdad»: la frase se había atribuido a diversas personalidades, desde Keith Richards hasta Jacques Lacan;
***

 Michel Houellebecq

Piedad Bonnet.

Pecado  original

Has olvidado
aquel antiguo  mar en que flotabas
entre el silencio y el latido; el agua
primera, sin memoria, dulce tumba
donde el ay  no erizaba aùn sus mil puntas.
Has olvidado
la voz que te expulsò del Paraìso.

-Sabemos de aquel hùmedo tiempo con  la fe
con que se dice una oraciòn. Y hay algo
en nuestro cotidiano desamparo
que se empecina en èl, que busca ansioso
su eternidad, su abrazo sin preguntas-

Pero no desfallezcas. Allà detràs de todo
hay otro mar (¿o el mismo?) que te espera.
¿Què corazòn me digo, latirà en su penumbra?
***
Señales

La luna brilla con ese furor ciego
que es señal inequìvoca
de que ha llegado el tiempo fèrtil del sacrificio.
Huele a la piel rayada de los tigres,
a orquìdea que se abre,
al humus que comienza a oscurecer la lluvia.
En un sueño de rìos y serpientes
naufraga la muchcha envuelta en llanto
y sus pechos recientes se estremecen
con un temblor antes desconocido.
La muñeca que abraza tiene los ojos muertos.
Y el àngel de la guarda
marca una cruz con sangre sobre sus muslos blancos.

***
Nocturno
Mi noche es como un valle reluciente de huesos.
La piel, arena, sìlice.Los labios agrietados.
Una cruz de ceniza sobre el vientre desnudo.
Heme aquì entre malezas, en medio de rastrojos,

muerta de cara al techo de la alcoba,
con la luna bailando en la pupila
y el corazòn como una liebre herida
que persiste en vivir. Quizà algùn dìa
un enjambre de abejas fabrique su colmena
cerca de mì. Quizà algùn dìa
me despierte el  zumbido de su vuelo
sobre mis ojos, sobre mi garganta
y reverbere el cuerpo, luminoso, como un mar que cantando alza sus olas.
***
Terca señal

En un rincòn de la mañana,
bajo el lìvido sol, como una ampolla
de la hirviente ciudad,
los excrementos:
terca señal de que allì estuvo un hombre
¿Què fantasìas poblaràn sus sueños?
***
A quièn agradecer

A quièn agradece
la sabia geometrìa de tu oreja,
su lòbulo d eluz y la firmeza
de sus surcos de sombra,
y el deseo, que es una llamarada que se enciende
en la gruta de felpa
donde encierran su enigma tus màs perversas mùsicas.
***
Rindiendo cuentas

Por cada latigazo en el rostro,
por cada golpe de la espuela y cada gota de sangre,
nace una palabra, verde y brillante.
Un pequeño jardìn de tinta abre sus hojas, con callado vigor va dando savia al dìa.
La vergüenza contempla, con su cara biliosa, la  innoble transacciòn, el triste pago,
las uñas impecables del verdugo.

Piedad Bonnet.

Editorial Norma,S.A, Bogotà, 1996.


 

José Saramago

Hasta la carne
Otros dirán en verso otras razones,
quién sabe si más útiles, más vigentes.
Éste no cambió su naturaleza,
suspendida entre dos negociaciones.
Ahora, inventar arte y manera
de juntar el azar y la certeza,
se lleve en eso, o no, la vida entera.

Como quien se muerde las uñas cercenadas.



Proceso
Las palabras más simples, más comunes,
las de andar por casa y dar a cambio,
en lengua d eotro mundo se convierten:
basta que, de sol, los ojos del poeta,
rasando las iluminen.



Programa
En el esfuerzo de nacer está el final,
en la rabia de crecer se continúa,
en la prueba de vivir aceda la sal,
en la cava del amor resuda y suda.
Remedio, sólo muriendo: buena señal.



Signo de escorpión
Sabrás que para tí no habrá descanso,
la paz no está contigo, tampoco la fortuna:
el signo así lo ordena.
Te pagan bien los astros esta guerra:
Por más breve que sea la cuenta de tu vida,
pequeña no será.



"En el corazón, quizá"
En el corazón, quizá, o más exacto:
una herida rasgada con navaja,
por donde se va la vida mal gastada,
con total conciencia nos apuñala.
El desear, el querer, el no bastar,
equivocada búsqueda de la razón
que el azar de ser nos justifique,
es eso lo que duele, quizá en el corazón.



Destino
Hago en el suelo untrazo, junto al agua:
No tarda la marea en alisarlo.
Así es el poema, es común suerte
que arenas y poemas tanto valgan
al vaivén de la marea, al ven ven de la muerte.



Otro lugar común.
¿Por qué un grito no saco de la garganta,
esfera de sonido que me trasnporte,
en la punta incandescente de una flecha,
donde el tiempo no gaste ni lamuerte?
Materia mal compuesta y decadente
huyendo de sí misma avergonzada,
personaje que olvidó su papel
en medio de la escena abucheado.

José saramago.

El tapiz del vampiro

También leí El tapiz del  vampiro de Susy Mckee Charnas, una excelente vuelta de tuerca sobre el mito del vampiro hoy que predomina tanto vampiro adolescente y enamorado de mortales yupies. Mckee nos presenta un verdadero depredador, biológicamente más pausible que el conde transilvano y más humano en sus contradicciones que los no muertos de Anne Rice, y mucho más convincente que los seudo vampiros de Crepusculo o Vampires Diaries, un monstruo cuya supervivencia lo coloca más allá de escrúpulos sobre las víctimas de las cuales se alimenta, pero que no obstante es capaz de crear con algunos unos lazos tan fuertes que debe olvidar, generación tras generación, a aquellos que se han acercado a él para poder sobrevivir, no al hambre que nunca acaba, sino a la nostalgia de su propia diferencia, circunstancia que lo obliga a ser el monstruo que permanece fiel a sí mismo...

Narrada con una precisión casi clínica, no obstante es una novela de amena y rápida lectura...

—Profesor, ¿ha pensado en que quizá las leyendas de criaturas sobrenaturales como los licántropos, los vampiros y los dragones podrían no ser en absoluto pesadillas distorsionadas... que quizá las leyendas reflejen la existencia de auténticos prodigios de la creación, reales aunque muy escasos en número?
El doctor Weyland vaciló durante unos segundos, tosió y bebió un sorbo de agua.
—Ciertamente, las fuerzas de la evolución son capaces de obrar prodigios —respondió—. Ha escogido usted una palabra excelente. Pero debemos comprender que, por ejemplo, en el caso del vampiro, no estamos hablando de un fantasma que bebe sangre y que se aparta atemorizado ante un diente de ajo. Veamos, ¿de qué modo diseñaría la naturaleza a un ser parecido?
»El vampiro corpóreo, de existir, sería por definición el mayor de todos los depredadores, dado que estaría alimentándose en lo más alto de la cadena alimenticia. El hombre es el animal más peligroso, el que devora o destruye a todos los demás, y el vampiro tiene al hombre como presa. Cualquier vampiro inteligente decidiría evitar los riesgos inherentes en el ataque a los seres humanos consumiendo la sangre de animales inferiores, si le fuera posible; por lo tanto, debemos suponer que nuestro vampiro no puede hacer tal cosa. Quizá la sangre animal sea capaz de ayudarle a subsistir durante un tiempo, igual que el agua de mar puede mantener con vida a un náufrago durante unos cuantos días, pero no puede reemplazar de forma permanente al agua dulce para beber. La humanidad seguiría siendo el ganado del vampiro, aunque resultaría un ganado bastante peligroso y difícil de tratar, y allí donde viva ésta debe vivir él.
»En el mundo antiguo, escasamente poblado, tendría que permanecer junto a una ciudad o aldea para asegurarse su provisión de alimento. Tendría que aprender a vivir con el mínimo posible, quizá medio litro de sangre al día, dado que le resultaría incómodo ir dejando un rastro de cadáveres exangües y no podría esperar pasar desapercibido si lo hiciera. Periódicamente, debería marcharse para su propia seguridad y para darles a los habitantes del lugar tiempo en el que recobrarse de sus depredaciones. Un sueño que durara varias generaciones le proporcionaría una población ignorante e intacta situada en el mismo lugar. Debe ser capaz, por lo tanto, de hacer más lento su metabolismo, de inducir en sí mismo y de forma natural un estado de animación suspendida. La movilidad en el tiempo se convertiría, pues, en su alternativa a la movilidad en el espacio.
(...)
—Durante esos largos periodos de reposo es posible que el haberse vuelto más lentas las funciones corporales del vampiro le sirva para prolongar su vida; y lo mismo podría ocurrir al tener que subsistir durante largos periodos, despierto o dormido, al borde de la inanición. Sabemos que una alimentación mínima produce una sorprendente longevidad en algunas otras especies. Una vida larga sería una alternativa más que deseable a la reproducción; al prosperar en su grado máximo cuanto menor fuera la competición, el gran depredador no sentiría deseo alguno de engendrar a sus propios rivales. Por lo tanto, no podría ser cierto que su mordisco convirtiera a sus víctimas en vampiros, como él mismo...
—O no habría cuellos suficientes para tanto colmillo —murmuró alguien del público, lo bastante alto como para ser oído.
—Los colmillos son demasiado fáciles de ver y no resultan eficientes para chupar la sangre —observó el doctor Weyland—. Los caninos grandes y afilados han sido diseñados para desgarrar la carne. Algunas versiones polacas de la leyenda vampírica podrían acercarse más al blanco: hablan de alguna especie de ingenio punzante, quizá una aguja en la lengua semejante al aguijón de los insectos, la cual segregaría una sustancia anticoagulante. De ese modo, el vampiro podría pegar los labios a una herida mínima y sorber libremente la sangre de ella, en vez de estar obligado a desgarrar grandes y antieconómicos agujeros en su infortunada víctima.
(...)
Alguien preguntó si el vampiro dormiría en un ataúd.
—Ciertamente que no —replicó el doctor Weyland—. ¿Lo haría usted si se le permitiera escoger? El vampiro corpóreo necesitaría un acceso físico al mundo, algo que todas las costumbres funerarias tienen por objetivo el evitar. Podría retirarse a una cueva o descansar en un árbol igual que Merlín o que Ariel en su arbusto, suponiendo siempre que le fuera posible hallar un árbol o una cueva que estuvieran a salvo de los amantes de la naturaleza y las excavadoras de las promotoras inmobiliarias. Encontrar un sitio donde descansar durante largo tiempo de forma segura es un problema obvio para nuestro vampiro en los tiempos modernos.
(...)
—Piénsenlo: después de cada periodo de sueño, al despertar debe adaptarse rápidamente a su nuevo entorno, una tarea que podemos suponer se ha ido haciendo progresivamente más difícil con la rápida aceleración del cambio cultural ocurrida desde la Revolución Industrial. En el último siglo y medio no cabe duda de que ha debido limitar sus periodos de sueño haciéndolos cada vez más cortos, por miedo a perder totalmente el contacto con la época... y el verse privado del reposo no puede haber mejorado su humor, desde luego.
»Dado que en nuestra hipótesis hablamos de un ser natural y no de uno sobrenatural, envejece pero con mucha lentitud. Cada una de sus nuevas adaptaciones a la época es un desafío mayor y exige más de él: más imaginación, más energía, más astucia. En tanto que debe adaptarse lo bastante como para disfrazar su existencia anormal, no debe sucumbir a las ideologías imperantes en ese momento en la derecha o la izquierda: es decir, no puede dejarse seducir por el canto de la libertad individual llevada hasta la licencia total, ni por el canto de la infalibilidad de las masas; y mucho menos puede permitirse que una alianza con alguna de tales teorías interfiera con el ejercicio de sus habilidades para sobrevivir como depredador.
Eso quería decir, pensó Katje frunciendo el ceño, que no podía permitirse escrúpulos en cuanto a beber nuestra sangre.
(...)
Uno de los colaboradores de Weyland en el departamento de Antropología indicó, alargándose tanto que se hizo aburrido, que el vampiro, nacido en una época anterior, se haría peligrosamente conspicuo por su menor estatura a medida que la raza humana se fuera haciendo más alta.
—No necesariamente —comentó el doctor Weyland—. Recuerden que estamos hablando de un organismo físico altamente especializado. Es posible que durante sus periodos de vigilia su metabolismo sea tan sensible que responda a los estímulos del medio ambiente desarrollando su cuerpo al igual que su mente. Es posible que cuando esté despierto todo su organismo exista en un nivel muy intenso de cambio y actividad interior. La tensión de esas grandes carreras para ponerse inmediatamente al día con las exigencias de la evolución física, mental y cultural debe ser enorme. En los tiempos actuales debería necesitar largos sueños para recuperarse de tales esfuerzos. —Miró el reloj de la pared—. Como pueden ver, ejercitando un poco la imaginación y la lógica hemos producido una criatura que tiene un parecido superficial con el vampiro de la leyenda, pero que es básicamente muy distinta del acostumbrado cadáver ambulante que siente aversión hacia las cruces.
(...)
 Un joven le preguntó al doctor Weyland cómo explicaba las supersticiones sobre las cruces, el ajo y todo el resto.
El profesor hizo una pausa para beber un poco de agua. El público aguardó en un silencio expectante. Katje tuvo la sensación de que habrían esperado una hora sin protestar, de tal modo les había fascinado. Finalmente Weyland dijo:
—Los hombres primitivos que encontraran por primera vez al vampiro no serian conscientes de que ellos eran productos de la evolución, y mucho menos de que también él lo era. Crearían historias para explicar su existencia e intentar controlarlo. En los primeros tiempos es posible que él mismo creyera en algunas de esas leyendas: la bala de plata, la estaca de roble... Cuando despertara para encontrarse en una era no tan crédula, abandonaría tales nociones, igual que lo habían hecho todos los demás. Es posible que incluso llegara a sentir un apasionado interés, con el tiempo, hacia sus orígenes y su evolución.
—¿No se encontraría muy solo? —dijo con un suspiro una chica que se hallaba en el pasillo lateral, expresando elocuentemente con su postura corporal el deseo de consolar tal soledad.
—Espero que la joven dama me perdone —respondió el doctor Weyland— si me permito observar que esta pregunta es fruto de una vida cómoda y protegida. En la naturaleza, los depredadores no se permiten el lujo de esas tristezas y melancolías románticas que los seres humanos les atribuyen. Nuestro vampiro no tendría tiempo para la melancolía. A cada nuevo despertar tiene más cosas que aprender. Es posible que algún día el mundo regrese de nuevo a un índice de cambio más razonable, permitiéndole algún tiempo libre en el cual sentirse solitario o lo que en ese momento más le venga en gana.
Una chica de aspecto nervioso se arriesgó a emitir la opinión de que un vampiro perpetuamente autodidacta necesitaría buscarse un sitio en algún centro de enseñanza, para tener acceso a la información que le haría falta.
—Muy cierto —accedió secamente el doctor Weyland—. Quizá algún centro universitario, donde la tenacidad en el estudio y otras excentricidades del intelecto activo serían aceptadas como conducta normal en un hombre adulto. Incluso una modesta institución como Cayslin podría servir.
Tras las risitas que siguieron a sus palabras, llegó una pregunta hecha en voz demasiado baja como para que Katje pudiera oírla. El doctor Weyland, que se había inclinado un poco para comprenderla, se irguió de nuevo y, con voz sardónica, anunció:
—La señora desea que haga algún comentario sobre el «orgullo satánico» del vampiro. Señora, aquí entramos ya en el área de la imaginación literaria y sus artificios, algo que no oso hacer bajo la mirada de mis colegas del departamento de Literatura. Quizá tengan la bondad de perdonarme si me limito a señalar que un tigre dormido en una jungla que al despertar encuentra una floreciente ciudad sobre su cubil, no tiene mucha energía que malgastar en exhibiciones de orgullo satánico.
(...)
el frenesí de la caza había servido para eliminar todas las molestias. Se dejó invadir por una oleada de austero placer. Resultaba agradable saber que el vivir entre gente blanda y en una época blanda no le había debilitado; que el adaptarse lo suficiente para pasar por uno de ellos no había dañado su naturaleza básica, la naturaleza del cazador nocturno.
(...)
El matar había sido beneficioso: le había purgado de su ansiedad y debilidad anteriores. Un acto de catarsis, supuso; ¿no era ése el efecto que pretendía alcanzar el arte?
(...)
parecerse a los humanos era el rasgo básico de su naturaleza, y algo necesario, pues si no fuera similar a los humanos no tendría ninguna esperanza de poder usarles como presa. Pero, ¿no estaría empezando a parecerse cada vez más a ellos, teniendo en cuenta que sus obras eran capaces de afectarle y conmoverle tanto? ¿Sería posible que todo su ser hubiera quedado irrevocablemente abierto e indefenso ante el poder de sus artes?
Se estremeció, negando violentamente tales posibilidades; no quería nada de ellos, nada que no fuese aquello que ya necesitaba inexorablemente: su sangre.
(...)
Puedo convertir ideas en palabras. No puedo hacer arte con palabras. Quizá las palabras sean el medio equivocado. El habla es un invento humano, utilizado para intercambiar interminables retazos de cotilleos, quejas y deseos. Creo que para mí el habla es algo adoptado. No es una herramienta que me resulte natural. ¿Tengo algún medio propio?
Siempre he utilizado las palabras para el engaño y la manipulación (como creo que ya le dije en una ocasión). A ustedes las palabras les sirven para identificar la verdad. A eso atribuyo parte de la intensidad y fascinación de la experiencia.
(...)
En estos tiempos un vampiro tenía muchas dificultades para encontrar un sitio donde reposar, a menos que optara por los traicioneros túneles de alguna mina abandonada en la que ningún ser inteligente pondría el pie. Por otra parte, ningún vampiro inteligente entraría tampoco en ellos.
(...)
«Si quisiera dormir... pero no quiero hacerlo», pensó.
El largo sueño era su último recurso, el refugio que utilizaba para escapar a un desastre inevitable. Aquel sueño encerraba sus propios peligros. Ninguna criatura se acuesta por la noche con la seguridad de que podrá volver a levantarse por la mañana para vivir un nuevo día. Weyland sabía que las probabilidades de sufrir una catástrofe eran muy numerosas: un derrumbe, el ser descubierto, algún cambio geológico que acabara con la humedad que necesitaba... O despertar y encontrarse un mundo demasiado complicado para sus poderes de adaptación, o demasiado venenoso, o donde la vida humana fuera demasiado escasa.
(...)
Despertar era lo peor.
Cuando despertaba era un cadáver viviente surgido de alguna superstición popular como las que había en las transcripciones de Irv: tenía la piel descolorida y marchita, tensada sobre los huesos, y su mente era como una caverna con la consciencia andando a tientas en ella, buscando una dirección que seguir. Era un fantasma, un espectro, sin hambre pero que sabía que debía alimentarse pronto o morir; sabía que había vivido antes, pero ignoraba el cuándo o el cómo, y sabía que el conocimiento de esas existencias anteriores estaría disponible cuando lo necesitara... pero no los acontecimientos ni los recuerdos concretos; sabía que no debía hacer ningún intento de evocar tales recuerdos. Nada debía distraerle de la inmensa tarea que suponía el abrirse paso por el nuevo mundo con el que se enfrentaba.
(...)
Ya no estaba demasiado seguro de haber logrado cumplir con la exigencia básica de un depredador cuya especialización se hubiera visto coronada por el éxito, la de escoger una presa tan capaz de lograr el éxito como él mismo. Le irritaba pensar que su existencia dependía de la débil e indisciplinada voluntad de los seres humanos.
(...)
Para los humanos sobrevivir era como mucho un asunto de algunas décadas, mientras que para él quizá hubiera siglos en juego. La escala temporal en que vivía le apartaba irremisiblemente de la humanidad.
(...)
Y, con una amarga claridad, supo cuál era la razón de que cada largo sueño le hiciera olvidar la vida que precedía a ese sueño. Olvidaba porque no podría sobrevivir a los detalles de un pasado inmenso, cargado con el peso de todos aquéllos que le importaron. No era extraño que el arte, los sueños o la historia que cobraban una vida demasiado clara y potente en el lenguaje humano resultaran tan peligrosos para él. Podían llegar hasta los depósitos de sensaciones y sentimientos enterrados en su mente durante el periodo de los sueños. No estaba hecho para soportar la pena y el dolor, y menos aún las penas y los dolores que iban acumulándose unos sobre otros durante siglos de pérdidas. Los seres humanos tenían una existencia corta e incluso para ellos había un límite a la cantidad de dolor que podían soportar; bastaba con fijarse en Irv.
El remedio se encontraba allí, en eso mismo que su mente acababa de pasar por alto hacía tan sólo unos instantes. Cuando las relaciones con los demás eran demasiado dolorosas, él podía recurrir a una salida que Irv no tenía a su alcance. Corriendo ciertos riesgos y pagando un precio que no le era posible calcular, podía escoger el olvido y la nada del largo sueño.
No soy el monstruo que se enamora y es destruido por sus sentimientos humanos. Soy el monstruo que perdura, fiel a sí mismo.

El animal moribundo

De algún lugar de la red, descargué la novela El animal moribundo de Phillip Roth, de la cual extraje estas perlas:

Sexo
Estamos hablando del caos de Eros, de la desestabilización radical que es la excitación. Con el sexo vuelves a estar en el bosque, vuelves a estar en la ciénaga. Es un intercambio de dominio, un desequilibrio perpetuo.
(...)
Uno no tendría dos tercios de los problemas que tiene si no corriera el albur de la jodienda. El sexo es
lo que desordena nuestras vidas normalmente ordenadas.
(...)
El morir y la muerte
Es comprensible que cualquier etapa de la vida más avanzada
que aquella en la que uno se encuentra sea inimaginable. En ocasiones estás en la mitad de la etapa siguiente antes de percatarte de que has entrado en ella. Y, además, las etapas anteriores de la progresión ofrecen sus compensaciones. E incluso así, la zona del medio intimida a mucha gente. Pero ¿y el final?
(...)
Es preciso distinguir entre el morir y la muerte. Si uno está sano y se encuentra bien, el morir es invisible. El fin que es una certidumbre no se anuncia necesariamente de un modo llamativo. No, no puedes entenderlo. Lo único que entiendes acerca de los viejos cuando no eres viejo es que su época los ha marcado. Pero entender sólo eso no hace más que inmovilizarlos en su tiempo, y por ello equivale a no entender en absoluto. Para quienes todavía no son viejos, ser viejo significa que has sido. Pero ser viejo también significa que, a pesar de haber sido, además de haber sido y aunque hayas sido en exceso, sigues siendo. Lo que has sido está muy vivo. Todavía eres, y te obsesiona tanto el ser todavía y su plenitud como el ya haber sido, lo pretérito. Considera la vejez de este modo: que tu vida esté en juego es un hecho cotidiano. Uno no puede eludir el conocimiento de lo que le aguarda dentro de poco. El silencio que le rodeará para siempre. Por lo demás, todo es lo mismo. Por lo demás, uno es inmortal mientras vive.
(...)


Celos
 Pero los celos, claro, son la trampilla que da acceso al contrato. Los hombres responden a los celos diciendo: «Nadie más la tendrá. La tendré yo... me casaré con ella. La cautivaré de ese modo. Mediante la convención». El matrimonio cura los celos. Por eso lo eligen tantos hombres. Porque no están seguros de esa otra persona, le hacen firmar el contrato: No haré, etcétera.
(...)


Pornografía
La pornografía en su forma clásica es estimulante durante cinco o diez minutos antes de que resulte más bien cómica.
(...)
La pornografía corriente es una representación. Es una forma de arte decadente. No consiste sólo en una simulación, sino que es patentemente insincera. Deseas a la chica de la película porno, pero no sientes celos de quien se la está tirando, porque él se convierte en tu sustituto. Totalmente asombroso, pero tal es el poder del arte incluso decadente. Él se transforma en un doble, está a tu servicio, y eso elimina el escozor y convierte el acto en algo agradable. Como eres un cómplice invisible del acto, la pornografía corriente elimina el tormento...
(...)

Sexo
 El auge y la caída del condón es la historia sexual de la segunda mitad del siglo XX. El condón ha vuelto. Y, con el condón, ha regresado todo lo que saltó por los aires en los años sesenta. ¿Qué hombre puede decir que disfruta del sexo usando condón de la misma manera que lo disfruta sin él? ¿Qué placer encuentra en eso? Por ello, en nuestro tiempo, los órganos de la digestión han llegado a competir por la supremacía como orificio sexual. La clamorosa necesidad de la membrana mucosa. Para librarse del condón, han de tener una pareja estable, por lo tanto se
casan.
(...)
sólo cuando jodes te vengas de una manera completa, aunque momentánea, de todo cuanto te desagrada de la vida y todo cuanto te derrota en la vida. Sólo entonces estás más limpiamente vivo y eres tú mismo del modo más limpio. La corrupción no es el sexo, sino lo demás. El sexo no es sólo fricción y diversión superficial. El sexo es también la venganza contra la muerte. No te olvides de la muerte. No la olvides jamás. Sí, también el poder del sexo es limitado. Sé muy bien lo limitado que es. Pero, dime, ¿qué poder es mayor que el suyo?
(...)
la mayor parte de las personas llevan consigo a la cama lo peor de sus biografías
(...)


Amor
La única obsesión que todo el mundo desea: "amor". ¿La gente cree que al enamorarse se completa? ¿La unión platónica de las almas? Yo no lo creo así. Creo que estás completo antes de empezar. Y el amor te fractura. Estás completo, y luego estás partido.
(...)
«El apego es ruinoso y es tu enemigo. Joseph Conrad: quien forma un vínculo está perdido. Es absurdo que estés aquí sentado con ese aspecto. Lo has saboreado. ¿No es suficiente? ¿Acaso hay algo de lo que llegues a conseguir más que un paladeo? Eso es todo lo que se nos da en la vida, lo único que se nos da de la vida. Un paladeo. No hay más»
(...)

 

 

Los viajes de Suasbeim

Los viajes de Suasbeim

El anciano decía:

Si lo traspasas, serás el primero.

Suasbeim decía si no lo traspaso,

el primer salto también será el último:

nadie ha cruzado un agujero negro.

¿Qué tienes que perder:

pregunta el sabio.

Eso es verdad,

le respondió el viajero.

 

Vicente Luis Mora.

Revista Eñe # 18. Verano 2009, pág 78

Henry Miller

Henry Miller

Solo
Solo por fin. ¡Que maravilloso! Pero no es lo que yo esperaba. ¡Si estuviera a solas con Dios!

Vida
¿Què sentido tenìa un màs allà, deseaba saber, si uno pierde su personalidad al morir? Estaba convencido de que una sola vida era un perìodo demasiado breve para resolver los propios problemas.

Edad moderna
La edad moderna -un nombre inapropiado, dicho de paso- no fue màs que un perìodo de trancisiòn, una tregua, en la que el hombre podìa adaptarse a la muerte del alma. Ya estamos viviendo una especie de vida lunar grotesca. Las creencias, las esperanzas, los principios, las convicciones que sostenìan nuestra civilizaciòn han desaparecido. Y no resucitaràn. Tenlo como seguro por el momento. No, en adelante y durante largo tiempo vamos a vivir mentalmente. Eso significa destrucciòn, ...autodestrucciòn. Si me preguntas por què sòlo  puedo decir: porque el hombre no està hecho para vivir sòlo de la mente. El hombre ha nacido para vivir con todo su ser. Pero la naturaleza de este ser està perdida, olvidada, enterrada. El pròposito de la vida en la tierra es descubrir el verdadero ser de uno ¡y vivir de acuerdo con èl! Pero no vamos a hablar de eso. Corresponde a un futuro lejano. El problema es entre tanto. Y a eso es a lo que quiero referirme. Permìteme que lo exponga de la manera màs breve posible...Todo lo que hemos ahogado, tù, yo, todos nosotros, desde el comienzo de la civilizaciòn, ha sobrevivido. Hemos llegado a reconocer lo que somos.¿Y què somos sino el producto final de un àrbol que ya no es capaz de dar frutos? En consecuencia, hemos tenido que introducirnos bajo tierra, como la semilla, para que pueda brotar algo nuevo, algo diferente. No es tiempo lo que se necesita, sino una nueva manera de mirar las cosas. Un nuevo deseo de vida, en otras palabras. Tal como estàn las cosas no tenemos màs que una apriencia de vida. Estamos vivos sòlo en sueños. Es nuestra mente la que se niega a que la maten. La mente es dura y mucho màs misteriosa que los sueños màs extravagantes de los teòlogos. Es posible que no exista màs que la mente...no la pequeña mente que conocemos, por supuesto, sino la gran Mente en la que nadamos, la Mente que impregna el universo entero.

Religiòn y muerte
Todas las religiones nos dan una pìldora envuelta en azùcar para que la traguemos. Quieren que traguemos lo que no podemos ni queremos   tragar: la muerte. El hombre nunca aceptarà la idea de la muerte, nunca se reconciliarà con ella...

Fe en la vida
No hay razòn para morir, ninguna absolutamente. Morimos porque carecemos de fe en la vida, porque nos negamos a entregarnos por completo a la vida... Y eso me trae al presente, a la vida tal como la conocemos actualmente. ¿No es evidente que todo nuestro sistema de vida es una dedicaciòn a la muerte? En nuestros esfuerzos desesperados para preservarnos, para preservar lo que hemos creado, causamos nuestra propia muerte. No nos entregamos a la vida, luchamos para evitar la muerte. Lo que no significa que hayamos perdido la fe en Dios, sino que hemos perdido la fe en la vida misma. Vivir peligrosamente, como dijo Nietzsche, es vivir desnudo y sin avergonzarse. Significa poner la confianza de uno en la fuerza vital y dejar de luchar con  un fantasma llamado muerte, un fantasma llamado enfermedad, un fantasma llamado pecado, un fantasma llamado temor, etcètera: El mismo fantasma! Ese es el mundo que hemos creado para nosotros. Piensa en los militares, que hablan perpetuamente del enemigo. Piensa en el clero, que habla perpetuamente del pecado y la condenaciòn. Piensa en el gremio d elos leguleyos, que hablan perpetuamente de  multas y encarcelamientos,. Piensa en la profesiòn mèdica, que habla perpetuamente de enfermedad y muerte. Y en nuestros educadores, los màs tontos de todos, con su charla de papagayos y su incapacidad innata para aceptar cualquier idea que no tenga cientos o mil años de antigüedad. En lo que respecta a los que gobiernan el mundo, en ellos tienes los seres màs deshonestos, màs hipòcritas, màs engañados y de menos imaginaciòn que es posible imaginar. Tù pretendes que te interesa el destino del hombre. El  milagro consiste en que el hombre haya mantenido inclusive la ilusiòn de la libertad. No, el camino està cerrado, hacia cualquier parte que te vuelvas. Todas las paredes, todas las barreras, todos los obstàculos que nos encierran son obra nuestra. No tenemos por què traer por los cabellos a Dios, el Diablo o la Causalidad. El Señor de la Creaciòn dormita mientras nosotros hacemos el embrollo. Permite que nos despojemos de todo menos de la mente. Es en la mente donde se ha refugiado la fuerza vital. Todo ha sido analizado hasta anularlo. Quizàs ahora el vacìo de la misma adquirirà un significado y proporcionarà la clave.

Bufòn
Cuando una situciòn se pone tan mala que no parece posible soluciòn alguna sòlo quedan el asesinato o el suicidio. O ambos. Si fallan, uno se convierte en un bufòn.

Amor
Se siente la gran tentaciòn de decir que el amor nunca ha hecho cobarde a nadie. Quizàs el verdadero amor, no. ¿Pero, quièn de nosotros ha conocido el verdader amor? ¿Quièn es tan amante,confiado y creyente que no venderìa su alma al diablo antes que ver al amado torturado, muerto o deshonrado? ¿Quièn se siente tan seguro y poderoso que no descenderìa de su trono para reclamar su amor? Es  cierto que ha habido grandes figuras que han aceptado su suerte, que se han mantenido aparte en el silencio y la soledad y han sufrido resignadamente. ¿Hay que admirarlos o compadecerlos? Ni siquiera el màs grande de los abandonados por su amante fue nunca capaz de ir por ahì gritando alborozado: "¡Todo està bien en el mundo!"
"En el amor puro (el que sin duda no existe màs que en nuestra imaginaciòn) -dice alguien a quièn admiro- el que no se da cuenta de que da ni de lo que da, ni de a quièn da, y todavìa menos de si lo aprecia el que lo recibe"
Con todo mi corazòn digo: "¡De acuerdo!" Pero nunca he conocido a un ser capaz de expresar semejante amor. Acaso sòlo los que ya no  necesitan del amor pueden aspirar a desempeñar ese papel.
Liberarse del cautiverio del amor, quemarse como una vela, derretirse en amor, fundirse con el amor,¡què felicidad! ¿Eso es posible para criaturas como nosotros, que somos dèbiles, orgullosos, vanos, posesivos, envidiosos, celosos, inflexibles, implacables? Es evidente que no. Para nosotros es la carrera de ratas...en el vacìo de la mente. Para nosotros la condena, la condena interminable. Creyendo que necesitamos amar, dejamos de amar, dejamos de
ser amados.
Pero inclusive nosotros,, por muy despreciablemente dèbiles que seamos, experimentamos ocasionalmente algo de este amor verdadero y desinteresado ¿Quièn de nosotros no se ha dicho a sì mismo en su ciega adoraciòn de alguien que està  fuera de su alcance :"No importa que nunca sea mìa. Lo ùnico que importa es que exista y que yo pueda honrarla y adorarla eternamente"? Aunque ese modo exaltado de ver las cosas sea insostenible, el enamorado que razona asì pisa terreno firme. Ha conocido un momento de amor puro. Ningùn otro amor, por sereno y duradero que sea, puede compararse con èl.
Poe efìmero que pueda ser ese amor, ¿podremos decir que hemos perdido algo? La ùnica pèrdida posible -¡y què bien lo sabe el verdadero amante!- es la falta del afecto imperecedero que el otro inspiraba. ¡Què dìa gris, triste, funesto aquel en que el amante se da cuenta de pronto de que ya no està poseìdo, de que està curado, por decirlo asì, de su gran amor! Cuando se refiere a èl, aunque sea inconcientemente, como una "locura". El sentimiento de alivio que engendra ese despertar puede hacerle a uno creer con toda sinceridad que ha recuperado su libertad ¡Pero a què precio! ¡Què libertad tan pobre! ¿No es una calamidad volver a comtemplar el mundo con la mirada cotidiana, con el discernimiento de todos los dìas? ¿No es doloroso encontrarse rodeado por seres conocidos y vulgares? ¿No es espantoso pensar que uno tiene que seguir adelante, como dicen, pero con  piedras en las entrañas y guijarros en la boca. ¿Encontrar cenizas, nada màs que cenizas, donde antes habìa soles replandecientes, maravillas magnificencias, una maravilla tras otra, una magnifiscencia tras otra, y todo creado espontàneamente como por alguna fuente màgica?

Desamor
En la literatura de la desolaciòn completa hay siempre y solamente un sìmbolo (que puede ser expresado tanto matemàticamente como espiritualmente) alrededor del cual gira todo: el amor negativo Pues la vida puede ser vivida, y habitualmente se la vive, negativa màs bien que positivamente. Los hombre pueden esforzarse perpetua y desesperadamente una vez que han decidido excluir el amor. Ese "insondable dolor de vacìo en el que se puede verter toda la creaciòn sin que deje de ser vacìo", ese dolor de Dios, como se lo ha llamado, ¿què es sino una descripciòn del estado desamorado del alma?

Vivo y muertos
Si hay alguna diferencia suprema entre los vivos y los muertos consiste en que los muertos han dejado de asombrarse. Pero, como las vacas en el campo, los muertos cuentan con un tiempo interminable para rumiar. Hundidos hasta las rodillas en la abundancia, siguen rumiando inclusive cuando se pone la luna. Para los muertos hay universos y màs universos que explorar. Universos de nada màs que de materia. De materia desprovista de substancia. De materia a travès de la cual la màquina mental ara como si fuera nieve blanda.

Belleza
La tragedia para el hèroe del amor se produce cuando se da cuenta, con frecuencia de una manera brutal, de que la belleza, aunque es un atributo del alama puede estar ausente en todo, menos en el cuerpo y en las facciones de la amada.

Lo que uno escribe
Lo que uno escribe es lo que desea que suceda.

Belleza, sufrimiento y salvaciòn
Se dice que nos desarrollamos sòlo mediante la prueba y la tribulaciòn.¿Era eso, y nada màs lo que iba a encontrar escudriñando las pàginas biogràficas? ¿Eran los creadores seres atormentados que encuentran la salvaciòn sòlo luchando a brazo partido con los medios del arte? En el mundo del hombre la belleza està unida al sufrimiento y el sufrimiento a la salvaciòn. Nada de eso sucedìa en la Naturaleza.

La gran pregunta.
La gran pregunta era la eterna y al parcer incontestable:¿què puedo decir al mundo que sea tan desesperadamente importante? ¿Què puedo decir que no hayan dicho ya, y un millar de veces hombres infinitamente mejor dotados? ¿Era pura egolatrìa esa necesidad coercitiva de ser oìdo? ¿En què era yo ùnico? Pues si no era ùnico, serìa como añadir una cifra a una incalculable cantidadastronòmica.


Caminar
Preferìa caminar a quedarme allì pensando. Me proponìa caminar y caminar hasta que me cayera.
Eso no dio el resultado que esperaba. Descansado o fatigado, nunca se deja de pensar. Uno da vueltas y màs vueltas en el mismo terreno, siempre volviendo al punto muerto: el ahora inaceptable.

Escribir
Escribir es como la caca que se hace en sueños, una caca deliciosa, por supuesto, pero primero es la vida y luego la caca. La vida es cambio, movimiento, bùsqueda... un ir hacia adelante para conocer lo desconocido, lo inesperado. Sòlo muy pocos hombres pueden decir de sì mismos ."¡He vivido!" Por eso tenemos libros, para que los hombres puedan vivir substitutivamente...

Pàgina en blanco
...No se debe pensar ante una pàgina en blanco.

Caos, silencio, nada
¡El caos! Nada sabemos del caos. ¡El silencio! Sòlo los muertos lo conocen. ¡La nada! Soplad con toda la fuerza que queràis y algo quedarà siempre.

Ser nada absolutamente
-Sòlo nosotros, los seres humanso, parecemos tener una mala opiniòn de nosotros mismos. Tome un gusano como ejemplo: ¿supone ud que un gusano se desprecia a sì mismo?
-Es terrible sentirse culpable. ¿Y por què? ¿Què he hecho?
-Es por lo que no ha hecho.
(...)
Sabe usted què es màs importante que hacer algo?
(...)
Ser usted mismo.
-¿Pero si uno no es nada?
-Entonces, ser nada, pero serlo absolutamente.
-Eso parece un disparate.
-Lo es. Por eso es tan cierto.

Fracaso
-Yo nunca he dicho que he fracasado. Excepto para mì, quizàs. ¿Còmo puede haber uno fracasado si sigue esforzàndose, si sigue luchando? Quizà no logre mi propòsito, quizà termine tocando el trombòn. Pero si hago algo, si me dedico a algo, es porque creo en ello. No quiero ir a la deriva, prefiero hundirme luchando... ser un fracasado como tù dices. Aborrezco el hacer como todos los demàs, seguir la corriente, decir que sì cuando deseo decir que no.
(...)
-No quiero decir que hay que librar una lucha insensata, que hay que hacer una resistencia insensata. Uno debe hacer un esfuerzo para llegar a aguas claras y tranquilas. Debe luchar para dejar de luchar. Uno tiene que encontrarse a sì mismo, eso es lo que quiero decir.

Henry Miller.
La Crucifixiòn Rosada. Nexus.
Santiago Rueda-Editor, Buenos Aires, 1966.

Sacudirla

Sacudirla

“Raphael…”
- ¿Qué puedo hacer? – preguntó
- Ve a sacudirla.
- ¿Crees que se ha jodido?
- Claro. Se jodió hace tiempo, al principio. Raphael, tu nunca serás el dueño erótico de una chica. Tienes que hacerte cargo; esas cosas no son para ti. De todas formas, ya es demasiado tarde. El fracaso sexual que has tenido desde tu adolescencia, Raphael, la frustración que te persigue desde los trece años, ya han dejado en ti una marca imborrable. Incluso suponiendo que pudieras conseguir alguna mujer a partir de ahora –cosa que, con toda franqueza, no creo que vaya a suceder-, no será bastante; ya nada será nunca bastante. Siempre serás huérfano de esos amores adolescentes que no tuviste. En ti la herida ya es muy dolorosa; pero lo será cada vez más. Una amargura atroz, sin remisión, que terminara inundándote el corazón. Para ti no habrá ni redención ni liberación. Así son las cosas.

Michel Houellebecq.

Ampliación del campo de batalla.

Martín Adán

Escrito a ciegas

 

La cosa real, si la pretendes,

no es aprehenderla sino imaginarla.

Lo real no se le coge: se le sigue,

y para eso son el sueño y la palabra.

¡Cuìdate de su atajo!

¡Cuìdate de su distancia!

¡Cuìdate de su despeñadero!

¡Cuìdate de su cabaña!

 

¿Quièn soy? Soy  mi què,

inefable e innumerable

figura y alma de la ira.

No, eso fue al fin... y era al principio,

antes de donde el pricipio principia.

Soy un cuerpo de espìritu de furia

asentada y de aceda ironìa.

 

No, no soy el que busca

el poema, ni siquiera la vida...

Soy un animal acosado por su ser

que es una verdad y una mentira.

(...)

 

El Otro, el Pròjimo, es un fantasma

¿Existe el aire

donde te asfixias y recreas

respirando, tu cuerpo inane?

¡No, nada es sino la sorpresa

eterna de tu mismo reencontrarte

siempre tù los mismos entre los mismos muros

de las distancias y las calles!

Y de los cielos estos techos

que nunca me ultiman porque nunca caen!

 

Y no alcancè al furor de los divino,

ni a la simpatìa de lo humano.

Lo soy y no lo siento ni asì me siento.

Soy en el Dìa el Solitario

y el absoluto en la Zoologìa si pienso,

o como carnìvoro feroz si agarro.

¿Soy la Creatura o el Creador?

¿Soy la Materia o el Milagro?

¡Què mìa y què ajena tu pregunta!...

¡Quièn soy? ¿Lo sè yo acaso?

¡Pero no, el Otro no es!

¡Sòlo yo en mi terror o en mi orgasmo!

 

Martìn Adàn.

Colecciòn Visor de Poesìa, Visor Libros, Madrid, 1988.

Partículas elementales

Deseo

En sí, el deseo, al contrario que el placer, es fuente de sufrimiento, odio e infelicidad. Esto lo sabían y enseñaban todos los filósofos: no sólo los budistas o los cristianos, sino todos los filósofos dignos de tal nombre. La solución de los utopistas, de Platón a Huxley pasando por Fourier, consiste en extinguir el deseo y el sufrimiento que provoca preconizando su inmediata satisfacción. En el extremo opuesto, la sociedad erótico-publicitaria en la que vivimos se empeña en organizar el deseo en proporciones inauditas, mientras mantiene la satisfacción en

El ámbito de lo privado. Para que la sociedad funcione, para que continúe la competencia, el deseo tiene que crecer, extenderse y devorar la vida de los hombres.

Democracia

…la creencia en una determinación libre y racional de las acciones humanas, y especialmente en una determinación libre y racional de las elecciones políticas individuales, fundamento natural de la democracia, era seguramente el resultado de una confusión entre libertad e imprevisibilidad. Las turbulencias de la marea junto al pilar de un puente son estructuralmente imprevisibles; pero a nadie se  le ocurriría calificarlas de libres por esa razón.

Michel Houellebecq.

Partículas elementales.

 

Poemas de Alejandro Aura

Tambor interno:

I:

Fuimos

            niños náufragos

                        de algo

 

Adolescentes

            náufragos.

Pero ahora las banderas

            las izamos nosotros

y movemos

 

nosotros

los timones.

Fuimos

            niños náufragos de algo.

Adolescentes

            náufragos.

Pero ahora las banderas

            las izamos nosotros

y movemos

 

nosotros

los timones.

 

Absurdo es dejar

            Que el tiempo pasado nos detenga.

Tenemos la vida toda abierta.

Se comprende

que pueda ser oscura

            pero en las oficinas,

                        los conventos,

                                   las crujías;

 

oscura en los libros

            o en los consejos,

pero no en la calle.

 

Porque en la calle se sufre

            de hambre,

                        de frío,

                                   de policías,

pero a la luz,    

abiertamente,

mano a mano con todos.

La fe

            llueve              

                        en la calle

y anda el amor

            juntando

                        muchachos y muchachas.

 

Mueran los que no creen

            que la vida

                        se construye

                                   a cada instante

y es hermosa.

 

Mueran, o sean condenados

a un millón

de latigazos

de esperanza.

 

Y los que en vida

            Se casan con la muerte,

Y los cobardes

            Que esperan la nueva generación

para acostarse con vírgenes,

y los que escriben

de cómo encontrar

            para el amor

                       a la persona justa.

Mueran los que esperan sentados

            Que el tiempo

                        Lo resuelva todo.

 

Nosotros

            -hablo por mí

                        Y por todos

                                   Los que quieran-

 

Menores aún

            -comparativamante-

Hemos de exceder en estatura a las estatuas.

 

Han de venir,

            Cuando muramos

Quienes crecerán lo doble de nosotros,

 

Hasta que el hombre alcance

            su tamaño de hombre.

Nos importa nuestra vida.

 

Somos el poema-arma contra todos los estorbos:

            los abuelos,

                        los cánones,

            el régimen

                        el way of life

                                   que nos imponen;

 

contra el odio destilado

            que vuelcan

                        en nosotros

                                   los mayores.

 

Creemos en los hombres

que se abren la camisa

            sin vergüenza,

para que se sepa

            bien

            con quien se trata.

 

Somos  los dueños

            desde la segunda mitad de este siglo

                        hasta la muerte.

 

Somos los inventores del amor sonoro

            Los amantes del amor sonoro.

 

Arriba, amor,

Irrumpe en la calle

            Y haz lo que te toca.

 

II

No aprendimos a amar en el jardín

Sino en la  calle.

Y el amor,

            en nosotros,                

es protesta.

 

el tiempo me camina por las calles

en tu nombre

y algo me crece del tamaño d eun tambor

entre la carne.

 

El tambor me  hincha la lengua

y tu nombre se agolpa

            en el poema.

 

Acuarela, conviértete.

Hazte nervio central de mi protesta

VI

Hablar

Nos daba miedo

Preferíamos los gritos atarantados

y el billar.

 

“¡Ovejas negras

            -nos decían-.

Vagos!”

 

Sólo aprendimos a hablar

            Sin saber por qué,

Cuando en  los bailes

Nos acercábamos

A los pequeños cuerpos tibios

            De las muchchas.

 

Pero a menudo

Nos cortaban la palabra

(Eva se rió de mi primer poema

Y a Lilia

Le daban asco las espinillas.)

 

Nada queríamos entender,

pero es de comprenderse,

nos daban domingo de hambre

y todos los días,

            en casa,

preveían nuestro fracaso.

 

En la escuela,

            Los más,

No sabíamos bien bien

Lo que estábamos haciendo,

Y reprobaban a los faltos de memoria.

 

Nos daba miedo hablar

Pero iniciamos la violencia

en las esquinas;

huimos de las casas paternas.

y ellas, 

las muchachas

se pusieron pantalones.

Los cerebros de algunos

fueron creciendo

a ritmo monetario.

Los jovencitos afeminados

llevan ahora del brazo

a las muchachas decentes

y las madres

esperan que todo se componga.

 

También huimos

            quienes matamos la esperanza

                        de los padres.

 

¿¡Qué se le va a hacer!

La contabilidad me enferma:

Yo siempre he tenido vocación para el amor.

Vii

Jugábamos con rifles de mentiras

Y nos gustaba escribir nuestros nombres

En las banquetas de cemento fresco.

 

No descendemos d ebuena familia.

 

Nos parecemos a los gatos pobres,

Escondidos en sotános nacemos

Y brotamos maullando en las esquinas.

VIII

Se me clavó la vida

            en los sentidos.

No sé cómo.

 

Callejeando. Callejeando.

 

He sabido que besar me gusta

enormemente

Y que debajo del sueño está

            como raíz

                        mi cuerpo.

 

Viene a golpes de hacha

            la alegría.

 

Amé a una niña que jugaba al vacío

            dando vueltas.

Ya sé lo que es prenderse de la nada.

XI

Su madre le dijo

que todos los hombres son malos

y ella se me queda mirando

 

como para purificarme.

XIII

No soy yo este que te habla

Sino este, todo, que te besa;

Éste, prendido, en vuelo,

De tu cuerpo.

 

Este soy

Que, artesano de tu cuerpo,

Atónito

Enmudece.

 

XVIII

Para que seas la niña alegre

Los invoco;

Para eso.

 

Llegan y danzan,

Hacen la música danzando,

Te agazajan.

 

Ya nadie ha de decirte

Que los ángeles no existen.

 

Astrología:

Deísta

Y concupiscente

Como si fuera

La primera vez

Que nazco.

 

¡Qué desorden

El que hay

En las estrellas!

 

Pregunta vital:

Si solo el amor

nos mueve,

¿ qué inmovilidad

tan  seductora

es ésta?

Alejandro Aura.

Poesía. 1963-1993.

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México D.F., 1998.

 

Bestiario

El rinoceronte: El gran rinoceronte se detiene. Alza la cabeza. Recula un poco. Gira en redondo y dispara su pieza de artilleria. Embiste como un ariete, con un solo cuerno de toro blindado, embravecido y cegato, en arranque total de filosofia positivista.

Nunca da en el blanco, pero queda siempre satisfecho de su fuerza.

El sapo: Salta de vez en cuando, sólo para comprobar su radical estático. El salto tiene algo de latido: viéndolo bien, el sapo es todo corazón.

(…)

En su actitud de esfinge hay una secreta proposición de canje, y la fealdad del sapo aparece ante nosotros con una abrumadora cualidad de espejo.

El avestruz: Más que pollo, polluelo gigantesco entre pañales. El mejor ejemplo sin duda para la falda más corta y el escote más bajo. Aunque siempre está a medio vestir, el avestruz prodiga sus harapos a toda gala superflua, y ha pasado de moda solo en apariencia. Si sus plumas “ya no se llevan” las damas elegantes visten de buena gana su inopia con virtudes y perifollos de avestruz: el ave que se engalana pero que siempre deja la íntima fealdad al descubierto. Llegado el caso, si no esconden la cabeza, cierran por lo menos los ojos “a lo que venga”. Con sin igual desparpajo lucen su liviandad de criterio y engullen cuanto se les ofrece ala vista, entregando el consumo al azar de una buena conciencia digestiva.

 

J. J. Arreola.

Bestiario

Editorial Joaquín Mortiz S.A., México, 1972.

Los seguidores

 (...)

Conocì a Gagarin en la calle.(...). Èl habìa instalado un telescopio en la acera.

-Vea a Fobos- me dijo-. Perderà pocos segundos.

(...) Yo no habìa visto el cielo. A diario està uno todo el tiempo bajo techos o mirando hacia adelante. De modo que vì a  Fobos minusculo en el cielo y me sentì maleable.

Dìas despuès me llevò a la azotea del Hotel Atlantico, entonces abandonado, donde se congregaban en las noches con los telescopios. El sabìa la posiciòn de los astros y cada vez nos los indicaba. Nosotros amanecìamos vindolos, invadidos de asombro, con la certidumbre de que el contenido del cielo no està ni arriba ni abajo y que se està alejando.

(...) Y nos multiplicabamos. (...) Pero siendo tantos se le dificultò a Gagarin mantener el control. Se presentaron riñas (...) Y luego comenzò a gestarse el malestar de un puñado contra Gagarin.

(...) Entonces ocurriò el percance. Uno de los detractores cayò arrojado desde la escalera entre los pisos doce y trece despuès de una rencilla. Y sus amigos acusaron a Gagarin de inspirador del homicidio e hicieron que lo arrestaran.

Muchos han vuelto a su modo de vida anterior. (...) Porque la detenciòn de Gagarin se difundiò por los noticieros y ahora nos echan de los edificios (...) O si nos descubren mirando nos quitan los telescopios y nos obligan a bajr y a dispersarnos.

Heider Rojas

Algeciras, Huila, 1963.

Supresiòn de las cartas

Ediciones indice, Santa Fe de Bogotà, 1999.

Caìn

Siento inclinaciòn hacia la herejìa de Caìn (...) . Dejo que mi hermano se vaya al diablo a su manera.

Robert Louis Stevenson.

El Mundo

Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.

Augusto Monterroso

 

Ciencia ficción.

Para sentar antecedentes históricos, diremos que la CF partió de una perspectiva precientífica o protocientífica, asentada en una sátira desmitificadora y en una crítica social ingenua para irse acercando a las ciencias humanas y naturales, que cada vez eran más sutiles. En el siglo XIX las ciencias naturales alcanzaron y sobrepasaron a la imaginación literaria; cabe afirmar que las ciencias dedicadas a las relaciones humanas la alcanzaron en sus logros teóricos más considerables, pero no en la práctica social alienada. En el siglo XX la CF pasó al campo del pensamiento antropológico y cosmológico, volviéndose un diagnóstico, una advertencia, un llamado a la comprensión y a la acción- siendo éste el más importante- un mapa de opciones posibles.

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La Cf. moderna de importancia, dueña de fuentes de gozo más profundas y duraderas, presupone a la vez cogniciones más complejas y amplias: examina ante todo el uso y efecto político, psicológico y antropológico del conocimiento, de la filosofía de la ciencia, y el surgimiento de fracasos a causa de ello.

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Por tanto, no es sòlo la curiosidad humana y humanizadora bàsica lo que da nacimiento a la ciencia ficcion. Màs allà de una indagaciòn por nadie dirigida, causa de un juego semàntico sin referente claro, el gènero ha estado unido siempre a la esperanza de encontrar, en lo desconocido, el ambiente, la tribu, el estado, la inteligencia ideal o cualquier otro aspecto del Bien Supremo (o al miedo y el rechazo de su elemento opuesto). De todas maneras, se da por hecho la posibilidad de otros sistemas coordenados y campos semànticos extraños y covariantes.

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Los extraños -habitantes de una utopìa,monstruos o, sencillamente, seres distintos- son un espejo del hombre(...)

Pero ese espejo no solo refleja, sino que transforma y constituye una matriz virgen y una dìnamo alquìmica: el espejo es un crisol.

 

Darko Suvin.

Metamorfosis de la ciencia ficción. Sobre la poesía y la historia de un género literario.

Fondo de Cultura Económica, México, 1984.

El cuento folclórico y la fantasía.

El  mundo del cuento folclórico (Märchen, y posteriormente cuento de hadas) está orientado positivamente hacia el protagonista; se define el cuento folclórico mediante el triunfo del héroe: tomando en cuenta las demoras narrativas necesarias, ese héroe tiene a su disposición armas y auxiliares mágicos. Por el contrario, el mundo de la fantasía está orientado negativamente respecto al protagonista; se define una fantasía mediante el desamparo terrible del héroe.

Darko Suvin.

Metamorfosis de la ciencia ficción. Sobre la poesía y la historia de un género literario.

Fondo de Cultura Económica, México, 1984.