Martín Adán
Escrito a ciegas
La cosa real, si la pretendes,
no es aprehenderla sino imaginarla.
Lo real no se le coge: se le sigue,
y para eso son el sueño y la palabra.
¡Cuìdate de su atajo!
¡Cuìdate de su distancia!
¡Cuìdate de su despeñadero!
¡Cuìdate de su cabaña!
¿Quièn soy? Soy mi què,
inefable e innumerable
figura y alma de la ira.
No, eso fue al fin... y era al principio,
antes de donde el pricipio principia.
Soy un cuerpo de espìritu de furia
asentada y de aceda ironìa.
No, no soy el que busca
el poema, ni siquiera la vida...
Soy un animal acosado por su ser
que es una verdad y una mentira.
(...)
El Otro, el Pròjimo, es un fantasma
¿Existe el aire
donde te asfixias y recreas
respirando, tu cuerpo inane?
¡No, nada es sino la sorpresa
eterna de tu mismo reencontrarte
siempre tù los mismos entre los mismos muros
de las distancias y las calles!
Y de los cielos estos techos
que nunca me ultiman porque nunca caen!
Y no alcancè al furor de los divino,
ni a la simpatìa de lo humano.
Lo soy y no lo siento ni asì me siento.
Soy en el Dìa el Solitario
y el absoluto en la Zoologìa si pienso,
o como carnìvoro feroz si agarro.
¿Soy la Creatura o el Creador?
¿Soy la Materia o el Milagro?
¡Què mìa y què ajena tu pregunta!...
¡Quièn soy? ¿Lo sè yo acaso?
¡Pero no, el Otro no es!
¡Sòlo yo en mi terror o en mi orgasmo!
Martìn Adàn.
Colecciòn Visor de Poesìa, Visor Libros, Madrid, 1988.
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