Vladimir Holan
La nieve
La nieve empezò a caer a medianoche. Y no hay duda
de que como mejor està el hombre es sentado en la cocina,
aunque sea la del insomnio.
Ahì se està caliente, te preparas cualquier cosa, bebes vino
y contemplas por la ventana la eternidad familiar.
¿Por què ibas a atormentarte queriendo saber si nacimiento y muerte son sòlo dos puntos,
sabiendo que la vida no es una lìnea recta?...
¿Y por què ibas a confesarte que no tienes dinero
para comprarle unos zapatos a Saskia?
¿Y por què ibas a jactarte
de que sufres màs que los otros?
Aunque no hubiese silencio en la tierra,
este nevar ya lo habrìa creado en su sueño.
Estàs solo. Ni un gesto. Nada de ostentaciòn.
La resurrecciòn.
¿Que despuès de esta vida tengamos que despertarnos aquì un dìa al terrible estruendo de trompetas y clarines?
Perdòname, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrecciòn
lo anunciarà el simple canto de un gallo...
Entonces nos quedaemos todavìa un momento tendidos.
La primera en levantarse
serà mamà...La oiremos
encender sigilosamente el fuego,
poner sin ruido el agua sobre la estufa
y coger suavemente del armario el molinillo de cafè.
Estaremos de nuevo en casa.
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