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Henry Miller

Henry Miller

Solo
Solo por fin. ¡Que maravilloso! Pero no es lo que yo esperaba. ¡Si estuviera a solas con Dios!

Vida
¿Què sentido tenìa un màs allà, deseaba saber, si uno pierde su personalidad al morir? Estaba convencido de que una sola vida era un perìodo demasiado breve para resolver los propios problemas.

Edad moderna
La edad moderna -un nombre inapropiado, dicho de paso- no fue màs que un perìodo de trancisiòn, una tregua, en la que el hombre podìa adaptarse a la muerte del alma. Ya estamos viviendo una especie de vida lunar grotesca. Las creencias, las esperanzas, los principios, las convicciones que sostenìan nuestra civilizaciòn han desaparecido. Y no resucitaràn. Tenlo como seguro por el momento. No, en adelante y durante largo tiempo vamos a vivir mentalmente. Eso significa destrucciòn, ...autodestrucciòn. Si me preguntas por què sòlo  puedo decir: porque el hombre no està hecho para vivir sòlo de la mente. El hombre ha nacido para vivir con todo su ser. Pero la naturaleza de este ser està perdida, olvidada, enterrada. El pròposito de la vida en la tierra es descubrir el verdadero ser de uno ¡y vivir de acuerdo con èl! Pero no vamos a hablar de eso. Corresponde a un futuro lejano. El problema es entre tanto. Y a eso es a lo que quiero referirme. Permìteme que lo exponga de la manera màs breve posible...Todo lo que hemos ahogado, tù, yo, todos nosotros, desde el comienzo de la civilizaciòn, ha sobrevivido. Hemos llegado a reconocer lo que somos.¿Y què somos sino el producto final de un àrbol que ya no es capaz de dar frutos? En consecuencia, hemos tenido que introducirnos bajo tierra, como la semilla, para que pueda brotar algo nuevo, algo diferente. No es tiempo lo que se necesita, sino una nueva manera de mirar las cosas. Un nuevo deseo de vida, en otras palabras. Tal como estàn las cosas no tenemos màs que una apriencia de vida. Estamos vivos sòlo en sueños. Es nuestra mente la que se niega a que la maten. La mente es dura y mucho màs misteriosa que los sueños màs extravagantes de los teòlogos. Es posible que no exista màs que la mente...no la pequeña mente que conocemos, por supuesto, sino la gran Mente en la que nadamos, la Mente que impregna el universo entero.

Religiòn y muerte
Todas las religiones nos dan una pìldora envuelta en azùcar para que la traguemos. Quieren que traguemos lo que no podemos ni queremos   tragar: la muerte. El hombre nunca aceptarà la idea de la muerte, nunca se reconciliarà con ella...

Fe en la vida
No hay razòn para morir, ninguna absolutamente. Morimos porque carecemos de fe en la vida, porque nos negamos a entregarnos por completo a la vida... Y eso me trae al presente, a la vida tal como la conocemos actualmente. ¿No es evidente que todo nuestro sistema de vida es una dedicaciòn a la muerte? En nuestros esfuerzos desesperados para preservarnos, para preservar lo que hemos creado, causamos nuestra propia muerte. No nos entregamos a la vida, luchamos para evitar la muerte. Lo que no significa que hayamos perdido la fe en Dios, sino que hemos perdido la fe en la vida misma. Vivir peligrosamente, como dijo Nietzsche, es vivir desnudo y sin avergonzarse. Significa poner la confianza de uno en la fuerza vital y dejar de luchar con  un fantasma llamado muerte, un fantasma llamado enfermedad, un fantasma llamado pecado, un fantasma llamado temor, etcètera: El mismo fantasma! Ese es el mundo que hemos creado para nosotros. Piensa en los militares, que hablan perpetuamente del enemigo. Piensa en el clero, que habla perpetuamente del pecado y la condenaciòn. Piensa en el gremio d elos leguleyos, que hablan perpetuamente de  multas y encarcelamientos,. Piensa en la profesiòn mèdica, que habla perpetuamente de enfermedad y muerte. Y en nuestros educadores, los màs tontos de todos, con su charla de papagayos y su incapacidad innata para aceptar cualquier idea que no tenga cientos o mil años de antigüedad. En lo que respecta a los que gobiernan el mundo, en ellos tienes los seres màs deshonestos, màs hipòcritas, màs engañados y de menos imaginaciòn que es posible imaginar. Tù pretendes que te interesa el destino del hombre. El  milagro consiste en que el hombre haya mantenido inclusive la ilusiòn de la libertad. No, el camino està cerrado, hacia cualquier parte que te vuelvas. Todas las paredes, todas las barreras, todos los obstàculos que nos encierran son obra nuestra. No tenemos por què traer por los cabellos a Dios, el Diablo o la Causalidad. El Señor de la Creaciòn dormita mientras nosotros hacemos el embrollo. Permite que nos despojemos de todo menos de la mente. Es en la mente donde se ha refugiado la fuerza vital. Todo ha sido analizado hasta anularlo. Quizàs ahora el vacìo de la misma adquirirà un significado y proporcionarà la clave.

Bufòn
Cuando una situciòn se pone tan mala que no parece posible soluciòn alguna sòlo quedan el asesinato o el suicidio. O ambos. Si fallan, uno se convierte en un bufòn.

Amor
Se siente la gran tentaciòn de decir que el amor nunca ha hecho cobarde a nadie. Quizàs el verdadero amor, no. ¿Pero, quièn de nosotros ha conocido el verdader amor? ¿Quièn es tan amante,confiado y creyente que no venderìa su alma al diablo antes que ver al amado torturado, muerto o deshonrado? ¿Quièn se siente tan seguro y poderoso que no descenderìa de su trono para reclamar su amor? Es  cierto que ha habido grandes figuras que han aceptado su suerte, que se han mantenido aparte en el silencio y la soledad y han sufrido resignadamente. ¿Hay que admirarlos o compadecerlos? Ni siquiera el màs grande de los abandonados por su amante fue nunca capaz de ir por ahì gritando alborozado: "¡Todo està bien en el mundo!"
"En el amor puro (el que sin duda no existe màs que en nuestra imaginaciòn) -dice alguien a quièn admiro- el que no se da cuenta de que da ni de lo que da, ni de a quièn da, y todavìa menos de si lo aprecia el que lo recibe"
Con todo mi corazòn digo: "¡De acuerdo!" Pero nunca he conocido a un ser capaz de expresar semejante amor. Acaso sòlo los que ya no  necesitan del amor pueden aspirar a desempeñar ese papel.
Liberarse del cautiverio del amor, quemarse como una vela, derretirse en amor, fundirse con el amor,¡què felicidad! ¿Eso es posible para criaturas como nosotros, que somos dèbiles, orgullosos, vanos, posesivos, envidiosos, celosos, inflexibles, implacables? Es evidente que no. Para nosotros es la carrera de ratas...en el vacìo de la mente. Para nosotros la condena, la condena interminable. Creyendo que necesitamos amar, dejamos de amar, dejamos de
ser amados.
Pero inclusive nosotros,, por muy despreciablemente dèbiles que seamos, experimentamos ocasionalmente algo de este amor verdadero y desinteresado ¿Quièn de nosotros no se ha dicho a sì mismo en su ciega adoraciòn de alguien que està  fuera de su alcance :"No importa que nunca sea mìa. Lo ùnico que importa es que exista y que yo pueda honrarla y adorarla eternamente"? Aunque ese modo exaltado de ver las cosas sea insostenible, el enamorado que razona asì pisa terreno firme. Ha conocido un momento de amor puro. Ningùn otro amor, por sereno y duradero que sea, puede compararse con èl.
Poe efìmero que pueda ser ese amor, ¿podremos decir que hemos perdido algo? La ùnica pèrdida posible -¡y què bien lo sabe el verdadero amante!- es la falta del afecto imperecedero que el otro inspiraba. ¡Què dìa gris, triste, funesto aquel en que el amante se da cuenta de pronto de que ya no està poseìdo, de que està curado, por decirlo asì, de su gran amor! Cuando se refiere a èl, aunque sea inconcientemente, como una "locura". El sentimiento de alivio que engendra ese despertar puede hacerle a uno creer con toda sinceridad que ha recuperado su libertad ¡Pero a què precio! ¡Què libertad tan pobre! ¿No es una calamidad volver a comtemplar el mundo con la mirada cotidiana, con el discernimiento de todos los dìas? ¿No es doloroso encontrarse rodeado por seres conocidos y vulgares? ¿No es espantoso pensar que uno tiene que seguir adelante, como dicen, pero con  piedras en las entrañas y guijarros en la boca. ¿Encontrar cenizas, nada màs que cenizas, donde antes habìa soles replandecientes, maravillas magnificencias, una maravilla tras otra, una magnifiscencia tras otra, y todo creado espontàneamente como por alguna fuente màgica?

Desamor
En la literatura de la desolaciòn completa hay siempre y solamente un sìmbolo (que puede ser expresado tanto matemàticamente como espiritualmente) alrededor del cual gira todo: el amor negativo Pues la vida puede ser vivida, y habitualmente se la vive, negativa màs bien que positivamente. Los hombre pueden esforzarse perpetua y desesperadamente una vez que han decidido excluir el amor. Ese "insondable dolor de vacìo en el que se puede verter toda la creaciòn sin que deje de ser vacìo", ese dolor de Dios, como se lo ha llamado, ¿què es sino una descripciòn del estado desamorado del alma?

Vivo y muertos
Si hay alguna diferencia suprema entre los vivos y los muertos consiste en que los muertos han dejado de asombrarse. Pero, como las vacas en el campo, los muertos cuentan con un tiempo interminable para rumiar. Hundidos hasta las rodillas en la abundancia, siguen rumiando inclusive cuando se pone la luna. Para los muertos hay universos y màs universos que explorar. Universos de nada màs que de materia. De materia desprovista de substancia. De materia a travès de la cual la màquina mental ara como si fuera nieve blanda.

Belleza
La tragedia para el hèroe del amor se produce cuando se da cuenta, con frecuencia de una manera brutal, de que la belleza, aunque es un atributo del alama puede estar ausente en todo, menos en el cuerpo y en las facciones de la amada.

Lo que uno escribe
Lo que uno escribe es lo que desea que suceda.

Belleza, sufrimiento y salvaciòn
Se dice que nos desarrollamos sòlo mediante la prueba y la tribulaciòn.¿Era eso, y nada màs lo que iba a encontrar escudriñando las pàginas biogràficas? ¿Eran los creadores seres atormentados que encuentran la salvaciòn sòlo luchando a brazo partido con los medios del arte? En el mundo del hombre la belleza està unida al sufrimiento y el sufrimiento a la salvaciòn. Nada de eso sucedìa en la Naturaleza.

La gran pregunta.
La gran pregunta era la eterna y al parcer incontestable:¿què puedo decir al mundo que sea tan desesperadamente importante? ¿Què puedo decir que no hayan dicho ya, y un millar de veces hombres infinitamente mejor dotados? ¿Era pura egolatrìa esa necesidad coercitiva de ser oìdo? ¿En què era yo ùnico? Pues si no era ùnico, serìa como añadir una cifra a una incalculable cantidadastronòmica.


Caminar
Preferìa caminar a quedarme allì pensando. Me proponìa caminar y caminar hasta que me cayera.
Eso no dio el resultado que esperaba. Descansado o fatigado, nunca se deja de pensar. Uno da vueltas y màs vueltas en el mismo terreno, siempre volviendo al punto muerto: el ahora inaceptable.

Escribir
Escribir es como la caca que se hace en sueños, una caca deliciosa, por supuesto, pero primero es la vida y luego la caca. La vida es cambio, movimiento, bùsqueda... un ir hacia adelante para conocer lo desconocido, lo inesperado. Sòlo muy pocos hombres pueden decir de sì mismos ."¡He vivido!" Por eso tenemos libros, para que los hombres puedan vivir substitutivamente...

Pàgina en blanco
...No se debe pensar ante una pàgina en blanco.

Caos, silencio, nada
¡El caos! Nada sabemos del caos. ¡El silencio! Sòlo los muertos lo conocen. ¡La nada! Soplad con toda la fuerza que queràis y algo quedarà siempre.

Ser nada absolutamente
-Sòlo nosotros, los seres humanso, parecemos tener una mala opiniòn de nosotros mismos. Tome un gusano como ejemplo: ¿supone ud que un gusano se desprecia a sì mismo?
-Es terrible sentirse culpable. ¿Y por què? ¿Què he hecho?
-Es por lo que no ha hecho.
(...)
Sabe usted què es màs importante que hacer algo?
(...)
Ser usted mismo.
-¿Pero si uno no es nada?
-Entonces, ser nada, pero serlo absolutamente.
-Eso parece un disparate.
-Lo es. Por eso es tan cierto.

Fracaso
-Yo nunca he dicho que he fracasado. Excepto para mì, quizàs. ¿Còmo puede haber uno fracasado si sigue esforzàndose, si sigue luchando? Quizà no logre mi propòsito, quizà termine tocando el trombòn. Pero si hago algo, si me dedico a algo, es porque creo en ello. No quiero ir a la deriva, prefiero hundirme luchando... ser un fracasado como tù dices. Aborrezco el hacer como todos los demàs, seguir la corriente, decir que sì cuando deseo decir que no.
(...)
-No quiero decir que hay que librar una lucha insensata, que hay que hacer una resistencia insensata. Uno debe hacer un esfuerzo para llegar a aguas claras y tranquilas. Debe luchar para dejar de luchar. Uno tiene que encontrarse a sì mismo, eso es lo que quiero decir.

Henry Miller.
La Crucifixiòn Rosada. Nexus.
Santiago Rueda-Editor, Buenos Aires, 1966.

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