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El precariado: la nueva clase social

El precariado: la nueva clase social
 
 Creado: Domingo, 31 Mayo 2015 21:08

 Escrito por Tatiana Castañeda

Tatiana Castañeda


Este libro trata sobre aquellos que sobreviven en todo 
el mundo de un rebusque cotidiano e inseguro. Ellos 
son el producto de varias décadas de políticas 
neoliberales que han precarizado el empleo y han 
acabado los beneficios de la estabilidad laboral.  


Tatiana Castañeda López*


El precariado, una nueva clase social

Guy Standing
Pasado y Presente.2013. 300 pág.

 


Vivir al borde


¿Qué haría usted si hoy perdiera su trabajo? Y si en 
el año siguiente no consiguiera uno nuevo, ¿qué 
propiedades perdería? ¿Cómo pagaría el arriendo o los 
créditos pendientes? ¿Cómo ayudaría a quienes dependen 
económicamente de usted? Este es el tipo de escenarios 
que analiza este libro, que describe la situación del 
“precariado”, una clase social que vive a diario tales 
realidades.  
El precariado, una nueva clase social analiza la 
transformación global que ha resultado de aplicar las 
políticas neoliberales desde los años 1980. Este 
modelo pretende acelerar el crecimiento económico 
sobre la base de aumentar la competitividad, para lo 
cual sería preciso “flexibilizar” el mercado laboral y 
“transferir los riesgos y las inseguridades a los 
trabajadores y a sus familias”.  

 


Las nuevas clases


Las políticas neoliberales, según Standing, han 
incidido seriamente sobre la vida diaria de millones 
de personas y sobre la estratificación social en todos 
los países. Su impacto ha sido tal que podemos hablar 
de una nueva estructura de clases sociales en el siglo 
XXI.  Ya no cabe hablar sencillamente de ricos y 
pobres. Las nuevas clases son:
La plutocracia. Son billonarios, excesivamente ricos, 
que ocupan la pirámide de la riqueza mundial; ganan 
gran parte de lo que hoy por hoy producen los mercados 
financieros, aparecen en revistas como Forbes y tienen 
injerencia en los gobiernos.Luego se encuentran los altos ejecutivos, con sueldos 
estables y contratos de tiempo completo. Tienen 
conexiones en las élites y aspiran a ser   
plutócratas, influyen sobre los gobiernos y sobre 
quienes toman decisiones públicas.Después vienen los profitécnicos (profesionales y 
técnicos) que pueden ganar mucho dinero mediante 
contratos de consultoría y no permanecen en una 
empresa de tiempo completo.Llegamos así a los trabajadores asalariados que tienen 
oficios más o menos estables, pagan seguridad social, 
intentan tener pensiones y mueven la economía. Esta 
clase es el residuo  del viejo “proletariado”, que a 
juicio del autor se está reduciendoPor debajo de los grupos anteriores encontramos el 
precariado -neologismo que une “el adjetivo precario y 
el sustantivo proletariado”-: el gran grupo de 
desempleados, que sigue en aumento. Aunque Standing 
aclara que esta sería una “clase en formación”, es 
evidente que las clases tradicionales que por ejemplo 
describieron Marx y Engels se han desdibujado y que 
están surgiendo nuevas formas de estratificación 
social.

¿Quiénes son?
El precariado está compuesto por personas de todo 
tipo: jóvenes, adultos y madres cabeza de familia. Es 
un grupo bastante heterogéneo pero al mismo tiempo sus 
miembros tienen elementos en común:
Son personas constantemente expuestas a la 
inestabilidad laboral y a todas las consecuencias de 
no tener tranquilidad económica: entrar y salir 
fugazmente de trabajos, adquirir deudas para pagar más 
deudas, y obtener ingresos únicamente durante cuatro u 
ocho meses al año.Pero su rasgo decisivo es carecer de identidad 
ocupacional: trabajan en lo que aparezca o en lo que 
puedan. Deben realizar trabajos mal remunerados y sin 
perspectiva de una carrera ocupacional. El precariado 
ha tenido acceso a la educación pero sus labores están 
muy por debajo de su formación.

Su sostenimiento depende exclusivamente de ese tipo de 
trabajos y no tienen seguridad social. Sus deudas 
siempre están en el límite. Si perdieran el trabajo o 
los contratos efímeros perderían todo, como ha 
sucedido en algunos países en Europa: pierden la casa, 
pierden sus enseres y deben dejarlo todo. “Un pequeño 
error, un pequeño problema y estarán sin techo” afirma 
el autor.Han perdido sus derechos por no estar dentro del 
sistema laboral. Tienen que pelear con los burócratas 
para lograr conseguir condiciones básicas de 
sobrevivencia. Esto produce desesperanza y alienación 
- entendida como el sentimiento de no controlar el 
producto de su trabajo y de estar fabricando algo 
extraño que no le pertenece-.  El precariado no trabaja para su realización personal 
ni para satisfacer sus propiosm objetivos. Trabaja 
para otro, para los objetivos de otro. Trabaja en 
labores que no desea hacer, solo para poder 
sobrevivir. Esto resulta en sentimientos de 
descontento, ansiedad y rabia contra el sistema.

 


Efecto de la globalización


Del precariado forman parte inmigrantes, refugiados, 
limpiadores o cuidadores. Se le denomina clase 
peligrosa porque no está de acuerdo con las ideologías 
políticas que venían del siglo pasado (el siglo XX).  
Se dice que el precariado es la base de movimientos 
sociales como “los indignados”, y que estas personas 
están dispuestos a protestar en la plaza pública. Pero 
 no todos pertenecen a una tendencia o grupo político: 
están hartos de todo y pueden afiliarse a la extrema 
derecha o a la izquierda, al anarquismo o a lo que 
aparezca, pues van sencillamente a la deriva y con 
demasiados problemas a cuestas.

El precariado ha logrado reunirse y ejercer presión 
sobre la opinión pública. Es una clase  peligrosa para 
los partidos políticos tradicionales, puesto que estos 
no pueden lograr adeptos en ausencia de un Estado que 
proteja sus intereses. Por el contrario, el precariado 
se está interesando en nuevas fuerzas políticas. En 
España, por ejemplo, se han expresado en movimiento 
como Podemos (o como Ciudadanos), que son voces 
importantes en la actual crisis económica.
Estas manifestaciones de protesta del precariado 
representarán, a juicio del autor, un costo para la 
plutocracia o las élites. El precariado se ha unido no 
solo para protestar, sino para transformar, así se 
demore muchos años en hacerlo.
La protesta tendrá un costo y algún impacto negativo 
sobre los mercados. Las desigualdades sociales de las 
que habla el libro son insostenibles: riquezas 
incontables y una pobreza que deja a muchos sin techo 
y sin comida. Y no es que el precariado haya vivido 
siempre así: el sistema los puso en ese lugar.

El libro nos invita a pensar que también en Colombia  
los contratos a plazo indefinido están desapareciendo, 
que las posibilidades de movilidad laboral están 
disminuyendo, y que la reducción de las desigualdades 
por vía de la nivelación salarial será historia de 
nuestros antepasados.
El precariado destruye el mito de la movilidad social 
a través de la educación y nos desilusiona acerca del 
futuro.
El precariado seguirá existiendo mientras exista un 
estudiante que necesite pagar sus estudios, un 
inmigrante que no tenga legalizada su situación, un 
padre que no pueda asegurar la comida de sus hijos 
para el día siguiente, una madre cabeza de familia que 
deba vender cigarrillos en cualquier calle.
 
* Profesora de la Facultad de Filosofía de la 
Universidad de San Buenaventura, estudiante del 
Doctorado en Educación, UNED, España.

Los 10 pensadores más influyentes de la actualidad

Estos son los 10 pensadores más influyentes de la actualidad


FILÓSOFOS, ECONOMISTAS, ACTIVISTAS Y PSICÓLOGOS ENTRE LAS MENTES MÁS INFLUYENTES DE LA ACTUALIDAD SEGÚN LA REVISTA BRITÁNICA PROSPECT


POR: PIJAMASURF - 31/03/2015 A LAS 10:03:54






El ejercicio fue simple. Como cada año, la prestigiada revista británica de política y negocios Prospect propuso una lista con los 50 pensadores más influyentes del orbe. A partir de esta preselección, más de 3 mil lectores votaron para definir el orden de influencia de cada uno de los incluidos. 
En el grupo figuran desde filósofos y activistas hasta un Ministro y un comediante –aunque llama la atención que dentro de los primeros cinco aparecen dos economistas. Por cierto, dos de los elegidos dentro del top 10 ya fueron reconocidos con un premio Nobel.


A continuación presentamos el listado final:


10. Atul Gawande
Cirujano practicante en el Brigham and Women’s Hospital de Boston, articulista en el New Yorker y autor de un par de libros, Gawande ha puesto sobre la mesa de debate importantes tópicos en torno a la ética de la medicina. 


9. John Gray
Filósofo británico especializado en política, que hace hincapié en la historia de las ideas y la filosofía analítica. Es autor de una veintena de libros y escribe regularmente en The Times y el diario The Guardian.


8. Daniel Kahneman
Considerado por muchos como el más influyente psicólogo del planeta, Kahneman obtuvo en 2002 el premio Nobel de economía por “integrar aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica”. 


7. Jürgen Habermas
Indudablemente uno de los más influyentes filósofos de las últimas décadas. Su más reciente trabajo es una serie de ensayos: The Lure of Technocracy, en donde promueve la necesidad de una democratización profunda de las instituciones europeas.


6. Arundhati Roy
Escritora y activista india, es una de las voces con más peso en temas como la discriminación contra las mujeres en la India y la corrupción corporativa en este mismo país, así como el conflicto en Cachemira.


5. Paul Krugman
En 2008 obtuvo el Nobel de economía y hasta la fecha sigue teniendo notable injerencia en el debate económico a nivel mundial, en buena medida a través de su columna para el New York Times. 


4. Russell Brand
Este actor y comediante se ha convertido en una figura estelar dentro de la izquierda británica y en un icono de la revolución pop que promueve la conciencia evolutiva. 


3. Naomi Klein
Esta aguerrida escritora lleva más de 1 década construyendo tenaces críticas contra el consumismo y la globalización.


2. Yanis Varoufakis
Economista y actual Ministro de Finanzas de su natal Grecia, buena parte del futuro de su país, al menos en lo que respecta a la Unión Europea, está en sus manos. 


1. Thomas Piketty 
Considerado por algunos como una figura tan influyente en el plano económico como lo es Marx, su libro El capital en el siglo XXI (2014) no sólo se convirtió rápidamente en un best seller sino que ha marcado el actual debate económico, convirtiéndose en la obra más relevante de las últimas décadas. 

 

 

http://pijamasurf.com/2015/03/estos-son-los-10-pensadores-mas-influyentes-de-la-actualidad/

 

 

John Gray-Liberalismo:

Pese a sus antecedentes en la Antigüedad, el Liberalismo es, históricamente, la teoría política de la modernidad: el proyecto de dotar de marco teórico a las instituciones políticas para el gobierno de una sociedad individualista. Tal es el enfoque de John Gray en este examen de la naturaleza, orígenes y perspectivas del liberalismo en el mundo moderno. Tras describir la teoría clásica, tal y como la expusieron de John Locke a John Stuart Mill, el autor muestra las dos formas -la clásica y la revisionista- que ha tomado el liberalismo en el pensamiento contemporáneo y su respectiva influencia en la obra de Hayek, Nozick y Rawls. En la segunda parte del libro aborda las principales cuestiones filosóficas que conciernen al liberalismo de hoy: la relación de la libertad individual con la propiedad privada y la economía de mercado, la concepción liberal del Estado y la solidez de las críticas conservadora y socialista al liberalismo.

http://www24.zippyshare.com/v/14023848/file.html


Daniel Kahneman-Pensar rápido, pensar despacio

Daniel Kahneman, uno de los pensadores más importantes del mundo, recibió el premio Nobel de Economía por su trabajo pionero en psicología sobre el modelo racional de la toma de decisiones. Sus ideas han tenido un profundo impacto en campos tan diversos como la economía, la medicina o la política, pero hasta ahora no había reunido la obra de su vida en un libro. 

En `Pensar rápido, pensar despacio`, un éxito internacional, Kahneman nos ofrece una revolucionaria perspectiva del cerebro y explica los dos sistemas que modelan cómo pensamos. El sistema 1 es rápido, intuitivo y emocional, mientras que el sistema 2 es más lento, deliberativo y lógico. Kahneman expone la extraordinaria capacidad (y también los errores y los sesgos) del pensamiento rápido, y revela la duradera influencia de las impresiones intuitivas sobre nuestro pensamiento y nuestra conducta. El impacto de la aversión a la pérdida y el exceso de confianza en las estrategias empresariales, la dificultad de predecir lo que nos hará felices en el futuro, el reto de enmarcar adecuadamente los riesgos en el trabajo y en el hogar, el profundo efecto de los sesgos cognitivos sobre todo lo que hacemos, desde jugar en la Bolsa hasta planificar las vacaciones, todo esto solo puede ser comprendido si entendemos el funcionamiento conjunto de los dos sistemas a la hora de formular nuestros juicios y decisiones. 

Al implicar al lector en una animada reflexión sobre cómo pensamos, Kahneman consigue revelar cuándo podemos confiar en nuestras intuiciones y cuándo no, y de qué modo podemos aprovechar los beneficios del pensamiento lento. Además, ofrece enseñanzas prácticas e iluminadoras sobre cómo se adoptan decisiones en la vida profesional o personal, y sobre cómo podemos usar distintas técnicas para protegernos de los fallos mentales que nos crean problemas. Pensar rápido, pensar despacio cambiará para siempre nuestra manera de pensar sobre cómo pensamos. 

http://www.solidfiles.com/d/7114ebb2d1/91166.zip

 

Paul Krugman-Acabad ya con esta crisis!

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, ha escrito un libro realmente extraordinario en que las causas de la actual crisis económica, los motivos que conducen a que sigamos sufriendo hoy sus consecuencias y la forma de salir de ella, recuperando los puestos de trabajo y los derechos sociales amenazados por los recortes, se explican con una claridad y sencillez que cualquiera puede, y debería, entender. 
“Naciones ricas en recursos, talento y conocimientos –los ingredientes necesarios para alcanzar la prosperidad y un nivel de vida decente para todos- se encuentran en un estado de intenso sufrimiento”. ¿Cómo llegamos a esta situación? Y, sobre todo ¿cómo podemos salir de ella? Krugman plantea estas cuestiones con su habitual lucidez y nos ofrece la evidencia de que una pronta recuperación es posible, si nuestros dirigentes tienen “la claridad intelectual y la voluntad política” de acabar ya con esta crisis.

http://www.solidfiles.com/d/b8dc30d45a/98247.zip

 

Thomas Piketty-Capital en el siglo 21

El nuevo libro de Thomas Piketty, Capital en el siglo 21 hace un trabajo notable para centrar la atención sobre el crecimiento de la desigualdad en las últimas tres décadas y advertir sobre el potencial riesgo de que aumentará aún más en los próximos años sino se hace algo para frenar esta situación que amenaza con hacer retroceder al mundo al siglo 19. Piketty aborda un punto básico muy simple y es que cuando la tasa de retorno sobre el patrimonio (r) es mayor que la tasa de crecimiento (g), se acelera la concentración de la riqueza. Esto es lo que ha ocurrido en los últimos 30 años con la implantación a gran escala de los postulados del libre mercado y la desregulación financiera. Las fallas intrínsecas en los modelos de competencia perfecta que ocultan asimetrías y mercados imperfectos, ha creado un primer mundo en la periferia del tercer mundo y un tercer mundo en el corazón del primer mundo. 

La investigación realizada a lo largo de 15 años por Piketty y su equipo, da cuenta que la desigualdad se está disparando en todos los países desarrollados, y que el 1 por ciento de la población es cada día más rico, y que el 0,1 por ciento es aún más rico, y que el 0,01 por ciento es aún más rico todavía. Esto demuestra que los beneficios reales del capitalismo quedan en muy pocas manos, y que si no se realizan intervenciones extraordinarias, la tendencia continuará en ascenso haciendo que el siglo 21 se parezca al siglo 19, donde las élites económicas vivían de la riqueza heredada en lugar de trabajar por ello. Para Piketty, la mejor solución sería un esfuerzo coordinado a nivel mundial para aplicar impuestos a la riqueza y dar un giro a esta tendencia socialmente destructiva.

http://www.solidfiles.com/d/86fa0681b7/41051.zip

 

Todos los enlaces y las reseñas tomados de la eBiblioteca.

Los demás no los coloco, no porque no sean importantes, sino porque son autores más conocidos y sus libros más fáciles de conseguir.

Crisis institucional en Colombia

OPINIÓN | 2015/03/20 16:00


Fango

por JORGE COTE

 


A pesar de los esfuerzos de algunos colombianos por resolver la crisis institucional que sufre desde los años ochenta, el país no ha podido salir de esta.

 

En 1989 la legendaria banda de punk colombiana La Pestilencia lanzó su primer disco La Muerte...Un compromiso de todos, considerado un clásico del rock nacional. En su repertorio aparecía una corta canción llamada Fango que, en tan solo dos estrofas de cuatro versos cada una, resumía la crisis por la que atravesaba el país a finales de la década de los ochenta del siglo pasado. Un poco más de minuto y medio le bastó al grupo para hablar de corrupción, desplazamiento forzado, masacres y asesinato de líderes políticos. De esta manera Fango se convertía en una fotografía pesimista de la realidad nacional.
Este pesimismo no era infundado, en efecto los años ochenta fueron muy trágicos para los colombianos. El país vivía una crisis institucional de grandes proporciones causada por la violencia narcoparamilitar, guerrillera y estatal, y por el aumento desbordado de la corrupción y el clientelismo. Eran épocas en donde los narcotraficantes habían comprado a jueces, políticos, periodistas, policías y militares para garantizar que sus crímenes quedaran en la impunidad, y las pocas personas que se atrevían a enfrentarlos eran asesinadas por sicarios o por medio de bombas.
También fue el momento en que la persecución a la oposición política aumentó. Paramilitares y narcotraficantes, con el auspicio de algunos sectores del Estado, eliminaron a la mayoría de  miembros de la UP y asesinaron a importantes líderes como Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo. La violencia en contra de todo lo que pareciera de izquierda, estuvo acompañada del aumento de las masacres y del desplazamiento. Todavía se recuerdan con escozor las masacres en las haciendas Honduras y La Negra, y de las veredas Mejor Esquina y San Jorge, ocurridas entre marzo y abril de 1988 y que causaron la muerte de 79 trabajadores agrarios.
Era tal el desbarajuste institucional que en 1989 el presidente Virgilio Barco intentó promover una reforma constitucional sin mayor éxito. Un año después, un grupo de jóvenes formó el movimiento Séptima Papeleta (que el 11 de marzo cumplió 25 años) para exigir la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Luego de varios vericuetos electorales y legales, por fin el sueño de estos jóvenes se cumplió: el 9 de diciembre de 1990 se hicieron las elecciones para escoger a los constituyentes y siete meses después la Constitución del 91 fue promulgada.
Estos jóvenes congregados en el movimiento de la Séptima Papeleta tenían la esperanza de que la nueva carta magna solucionara la crisis institucional. Sin embargo, en los siguientes 25 años el país ha vivido bochornosos hechos de corrupción que hacen pensar que la esta crisis continúa vivita y coleando. Tan solo tres años después de promulgada la Constitución, estalló el escándalo por la financiación de la campaña presidencial de Ernesto Samper, uno de los más graves que ha sufrido el país y que casi causa un golpe de Estado.
Años después el presidente Álvaro Uribe, con la excusa de erradicar a la guerrilla, reformó de una manera no muy recta la Constitución para poderse reelegir, causando otra vez otra vez un desbarajuste institucional, pues el equilibrio de poderes entre las ramas del Estado diseñado en la carta magna se fueron al traste. A las maromas constitucionales del ahora senador Uribe, se sumaron los escándalos de Agro Ingreso Seguro, la parapolítica, las chuzadas del DAS y los falsos positivos que han dejado muy mal herida la institucionalidad colombiano.
De esta crisis tampoco se han salvado las altas cortes, instituciones que desde antes de la Constitución gozaban de una buena reputación, en los últimos ocho años han pasado a protagonizar graves casos de corrupción como el carrusel de pensiones, la negociación de fallos y el clientelismo judicial. Solo la Corte Constitucional había logrado mantenerse al margen de esta oleada de episodios bochornosos. Sin embargo, en marzo de este año –el mismo mes en que se celebran los 25 años de la Séptima Papeleta– se conoció de las presuntas actuaciones indebidas de del magistrado Jorge Pretelt en la Corte Constitucional, escándalo que amenaza con tocar al fiscal Luis Eduardo Montealegre y al ministro de Justicia Juan Fernando Cristo.
Aunque muchos analistas y políticos han celebrado los logros de la Constitución del 91, esta no fue el remedio que los jóvenes de la Séptima Papeleta creían iba a curar la crisis institucional. Durante estos 25 años el Estado se ha mantenido al borde del precipicio y pareciera que en los próximos años el panorama no fuera a mejorar. Por eso resulta desesperanzador que, a pesar de los esfuerzos que algunos colombianos han hecho para mejorar al Estado como el del movimiento de Séptima Papeleta, una canción escrita hace 26 años retrate lo que está sucediendo en la actualidad en el país.
Y no es que la Constitución del 91 haya sido inútil, de hecho desde la década de los sesenta del siglo XX –época en la que Carlos Lleras llevó a cabo una reforma constitucional– el país pedía a gritos una nueva carta magna. Pero a pesar de sus logros, la Constitución no pudo solucionar la crisis del Estado, principal problema por el que atravesábamos hace 25 años, y el país continúa sin salir del fango institucional en el que se encuentra.

http://www.semana.com/opinion/articulo/jorge-cote-fango/421659-3

Liberación de la Madre Tierra en el Cauca.

MÁS DE 100 INDÍGENAS HERIDOS DEJAN DOS SEMANAS DE LIBERACIÓN DE LA MADRE TIERRA EN EL CAUCA


Más de 100 indígenas heridos dejan dos semanas de Liberación de la Madre Tierra en el Cauca

Durante las últimas dos semanas la represión por parte de las FFMM y de policía se han recrudecido contra las comunidades indígenas del norte del Cauca, tanto en el municipio de Corinto como en Santander de Quilichao, dónde se concentran cerca de 12000 indígenas nasa. Según Hector Dicué, vocero de la ACIN, ya son más de 100 comuneros heridos, dos de ellos de gravedad.

A pesar de que el pasado viernes 27 de Febrero y tras un saldo de 40 heridos, se llegó a un acuerdo de no agresión, el mismo fin de semana se presentaron varias agresiones por parte del ESMAD y la represión no ha terminado. Ante esta difícil situación el gobierno nacional no se ha pronunciado y tampoco ha respondido satisfactoriamente a la exigencia de las comunidades que piden presencia en el sitio de la protesta.
Este 5 de Marzo, las comunidades indígenas del Valle del Cauca afirmaron que se suman a la protesta tras el recrudecimiento de la represión. La ORIVAC afirma que el proceso de liberación de la madre tierra que se adelanta en el Cauca es una justa lucha, no solamente porque es la reparación prometida tras la masacre del Nilo, sino porque es un derecho ancestral.
Desde el pasado 23 de Febrero, comunidades indígenas del Norte del Cauca realizan lo que han llamado "proceso de liberación de la madre tierra" para hacer valer las promesas incumplidas del gobierno en cuanto a la entrega de tierras como parte de la reparación colectiva por la masacre del Nilo que contempla 30000 hectáreas.

Las tierras reclamadas por los indígenas en los municipios de Corinto, Miranda y Santander de Quilichao, asciende a 6500 hc que el gobierno tiene alquiladas a los ingenios del Cauca, sobre los cuales pesan los intereses del propio ministro de agricultura que no se ha pronunciado sobre la reclamación de los indígenas.

http://www.contagioradio.com/actualidad/mas-de-100-indigenas-heridos-dejan-dos-semanas-de-liberacion-de-la-madre-tierra-en-el-cauca/

Uribe y el juicio de la historia


El juicio de la historia 
Por: Héctor Riveros, Sáb, 2015-02-28 10:19

Dentro de 30 o 40 años cuando algún investigador en una universidad colombiana o extranjera quiera hacer un trabajo sobre los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe acudirá a los archivos oficiales y sentenciará –solo basado en documentos judiciales- que se privilegió el fin sobre los medios, que en el propósito de derrotar militarmente a la guerrilla se usaron métodos no solo ilegales sino antidemocráticos y que el conjunto del gobierno se impregnó de una especie de cultura de la ilegalidad que causó escándalos de corrupción y graves violaciones a los derechos humanos.
Ese investigador encontrará sentencias de la Corte Suprema de Justicia que condenan al Secretario General (hoy Ministro) de la Presidencia de la República, a dos directores del Departamento Administrativo de Seguridad, al menos a un Ministro, si es que para entonces no ha terminado el juicio contra Sabas Pretelt, por diversos delitos. Encontrará que el jefe de seguridad de la Casa de Nariño fue extraditado y condenado por relaciones con el narcotráfico en los Estados Unidos. 
Tendrá los llamamientos a juicio, si es que para entonces no se ha terminado el proceso, de personas que promovían con medios ilegales un referendo para buscar la permanencia de Uribe en el poder. Podrá documentar con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia sobre los medios usados por el Gobierno para conseguir la mayoría en el Congreso para modificar la Constitución con el fin de autorizar la reelección del Presidente.
La historia contará que en ese período -2002 a 2010- desde la Presidencia de la República, según dice la Corte Suprema- se ordenaba perseguir a los opositores políticos y usar medios ilegales para conseguir información sobre sus actividades y vida familiar.
El investigador encontrará un cúmulo de decisiones judiciales que condenan a centenares de militares que, durante ese período- 2002 a 2010- incurrieron en múltiples violaciones a los derechos humanos. endrá que contar que ¡¡más de 3.000!! jóvenes fueron víctimas de asesinato por parte de agentes estatales que los hacían pasar como guerrilleros sin serlo. Dirá que el gobierno se estrenó, en agosto del 2002, con una operación militar en una comuna de Medellín en la que fueron muertos o desaparecidos jóvenes sindicados de ser miembros de milicias urbanas por lo que la justicia e incluso la Procuraduría sancionó a los comandantes de la operación.Encontrará decenas de condenas judiciales a políticos cercanos al gobierno condenados por relaciones ilegales con paramilitares para beneficiarse electoralmente del poder armado ilegal de esos grupos.
Los historiadores se preguntarán por la actitud del jefe del Estado durante ese período. No habrá, o al menos hasta ahora no las ha habido, evidencias, ni condenas  judiciales en su contra. El investigador riguroso se quedará con lo que esté judicialmente probado y no podrá acusar a Uribe de cometer delitos o de ser jefe de una banda si la justicia no lo ha determinado así. Pero podrá –eso sí- evaluar políticamente la conducta del Presidente.
Buscará declaraciones, entrevistas, discursos para tratar de encontrar alguna manifestación de rechazo, alguna investigación promovida por él, algún correctivo, alguna expresión de perdón por las múltiples conductas ilegales que ocurrieron durante su gobierno. No encontrará.
Al contrario, habrá todo tipo de justificaciones a las mismas. Registrará que ha dicho, por ejemplo, que el fin de la seguridad nacional justificaba los medios puestos en práctica por la oficina de inteligencia en contra de opositores de su gobierno. Encontrará que a las denuncias de masivas ejecuciones extrajudiciales por parte de miembros de la fuerza no respondió con una condena a la conducta sino con la afirmación de que no había “falsos positivos” sino “falsas denuncias”.
El investigador podrá ilustrar su trabajo con las palabras en el homenaje que Uribe y su  grupo le brindó a un General condenado por graves violaciones a los derechos humanos. Podrá mencionar –como anécdota- la petición a los miembros de la coalición de gobierno de votar en favor de los proyectos oficiales antes de que los cogieran presos.
El trabajo podrá registrar las múltiples declaraciones del ex Presidente en las que justifica la existencia de grupos de paramilitares en la violencia guerrillera y el abandono estatal de amplias zonas del territorio nacional. “La gente tenía que defenderse” o algo similar es la respuesta.
Quizás podrá dedicarle un capítulo a la estrategia de deslegitimación de la justicia, a la acusación de persecución política por parte de todo el poder judicial en contra de los funcionarios de su gobierno.
Ese investigador de Oxford, de Harvard, de la Nacional o de los Andes no podrá decir nada distinto de lo que han dicho las sentencias judiciales: que durante ocho años el Gobierno aplicó a rajatabla la máxima de que “el fin justifica los medios”. Que había una especie de incentivos perversos que llevaban a que los funcionarios violaran la ley para quedar bien con el jefe, o para –como los militares de los “falsos positivos”- obtener beneficios personales.
Ese es el capítulo de la historia de Colombia del que será protagonista el uribismo, podrán matizarlo con el resultado de haber derrotado militarmente a la guerrilla o de haber coincidido con una época de crecimiento económico, aunque también de la desigualdad, pero no podrán evitar que eso sea lo que se enseñe a finales de este siglo en las facultades de historia, o incluso en los cursos que se dicten en los colegios.

 

 

http://lasillavacia.com/historia/el-juicio-de-la-historia-49667

Soberanía alimentaria

Soberanía alimentaria

La alimentación es un derecho

El derecho a producir estará garantizado en la medida en que las poblaciones, ya sea que vivan en el campo o en parcelas cercanas a la ciudad, puedan ejercitar el derecho de definir sus propias políticas de agricultura y alimentación. Deben contar con los mecanismos que permitan el acceso a los recursos e insumos para la aplicación de técnicas agroecológicas en el manejo del suelo y del ecosistema agrícola, además de recibir apoyo para la gestión de riesgos climáticos y biológicos, el autoconsumo y la comercialización de sus productos.
Comer es un acto agrícola (frase atribuida al poeta y agricultor Wendell Berry y reivindicada por el movimiento Slow Food . El alimento saludable y de calidad proviene de la tierra sana, aquella que es cultivada con técnicas respetuosas del ambiente, tal como lo han hecho desde siempre los pueblos originarios y las poblaciones campesinas a través de sus saberes tradicionales. Una alimentación sana y de calidad es aquella que respeta y promueve la biodiversidad agroalimentaria y cultural.
En Paraguay, la vida de las poblaciones campesinas e indígenas se encuentra ancestralmente ligada a la tierra y al cultivo de sus alimentos. Cultivar y producir la tierra es un derecho de las personas y de los pueblos, y es responsabilidad del Estado generar las condiciones para ello. Contar con la tierra es la primera condición.
La sabiduría campesina e indígena ha tutelado continuamente la protección de la diversidad natural de alimentos a través del cuidado de las semillas nativas y de las variedades localmente bien adaptadas. Las semillas nativas y las variedades locales, cultivadas, cosechadas y guardadas para volver a ser sembradas, son los bienes naturales que hacen posible la permanencia del flujo de los alimentos que van de la tierra a la mesa.


Soberanía alimentaria


Es el derecho de las personas, las comunidades y los pueblos a acceder, consumir y producir alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesible, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo (Niemeyer y Scholz, 2008).
La soberanía alimentaria es el derecho de cada sociedad y sus comunidades a definir sus políticas agropecuarias en materia de alimentación. Esto quiere decir proteger y reglamentar la producción agropecuaria nacional y el mercado local de modo a alcanzar metas de desarrollo sustentable. Esto supone también decidir en qué medida se puede ser autosuficientes, o impedir que los mercados sean inundados por productos excedentes de otros países.
La soberanía alimentaria como requisito para la seguridad alimentaria, es construida a partir de la soberanía que logra la gente al producir sus propios alimentos y no tener que importar o traer de otros países. Es decir, conseguir producir los alimentos que necesitamos todos y todas quienes habitamos este territorio.
La soberanía alimentaria no niega el comercio internacional, sino defiende la opción de formular aquellas políticas y prácticas comerciales que mejor sirvan a los derechos de la población, a disponer de métodos y productos alimentarios inocuos, nutritivos y ecológicamente sustentables (Declaración sobre la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, Vía Campesina y otros).


Seguridad alimentaria
La Seguridad Alimentaria se define, según la FAO, como el acceso físico y económico de todas las personas de una sociedad, a alimento suficiente, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana.
Para que exista seguridad alimentaria se requiere disponibilidad de los alimentos, acceso, utililzación biológica y estabilidad.
Disponibilidad de los alimentos
Contar con alimentos variados y de calidad en cantidad suficiente, obtenidos a partir de la producción predial, adquiridos o proveídos, de acuerdo a preferencias y costumbres culturales. Son determinantes para la disponibilidad de los alimentos:
La estructura productiva (agropecuaria, agroindustrial).El volumen y la estabilidad de la producción alimentaria (producción de subsistencia y producción para el mercado).Los sistemas de comercialización y distribución internas y externas.Las importaciones de alimentos (importaciones comerciales y en condiciones favorables).Los factores productivos (tierra, agua, créditos, tecnología, recursos humanos).Las políticas de producción y comercio.La situación sociopolítica.La disponibilidad de existencias alimentarias (existencias en las fincas, comerciales y estatales).

Acceso
Significa que todas las personas puedan acceder permanentemente a alimentos, libres de contaminación, nutritivos, íntegros y culturalmente aceptados y valorados. Son factores que determinan el acceso:
El poder adquisitivo o el nivel de ingreso real de las personas que dependen completa o parcialmente del mercado para conseguir los alimentos, que a su vez dependen de los niveles de salarios, el empleo, los precios.A nivel nacional, el acceso a los alimentos depende de la disponibilidad de divisas para financiar las importaciones de alimentos en caso de que, debido a un déficit de producción existente, fuesen necesarias para completar los suministros nacionales.Utilización biológica
Las personas deben estar en condiciones adecuadas de salud a través de la alimentación, agua potable, sanidad y atención médica, para lograr un estado de bienestar nutricional en el que se satisfagan todas las necesidades fisiológicas. También implica el acceso a información, infraestructura, equipos y elementos que permitan la manipulación correcta de los alimentos para mantener o mejorar sus condiciones nutritivas asegurando la inocuidad de los mismos.
Elementos que determinan el buen aprovechamiento de los alimentos por parte del cuerpo:
La higiene y el saneamiento

La calidad del agua, las prácticas de cuidado de la salud

La calidad e inocuidad de los alimentos

 

Estabilidad
Implica tener acceso a alimentos adecuados en todo momento, sin riesgos en su obtención debido a crisis repentinas (por ejemplo, una crisis económica o climática) ni de acontecimientos cíclicos (tales como la inseguridad alimentaria estacional).
Conforme a los principios de la Soberanía Alimentaria, cada nación tiene el derecho a mantener y desarrollar su propia capacidad para producir sus alimentos básicos, a definir su propia política agraria, alimentaria y de tierras, respetando la diversidad cultural y productiva. Por eso la soberanía alimentaria es una condición previa para obtener seguridad alimentaria genuina.

 

http://www.soberaniaalimentaria.org.py/web/saberes/la-alimentacion-es-un-derecho/

El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento

Entrevista al filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han


Entrevista realizada por Francesc Arroyo para el El País, 22/03/2014.


Byung-Chul Han, pensador coreano afincado en Berlín, es la nueva estrella de la filosofía alemana.La asfixiante competencia laboral, el exhibicionismo digital y la falaz demanda de transparencia política son los males contemporáneos que analiza en su obra.“El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento. Uno se ve libre y se explota a sí mismo hasta el colapso”.“Mientras Grecia y España están en ‘shock’ por la crisis, se endurecen la competencia descarnada y los despidos”.No es extraño que Alemania, el país que ha producido mentes como las de Kant, Hegel, Nietzsche o Marx, tenga devoción por la filosofía, lo inusual es que la nueva revelación del pensamiento alemán —tronco inevitable del pensamiento occidental moderno— sea un autor oriental que cuando era un treintañero cambió Corea del Sur por Europa. Hoy los libros de ese autor, Byung-Chul Han, son prestigiosos superventas en un país que todavía discute apasionadamente a sus filósofos vivos, sean Jürgen Habermas, Peter Sloterdijk o Richard David Precht. Han ya es uno de ellos.
Byung-Chul Han nació en 1959 en Seúl y allí estudió metalurgia, pero pronto llegó a la conclusión de que con aquello no iba a ninguna parte. La carrera ni siquiera le interesaba. Decidió instalarse en Alemania y estudiar literatura, aunque acabó interesado en la filosofía. En 1994 se doctoró por la Universidad de Múnich con una tesis sobre Martin Heidegger y poco después se estrenó como profesor universitario tras haber obtenido la habilitación en Basilea. Actualmente enseña Filosofía en la Universidad de las Artes de Berlín después de ejercer en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe al lado de Sloterdijk, que no ha evitado polemizar con el que muchos consideran su sucesor en el trono simbólico de la filosofía germana.
En los últimos meses se han publicado en España dos libros de Han —La sociedad del cansancio y La sociedad de la transparencia—, en abril aparecerá un tercero —La agonía de Eros (en la editorial Herder, como los anteriores)— y varios más serán traducidos pronto. En ellos analiza los males del presente: el hombre contemporáneo, sostiene el filósofo, ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito. Un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión. Es la consecuencia insana de rechazar la existencia del otro, de no asumir que el otro es la raíz de todas nuestras esperanzas. Más aún, solo el otro da pie al eros y es precisamente el eros el que genera el conocimiento.
La entrevista se celebra en el Café Liebling, situado en la berlinesa Raumerstrasse, en Prenzlauer Berg, un barrio que ha pasado en poco tiempo de bohemio a aposentado. Suena una música ambiental suave que los camareros no tienen problema en suavizar aún más para evitar interferencias en la grabación de la charla. Han es puntual a la cita. Se sienta y pide café. La primera pregunta es sobre la relación directa que él establece entre el eros y el pensamiento. Mira al entrevistador, se mira las manos, se mesa el cabello, calla. Al cabo de unos segundos empieza a hablar: “Creo que para responder a eso necesitaría antes pensar durante un par de semanas”. En apariencia deja el asunto de lado, aunque lo abordará al final de la entrevista. No tiene prisa. Se toma su tiempo. Para todo. “Cuando llegué a Alemania, ni siquiera conocía el nombre de Martin Heidegger”, cuenta. “Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día”.
Cualquier cosa menos volver a la metalurgia que había dejado en Corea. “Al final de mis estudios me sentí como un idiota. Yo, en realidad, quería estudiar algo literario, pero en Corea ni podía cambiar de estudios ni mi familia me lo hubiera permitido. No me quedaba más remedio que irme. Mentí a mis padres y me instalé en Alemania pese a que apenas podía expresarme en alemán”.
Inició un proceso de aprendizaje del idioma y de nuevas materias que le permitieran comprender los problemas que aquejan al hombre de hoy. Explicarlo es el objetivo de sus libros. A diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados, cuando el mal procedía del exterior, ahora el mal está dentro del propio hombre, subraya Han: “La depresión es una enfermedad narcisista. El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro y ese narcisismo lleva a la depresión, comporta la pérdida del sentido del eros. Dejamos de percibir la mirada del otro. En uno de los últimos textos que he escrito insisto en que el mundo digital es también un camino hacia la depresión: en el mundo virtual el otro desaparece”. ¿Hay posibilidades de vencer ese estado depresivo? “La forma de curar esa depresión es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia”, sostiene. “Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos”.
Para precisar lo que sugiere recurre a Jean Baudrillard: el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, “la violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer”. La interiorización del mal es consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No es fácil, dice. “La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia”.
Retomando la idea hegeliana de la dialéctica del amo y del esclavo, Byung-Chul Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “la mera vida, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia. A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. Pero el cansancio y la depresión no se pueden interpretar como alienación, en el sentido tradicional marxista. “Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neoliberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neoliberalismo, trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una autoexplotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”. El hombre se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso.
Como todo buen romántico, Han encuentra la solución en el amor. Hay que negar el presente represivo y aceptar la existencia del otro y, de su mano, la posibilidad del amor. Un buen ejemplo es la película Melancolía, de Lars von Trier. En ella aparece Justine, un personaje deprimido “porque es incapaz de amar. La depresión aparece como una imposibilidad de amor. Pero Justine alcanza a salir de la depresión gracias a la aparición de un planeta que va a destruir la Tierra. Es la amenaza de esa catástrofe la que le permite curarse de la depresión porque la hace capaz de percibir la existencia del otro. Primero, el otro es el planeta y luego los demás. Y al salir de la depresión se siente capaz de amar, de recuperar el sentimiento del eros”. Y es que “el eros es la condición previa del pensamiento. Sin el deseo hacia un ser amado que es el otro, no hay posibilidad de filosofía”.
Hay una relación directa entre eros y logos que pasa por descubrir al otro. Sin eso no hay posibilidad de verdad. El eros tiene una relación vital con el pensar. El logos sin eros sería pensamiento puro. Así termina La agonía de Eros, recuerda: “El pensamiento en sentido enfático comienza bajo el impulso de eros. Es necesario haber sido amigo, amante para poder pensar. Sin eros, el pensamiento pierde la vitalidad y se hace represivo”. Ahí está el ejemplo de Alcibíades, que accede al conocimiento gracias a la seducción que Sócrates ejerce sobre él. “Siempre se había pensado que el eros estaba excluido, pero es condición para el pensamiento”, insiste. “Es el amigo el que introduce una relación vital que hace posible el pensar”. Por el contrario, “la falta de relación con el otro es la principal causa de la depresión. Esto se ve agudizado hoy en día por los medios digitales, las redes sociales”. La soledad, la incapacidad para percibir al otro, su desaparición.
No hay, sin embargo, que confundir la seducción con la compra. “Creo que no solo Grecia, también España, se encuentran en un estado de shock tras la crisis financiera. En Corea ocurrió lo mismo, tras la crisis de Asia. El régimen neoliberal instrumentaliza radicalmente este estado de shock. Y ahí viene el diablo, que se llama liberalismo o Fondo Monetario Internacional, y da dinero o crédito a cambio de almas humanas. Mientras uno se encuentra aún en estado de shock, se produce una neoliberalización más dura de la sociedad caracterizada por la flexibilización laboral, la competencia descarnada, la desregularización, los despidos”. Todo queda sometido al criterio de una supuesta eficiencia, al rendimiento. Y, al final, explica, “estamos todos agotados y deprimidos. Ahora la sociedad del cansancio de Corea del Sur se encuentra en un estadio final mortal”.
En realidad, el conjunto de la vida social se convierte en mercancía, en espectáculo. La existencia de cualquier cosa depende de que sea previamente “expuesta”, de “su valor de exposición” en el mercado. Y con ello “la sociedad expuesta se convierte también en pornográfica. La exposición hasta el exceso lo convierte todo en mercancía. Lo invisible no existe, de modo que todo es entregado desnudo, sin secreto, para ser devorado de inmediato, como decía Baudrillard”. Y lo más grave: “La pornografía aniquila al eros y al propio sexo”. La transparencia exigida a todo es enemiga directa del placer que exige un cierto ocultamiento, al menos un tenue velo. La mercantilización es un proceso inherente al capitalismo que solo conoce un uso de la sexualidad: su valor de exposición como mercancía.
Lo propio ocurre en la exigencia de transparencia en la política: “La transparencia que se exige hoy en día de los políticos es cualquier cosa menos una demanda política. No se pide la transparencia para los procesos de decisión que no interesan al consumidor. El imperativo de transparencia sirve para descubrir a los políticos, para desenmascararlos o para escandalizar. La demanda de transparencia presupone la posición de un espectador escandalizado. No es la demanda de un ciudadano comprometido, sino de un espectador pasivo. La participación se realiza en forma de reclamaciones y quejas. La sociedad de la transparencia, poblada de espectadores y consumidores, es la base de una democracia del espectador”.
La exigencia de transparencia, acompañada del hecho de que el mundo es un mercado, hace que los políticos no acaben siendo valorados por lo que hacen, sino por el lugar que ocupan en la escena. “La pérdida de la esfera pública genera un vacío que acaba siendo ocupado por la intimidad y los aspectos de la vida privada”, afirma. “Hoy se oye a menudo que es la transparencia la que pone las bases de la confianza. En esta afirmación se esconde una contradicción. La confianza solo es posible en un estado entre conocimiento y no conocimiento. Confianza significa, aun sin saber, construir una relación positiva con el otro. La confianza hace que la acción sea posible a pesar de no saber. Si lo sé todo, sobra la confianza. La transparencia es un estado en el que el no saber ha sido eliminado. Donde rige la transparencia, no hay lugar para la confianza. En lugar de decir que la transparencia funda la confianza, habría que decir que la transparencia suprime la confianza. Solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”. Un ejemplo de esta contradicción es el Partido Pirata que se presenta a sí mismo como el de la transparencia, lo que en realidad equivale a una propuesta de despolitización. “Se trata, en realidad, de un antipartido”, afirma Han.
Y se ha diluido también la “verdad”, porque en la sociedad de la transparencia lo que importa es la apariencia. Parte de su discurso recuerda el de los situacionistas franceses de los sesenta, que sostenía que la historia podía explicarse por el predominio de los verbos que explican las cosas. En la antigüedad, lo importante era el ser, pero el capitalismo impuso el tener. En la actual sociedad del espectáculo, sin embargo, domina la importancia del parecer, de la apariencia. Así lo resume Han: “Hoy el ser ya no tiene importancia alguna. Lo único que da valor al ser es el aparecer, el exhibirse. Ser ya no es importante si no eres capaz de exhibir lo que eres o lo que tienes. Ahí está el ejemplo de Facebook, para capturar la atención, para que se te reconozca un valor tienes que exhibirte, colocarte en un escaparate”. Y el mundo de la apariencia se nutre de las aportaciones de los medios de comunicación. Pero hay una gran diferencia entre el saber, que exige reflexión y hondura, y el conocer, que no aporta verdadero saber. “La acumulación de la información no es capaz de generar la verdad. Cuanta más información nos llega, más intrincado nos parece el mundo”.


http://redfilosofia.es/blog/2014/03/23/entrevista-al-filosofo-coreano-aleman-byung-chul-han/

¿Cuándo empezó esta guerra?

NACIÓN | 2015/02/14 22:00


¿Cuándo empezó esta guerra?


El Gobierno pidió a intelectuales escribir sus tesis sobre la génesis de la guerra. SEMANA hace un análisis crítico para entender este informe.


¿Empezó esta guerra con La Violencia bipartidista?

Algunos como Alfredo Molano creen que sí. Otros, que esa fue una guerra civil muy diferente al conflicto actual.  ¿Empezó esta guerra con La Violencia bipartidista? Algunos como Alfredo Molano creen que sí. Otros, que esa fue una guerra civil muy diferente al conflicto actual.Tarde o temprano las guerras se acaban. Pero el debate sobre sus causas y consecuencias puede durar décadas. Setenta años después de terminada la II Guerra Mundial todavía hay controversia sobre si eran necesarios el bombardeo a Dresde, o la bomba de Hiroshima; o sobre el silencio de las mujeres violadas por los Aliados en un Berlín desolado y derrotado.
En Colombia se ha escrito mucho sobre La Violencia, y sobre el conflicto contemporáneo hay ya cientos de relatos escalofriantes y estudios serísimos. Hace dos años, por ejemplo, el Grupo de Memoria Histórica publicó el ¡Basta ya!, posiblemente el más exhaustivo informe sobre la degradación de la guerra en Colombia. Esta semana se conoció un nuevo documento elaborado por 12 reconocidos intelectuales del país que conforman la Comisión de Historia del Conflicto y sus Víctimas, cuyas reflexiones incidirán directamente en la Mesa de Conversaciones de La Habana.
Esta comisión nació luego de un intenso forcejeo entre las Farc y los delegados del gobierno en Cuba. Desde comienzos de 2013, la guerrilla había solicitado que se creara un mecanismo de esclarecimiento sobre las raíces del conflicto, pues consideraba que las versiones de la historia que circulan en libros y periódicos es injusta con ellos.
Luego de muchas rondas se acordó que esta comisión sería un grupo de apoyo para la discusión de los temas de víctimas y justicia, y que de ninguna manera tendría el alcance de una comisión de la verdad, dado que este tipo de mecanismo está pensado para el futuro, y debe incluir, obligatoriamente, la voz de las víctimas.
También se definió que la comisión recogería muchas visiones, sin pretender convertirlas en una historia oficial del conflicto. Se nombraron dos relatores de gran renombre para que hicieran la síntesis: Eduardo Pizarro, actual embajador en los Países Bajos; y el profesor Víctor Manuel Moncayo, exrector de la Universidad Nacional. Las visiones sobre el conflicto resultaron tan diferentes, que los relatores entregaron cada uno su propio resumen. No obstante hay puntos de coincidencia. 


La tierra sí es problema


Todos coinciden en que los conflictos agrarios que no se han resuelto están en el alma del conflicto. Las posiciones van desde la del reconocido investigador Darío Fajardo, quien dice que la estructura de gran propiedad agraria ha sido el telón de fondo de más de medio siglo de guerra, hasta la del escritor francés Daniel Pécaut que cree que los conflictos agrarios se han transformado en estos años, y que difieren según la región. A diferencia de lo que ha dicho el profesor británico James Robinson en recientes artículos en El Espectador, que han levantado polvareda entre la academia, la tierra resulta ser para los colombianos un tema crucial para la paz.
El segundo punto de coincidencia es el carácter político del conflicto y la guerrilla, aunque también hay matices. Mientras el sacerdote jesuita Javier Giraldo ve en la insurgencia la respuesta natural a un Estado opresor; el investigador Gustavo Duncan, autor de libros como Los Señores de la Guerra, encuentra que la guerrilla, si bien tiene un origen político, ha tenido mutaciones y se ha vinculado a empresas criminales como el narcotráfico y el secuestro.
El tercer punto común es que el narcotráfico tuvo una gran incidencia en la prolongación y degradación de la guerra. Algunos como el decano de Ciencia Política de la Universidad Eafit, Jorge Giraldo, pone mayor énfasis en la vinculación de las Farc con la economía cocalera mientras otros, como Jairo Estrada, ponen el acento en la macabra alianza de Estado y narcoparamilitares.
Un cuarto punto de coincidencia es que el posconflicto es clave, y que justamente el trabajo de estos intelectuales debe servir para iluminar la implementación de los acuerdos. Es decir, identificar las reformas que el país necesita.
¿Cómo diablos empezó todo?
Hay guerras en las que el principio es nítido. Un florero roto desató la guerra de Independencia, un tiro en Sarajevo marcó el inicio de la Gran Guerra, y el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán desencadenó La Violencia. Pero en el conflicto actual no hay florero ni primer disparo. Por eso es tan difícil decir cuándo y dónde empezó. Las interpretaciones van desde quienes creen que la guerra surgió como consecuencia del sistema capitalista hasta quienes aseguran que no tiene una sola causa, sino muchas.
Según Moncayo, el orden capitalista engendra conflictos sociales que en el caso colombiano adquirieron la forma de la insurgencia. Dadas las injusticias causadas por el sistema, el surgimiento de las guerrillas era inevitable. Esta visión, según Eduardo Pizarro, puede llevar a un callejón sin salida. Si el capitalismo lleva por dentro la semilla de la guerra, entonces la paz requiere acabar con el sistema, y eso no está en discusión en La Habana.
Otro grupo de intelectuales plantea que hay “fallas geológicas” en el Estado colombiano: la debilidad institucional, la precaria y a veces traumática presencia del Estado en el territorio; la desigualdad social; el problema agrario; la cultura sectaria que se ha expresado en la adhesión partidista antes que a un proyecto de Nación; la combinación de armas y urnas; y la privatización de la seguridad y la justicia; pero que a ninguna de ellas se le puede atribuir una causa directa ni única del conflicto.
En pocas palabras, mientras para unos el problema es el sistema, y por eso se requiere una revolución para que haya paz verdadera, para otros el problema son las instituciones y, por tanto, los males del país se pueden atacar con reformas. Hay que aclarar que aunque hay diferencias sobre el origen de la guerra hay consenso en que debe terminarse. De hecho, muchos señalan que esta ha resultado inútil, pues ha agravado la desigualdad, la concentración de la tierra y la injusticia.


El año cero


Sobre el año cero del comienzo del conflicto tampoco hay acuerdo. Hay quienes dicen que nació en los años treinta, cuando la fiebre capitalista llegó al país, surgieron sindicatos y movimientos de izquierda, y se frustró la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo. Es en esa década, según el profesor Sergio de Zubiría, cuando se traza el boceto del país del siglo XX. Al otro extremo están quienes como Jorge Giraldo piensan que la guerra contemporánea es de los años ochenta, con la irrupción del narcotráfico. Y quienes están en una posición intermedia, que encuentran esta guerra como una continuidad de La Violencia, azuzada por la Guerra Fría y las exclusiones del Frente Nacional, como Alfredo Molano.
Estas especulaciones tan abstractas y filosóficas tienen relación directa con asuntos prácticos que debe resolver la Mesa de Conversaciones de La Habana. Por ejemplo, desde cuándo se debe reparar a las víctimas. La Ley de Víctimas tomó como año 1985 para reparaciones administrativas, y 1993 para restitución de tierras. Si se impone la idea de que el conflicto comenzó en los años treinta, habría que reparar a casi todo el país. Lo mismo ocurre con la justicia. Una cosa es juzgar los grandes crímenes de los ochenta para acá, o pensar que para que haya paz hay que resolver hasta el crimen de Jorge Eliécer Gaitán. Ese sería otro callejón sin salida. Y en términos de una futura Comisión de la Verdad, pensar que se puede reescribir la historia no de tres décadas sino de un siglo es llevar al fracaso ese esfuerzo antes de que nazca. Esas son las consecuencias terrenales de estas disertaciones que muchos califican a la ligera como caprichos de las Farc.


Revisando la historia


Una de las mayores controversias que hay en el informe es sobre el Frente Nacional. Mientras para algunos este fue un pacto de elites, excluyente, que al repartirse el poder entre dos partidos alimentó a las guerrillas, otro grupo de intelectuales ha empezado a ver ciertas virtudes escondidas en este periodo. Por un lado el éxito que tuvo en su tarea de pacificar al país, pues fue la época con menor tasa de homicidios; por otra parte los intentos de reformas agraria y educativa, que cambiaron al país la cara de parroquia que tenía y pusieron las bases de la modernización. Varios, sin embargo, coinciden en que este pacto tuvo efectos nefastos: el estado de sitio y el haber pasado de un país divido entre liberales y conservadores, a uno con la lógica anticomunista de la Guerra Fría. También, que a la coalición liberal-conservadora se le deben el clientelismo y la abstención.
Valga la pena decir que hay por lo menos dos ponencias que ponen el acento en cierto tipo de conspiración internacional. La de Renán Vega que culpa a Estados Unidos del nacimiento y prolongación del conflicto, y la de Vicente Torrijos que cree que el surgimiento de las guerrillas se debió a la expansión del comunismo internacional y la revolución cubana. Ambos tienen argumentos a su favor. Nadie puede negar que Colombia ha sido excesivamente apegada a las doctrinas de Estados Unidos, y tampoco se puede desconocer la influencia que tuvo la Guerra Fría en el conflicto. Pero ambas se quedan cortas para explicar por qué el conflicto siguió a pesar de que el comunismo se vino al piso, o en medio de un mundo globalizado, donde ya no existe una dependencia de un solo país.


La prolongación 


El narcotráfico es a todas voces el principal culpable de que esta guerra haya durado tantos años. Primero, porque el narco permeó la política y las instituciones, como lo demuestran el proceso 8.000 y la parapolítica, y debilitó su legitimidad. Segundo, porque acentuó la ausencia del Estado en zonas de disputa de grupos armados, o su presencia solo fue represiva, como ocurrió con el Plan Colombia. Tercero, porque con la plata de la cocaína se financiaron tanto guerrilla como paramilitares.
Este punto es crítico, pues aunque el tema de las drogas ya fue discutido y acordado en La Habana, su implementación no depende solo de la buena voluntad de las partes. Ni siquiera de que las Farc se alejen del negocio y de que el gobierno deje de fumigar. El narcotráfico es un crimen transnacional, en el que Colombia tiene un porcentaje significativo, experiencia, y aunque suene irónico, una tecnología apropiada en esta materia. Basta ver los semisumergibles que pululan en la costa Pacífica hechos de manera casera. Si este es el mayor motor de reciclaje de la violencia, el país tiene un serio problema para garantizar que el posconflicto funcione de verdad.
Pero no solo de coca vive la guerra. Para un grupo importante de estos analistas, el conflicto duró más allá incluso de la Guerra Fría, por las políticas neoliberales que se aplicaron en la década del noventa y que dejaron el campo a la deriva, lo cual incentivó que los más marginados del país se fueran a sembrar coca, y se lanzaran en brazos del crimen organizado para ganarse la vida. En todo caso queda claro que los campesinos pobres han sido la carne de cañón de todos los grupos, fueran de derecha o de izquierda. Algunos analistas destacan que la guerra les arrebató la ciudadanía, que han sido los mayores protagonistas de este conflicto.
El otro problema que todos señalan es la precariedad del Estado y las instituciones para garantizar el pluralismo, evitar exterminios como el que vivió la Unión Patriótica, hacer justicia, y garantizar una democracia en las regiones donde las instituciones y el Estado fueron capturados por los paramilitares.


¿Quién tuvo la culpa?


Más que señalar responsables, los académicos resaltan las terribles consecuencias de esta larga guerra. El número de víctimas es de magnitud bíblica: casi 7 millones de personas, en una cuenta que no deja de crecer, y que es una verdadera catástrofe.
La democracia sufrió también pérdidas enormes. Miles de líderes fueron asesinados y eso tiene un costo alto, y aún no calculado, para el país; y la combinación de armas y urnas se convirtió en un mal generalizado. La falta de confianza de la gente en el Estado y entre las propias comunidades ha hecho que muchos definan a la democracia colombiana como un orangután con sacoleva. Un país atrapado en una guerra inútil que, como señala Pécaut, no hizo más que perpetuar y profundizar la desigualdad.
Finalmente, la otra herencia con la que tendrá que lidiar Colombia en adelante es un crimen organizado que aprovecha la debilidad del Estado, y que ha ganado experiencia y conocimiento en todas las formas de violencia. Y que puede ser la semilla de la próxima guerra, si no se hacen bien las cosas.


¿Esto tiene arreglo?


Cuentan que el martes pasado, cuando cada uno de los 14 intelectuales expuso ante la Mesa de Conversaciones de La Habana sus tesis sobre el conflicto, varios de ellos hablaron emocionados sobre lo que ese evento les significaba. Para casi todos, el país está frente a la oportunidad de empezar a resolver los grandes problemas que han hecho tan doloroso este conflicto.
Tienen claro que la paz no se consigue con la dejación de armas por parte de la guerrilla. Más bien que el acuerdo de paz es una oportunidad para enderezar el rumbo del país. De atacar las ‘fallas geológicas’ sobre las que se ha cimentado el Estado.
Quizás es pedirle demasiado a un acuerdo de paz. Hasta podría ser un riesgo creer que el posconflicto puede subsanar los males acumulados de un país y casi un siglo. Pero que una mesa de negociaciones entre enemigos acérrimos, que se han matado por décadas, intente mirar el pasado de manera crítica y conjunta, debe servir para algo.
No será fácil. Si alguna lección deja esta Comisión, es que Colombia es un país tan fragmentado que ni siquiera existe acuerdo en algo tan básico como dónde comenzó esta guerra o quién fue responsable de cada atrocidad. El país tendrá que lidiar por años, quizás por siempre, con esa diversidad de opiniones que a veces llega a ser polarización y hasta sectarismo. Pero sin armas. De eso se trata el proceso de paz de La Habana.

 

http://www.semana.com/nacion/articulo/cuando-empezo-esta-guerra/417890-3

¿Por qué hoy no es posible la revolución?

LA CUARTA PÁGINA


¿Por qué hoy no es posible la revolución?


Para descifrar la alta estabilidad del sistema de dominación liberal hay que entender cómo funcionan los actuales mecanismos de poder. El comunismo como mercancía es el fin de la revolución


BYUNG-CHUL HAN 


3 OCT 2014 
Cuando hace un año debatí con Antonio Negri en el Berliner Schaubühne, tuvo lugar un enfrentamiento entre dos críticas del capitalismo. Negri estaba entusiasmado con la idea de la resistencia global al empire, al sistema de dominación neoliberal. Se presentó como revolucionario comunista y se denominaba a sí mismo profesor escéptico. Con énfasis conjuraba a la multitud, la masa interconectada de protesta y revolución, a la que confiaba la tarea de derrocar al empire.La posición del comunista revolucionario me pareció muy ingenua y alejada de la realidad. Por ello intenté explicarle a Negri por qué las revoluciones ya no son posibles.
¿Por qué el régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres? Para explicar esto es necesario una comprensión adecuada de cómo funcionan hoy el poder y la dominación.
Quien pretenda establecer un sistema de dominación debe eliminar resistencias. Esto es cierto también para el sistema de dominación neoliberal. La instauración de un nuevo sistema requiere un poder que se impone con frecuencia a través de la violencia. Pero este poder no es idéntico al que estabiliza el sistema por dentro. Es sabido que Margaret Thatcher trataba a los sindicatos como “el enemigo interior” y les combatía de forma agresiva. La intervención violenta para imponer la agenda neoliberal no tiene nada que ver con el poder estabilizador del sistema.
El poder estabilizador de la sociedad disciplinaria e industrial era represivo. Los propietarios de las fábricas explotaban de forma brutal a los trabajadores industriales, lo que daba lugar a protestas y resistencias. En ese sistema represivo son visibles tanto la opresión como los opresores. Hay un oponente concreto, un enemigo visible frente al que tiene sentido la resistencia.
El carácter estabilizador del sistema ya no es represor, sino seductor; es decir, cautivador
El sistema de dominación neoliberal está estructurado de una forma totalmente distinta. El poder estabilizador del sistema ya no es represor, sino seductor, es decir, cautivador. Ya no es tan visible como en el régimen disciplinario. No hay un oponente, un enemigo que oprime la libertad ante el que fuera posible la resistencia. El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo: el que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad.
Es ineficiente el poder disciplinario que con gran esfuerzo encorseta a los hombres de forma violenta con sus preceptos y prohibiciones. Es esencialmente más eficiente la técnica de poder que se preocupa de que los hombres por sí mismos se sometan al entramado de dominación. Su particular eficiencia reside en que no funciona a través de la prohibición y la sustracción, sino a través del deleite y la realización. En lugar de generar hombres obedientes, pretende hacerlos dependientes. Esta lógica de la eficiencia es válida también para la vigilancia. En los años ochenta, se protestó de forma muy enérgica contra el censo demográfico. Incluso los estudiantes salieron a la calle. Desde la perspectiva actual, los datos necesarios como oficio, diploma escolar o distancia del puesto de trabajo suenan ridículos. Era una época en la que se creía tener enfrente al Estado como instancia de dominación que arrebataba información a los ciudadanos en contra de su voluntad. Hace tiempo que esta época quedó atrás. Hoy nos desnudamos de forma voluntaria. Es precisamente este sentimiento de libertad el que hace imposible cualquier protesta. La libre iluminación y el libre desnudamiento propios siguen la misma lógica de la eficiencia que la libre autoexplotación. ¿Contra qué protestar? ¿Contra uno mismo?
Es importante distinguir entre el poder que impone y el que estabiliza. El poder estabilizador adquiere hoy una forma amable, smart, y así se hace invisible e inatacable. El sujeto sometido no es ni siquiera consciente de su sometimiento. Se cree libre. Esta técnica de dominación neutraliza la resistencia de una forma muy efectiva. La dominación que somete y ataca la libertad no es estable. Por ello el régimen neoliberal es tan estable, se inmuniza contra toda resistencia porque hace uso de la libertad, en lugar de someterla. La opresión de la libertad genera de inmediato resistencia. En cambio, no sucede así con la explotación con la libertad. Después de la crisis asiática, Corea del Sur estaba paralizada. Entonces llegó el FMI y concedió crédito a los coreanos. Para ello, el Gobierno tuvo que imponer la agenda liberal con violencia contra las protestas. Hoy apenas hay resistencia en Corea del Sur. Al contrario, predomina un gran conformismo y consenso con depresiones y síndrome de Burnout. Hoy Corea del Sur tiene la tasa de suicidio más alta del mundo. Uno emplea violencia contra sí mismo, en lugar de querer cambiar la sociedad. La agresión hacia el exterior que tendría como resultado una revolución cede ante la autoagresión.
Cada uno es amo y esclavo. La lucha de clases se convierte en una lucha interna, consigo mismo
Hoy no hay ninguna multitud cooperante, interconectada, capaz de convertirse en una masa protestante y revolucionaria global. Por el contrario, la soledad del autoempleado aislado, separado, constituye el modo de producción presente. Antes, los empresarios competían entre sí. Sin embargo, dentro de la empresa era posible una solidaridad. Hoy compiten todos contra todos, también dentro de la empresa. La competencia total conlleva un enorme aumento de la productividad, pero destruye la solidaridad y el sentido de comunidad. No se forma una masa revolucionaria con individuos agotados, depresivos, aislados.
No es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la “enajenación” respecto del trabajo. Hoy nos volcamos con euforia en el trabajo hasta el síndrome de Burnout [fatiga crónica, ineficacia]. El primer nivel del síndrome es la euforia. Síndrome de Burnout y revolución se excluyen mutuamente. Así, es un error pensar que la multitud derroca al empire parasitario e instaura la sociedad comunista.
¿Y qué pasa hoy con el comunismo? Constantemente se evocan el sharing (compartir) y la comunidad. La economía del sharing ha de suceder a la economía de la propiedad y la posesión. Sharing is caring, [compartir es cuidar], dice la máxima de la empresa Circler en la nueva novela de Dave Eggers, The Circle. Los adoquines que conforman el camino hacia la central de la empresa Circler contienen máximas como “buscad la comunidad” o “involucraos”. Cuidar es matar, debería decir la máxima de Circler. Es un error pensar que la economía del compartir, como afirma Jeremy Rifkin en su libro más reciente La sociedad del coste marginal nulo, anuncia el fin del capitalismo, una sociedad global, con orientación comunitaria, en la que compartir tiene más valor que poseer. Todo lo contrario: la economía del compartir conduce en última instancia a la comercialización total de la vida.
El cambio, celebrado por Rifkin, que va de la posesión al “acceso” no nos libera del capitalismo. Quien no posee dinero, tampoco tiene acceso al sharing. También en la época del acceso seguimos viviendo en el Bannoptikum, un dispositivo de exclusión, en el que los que no tienen dinero quedan excluidos. Airbnb, el mercado comunitario que convierte cada casa en hotel, rentabiliza incluso la hospitalidad. La ideología de la comunidad o de lo común realizado en colaboración lleva a la capitalización total de la comunidad. Ya no es posible la amabilidad desinteresada. En una sociedad de recíproca valoración también se comercializa la amabilidad. Uno se hace amable para recibir mejores valoraciones. También en la economía basada en la colaboración predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello “compartir” nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución.
Byung-Chun Han es filósofo.


Traducción de Alfredo Bergés.


http://elpais.com/elpais/2014/09/22/opinion/1411396771_691913.html

Colombia, sin tiempo para cumplir los objetivos del milenio


06 marzo 2014

Colombia, sin tiempo para cumplir los objetivos del milenio

DERECHOS HUMANOS

La ONU explica cuáles son las metas que el país alcanzó, pero señala las que aún no logra, puestas para el 2015.

Colombia, sin tiempo para cumplir los objetivos del milenio. Uno de los objetivos ya cumplidos es la cobertura del 100 % de la educación básica pero las brechas entre regiones todavía persisten.
Uno de los objetivos ya cumplidos es la cobertura del 100 % de la educación básica pero las brechas entre regiones todavía persisten.
En el 2015 se cumple el tiempo límite para alcanzar las ocho metas que se pusieron 189 países en materia de derechos humanos. Una de esas naciones que se comprometieron con los Objetivos de Desarrollo del Milenio es Colombia, pero a menos de dos años, ¿qué tan cerca está de lograrlo?

La ONU evaluó la gestión del país y determinó que ha habido “progresos significativos” en varios de los puntos, pero todavía falta para alcanzar los objetivos del milenio.

“Colombia avanza en la dirección correcta, pero no a la velocidad necesaria”, aseguró Fabrizio Hochschild, coordinador residente de la ONU en el país.

En Colombia, los objetivos del milenio que se pusieron en el 2000 son erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la educación primaria universal; promover la equidad de género y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad en menores de cinco años; mejorar la salud sexual y reproductiva; combatir el VIH/SIDA, la malaria y el dengue; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, y fomentar una sociedad mundial para el desarrollo. 

Los logros indiscutibles son en educación básica, cuya cobertura de grado cero hasta noveno es del 100 % desde hace 10 años, y en las áreas reforestadas y restauradas, que también se logró de manera anticipada al reforestar 23.000 hectáreas por año.

También se ha avanzado en la reducción de la pobreza. Actualmente, Colombia tiene una tasa de pobreza del 32,7 % y el 10,4 % de pobreza extrema. La ONU afirma que de continuar con bajando esos índices, como ha venido haciéndolo, “cumpliría las metas que se establecieron”, del 28,5 % y el 8,8 %, respectivamente.

De este modo, 5,2 millones de personas han salido de la pobreza en la última década, pero todavía un tercio de la población tiene insatisfechas sus necesidades básicas y además se detecta un efecto desigual entre las ciudades y el campo.

“Uno de cada dos colombianos de zonas rurales es pobre, mientras que uno de cada cuatro en zonas urbanas es pobre”, explica el balance de Colombia que realizó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (lea el informe completo).
 
El desempleo es otro de los índices mejor calificados del país en aras de los objetivos del milenio. Entre el 2002 y el 2013, la tasa de desempleo pasó de 15,6 % a 9,6 % y la meta que debe cumplir para 2015 es del 8,5 %.

Otros de los puntos en los que Colombia obtiene una nota positiva, de acuerdo con el PNUD, son la reducción en dos terceras partes de la mortalidad de niños menores de cinco años y la cobertura de las tecnologías de la información y la comunicación.

Sin embargo, el país se raja en la mayoría de los puntos, como son los indicadores de mortalidad materna, cobertura bruta en educación media, embarazo en adolescentes, mortalidad por dengue y coberturas de agua potable y saneamiento básico.

Aún fallecen 500 mujeres al año por lo que la meta de 45 decesos durante el parto por cada 100.000 nacidos vivos es casi imposible de alcanzar de aquí al 2015.

Otro de los objetivos es la equidad de género y la autonomía de la mujer, pero el panorama en esta materia tampoco pinta muy bien. “Preocupa que los mayores niveles de calificación de las mujeres no son suficientes para aumentar la participación en los cargos de decisión en el país, mientras que las cifras de violencia de género indican la necesidad de promover políticas y acciones concretas que modifiquen radicalmente esta tendencia”, dice el informe.

De hecho, hace un año el mismo PNUD aseguró en un informe que “la baja participación de las mujeres en cargos de poder en Colombia es evidente y cada vez más preocupante”.

En ese entonces, el 51 % de la población colombiana era de sexo femenino pero sólo el 12 % de los cargos de elección popular eran ocupados por mujeres, según la Registraduría Nacional del Estado Civil.

Según este panorama que revela el PNUD, Colombia no la tiene nada fácil para cumplir la mayoría de los objetivos que se propuso. Aunque ya ha logrado varios de ellos, el tiempo que le queda es muy corto para alcanzar los índices de los que está tan lejos.

Además, el mayor reto es cerrar las brechas históricas que hay en las regiones en medio de un conflicto que no cesa. Y para ello tiene tan sólo dos años, si quiere cumplir todos los objetivos del milenio.


http://www.semana.com/nacion/articulo/colombia-los-objetivos-del-milenio-segun-pnud/379505-3

"La democracia es la primera víctima de la desigualdad": Zygmunt Bauman

"La democracia es la primera víctima de la desigualdad": Zygmunt Bauman

Por: RevistaArcadia.comPublicado el: 2014-02-04
Así lo manifiesta Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925) en su más reciente libro "¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a 
todos?" (Paidós), que presentó en Madrid.
Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (con Alain Toraine, en 2010), tiene 89 años y sigue 
recorriendo el mundo con "placer" y paciencia infinita para explicar la situación de desigualdad que vivimos en esta "sociedad de 
modernidad liquida", concepto clave en su obra con el que define la inestabilidad de la sociedad actual, "consumista y en continuo 
cambio".
"El Estado democrático durante años se ajustó a su promesa y a su responsabilidad de proteger y dar bienestar a cualquier 
colectivo en contra de la desgracia individual. La gente tenía sentido de pertenencia y solidaridad -argumenta el autor-. Hoy todo 
eso ha cambiado y, cuando llegan los problemas comunales y compartidos, el estado dice: ’Es asunto vuestro; resolvedlo vosotros’".
"De ahí que la confianza que se tenía en las instituciones esté decayendo. La gente sabe que del Estado no va a obtener nada y 
sabe que las instituciones democráticas y políticas no llevan a cabo sus promesas".
Bauman, que vive desde los setenta en Leeds (Reino Unido), recuerda que en 1900 y hasta 1970 hubo una tendencia en el mundo 
que marcaba que la desigualdad disminuía. "Pero, a partir de 1970, la situación cambió, y la tendencia fue al revés. Hoy las 85 
personas más ricas del mundo tienen la misma riqueza que los cuatro billones de los más pobres de la tierra, y este es el magma 
de la situación", añade.
"Hoy la sociedad está cambiando, y los multimillonarios son un grupo cada vez más pequeño que se beneficia del desarrollo de las 
rentas ascendente, de la renta nacional. Sin embargo, la clase media está más cerca de los proletarios y de la gente que vive en la 
miseria: es lo que yo llamo el ’precariado’".
Y para acompañar esta opinión, Bauman, autor de títulos como Vigilacia líquida, "Sobre la educación en un mundo líquido" o "Vidas 
desperdiciadas", cita al papa Francisco en su exaltación apostólica llamada "Evangelium Gaudium": "Las ganancias de una minoría 
están creciendo exponencialmente, al igual que el hueco que separa la mayoría de la prosperidad que unos pocos de seres felices 
disfrutan".
"Los muy ricos, los billonarios, se han puesto una barricada alrededor y han subido los puentes levadizos", añade Bauman.
Una situación tan desigual que, según el pensador, la sociedad acepta de forma pasiva por varios motivos: el primero, porque en 
las últimas docenas de años, "cuando hay que enfrentarse a un problema, solo se hace a través de lo que se llama crecimiento 
económico. Este crecimiento nos dicen que es la solución, piensan que es ilimitado, pero nosotros sabemos que no es así y que los 
problemas crecen".
Otro factor que contribuye a esta parálisis en la gente es el consumo: "Nos han hecho esclavos del consumo, las tiendas, las 
grandes superficies. La búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras", sostiene.
Por último y como consecuencia de la aceptación de todo lo anterior, la nueva organización de la vida es "más individual y 
desregularizada, y eso hacer crecer la insolidaridad".
Bauman, parafrasea a Richard Rorty y afirma: "Mientras el proletariado esté distraído en su propia desesperación con 
acontecimientos ficticios creados por los medios de comunicación, los superricos no tiene nada que temer". Y asegura que en el 
mundo de hoy no hay racionalidad ni solidaridad, solo competitividad sin piedad.

http://www.revistaarcadia.com/agenda/articulo/la-democracia-es-la-primera-victima-de-la-desigualdad-zygmunt-bauman/35348

 

 

 

Y dos libros de Bauman:

Amor liquido y Arte liquido.

Mark Boyle explica cómo ha vivido un año sin dinero

Mark Boyle explica cómo ha vivido un año sin dinero

BOYLE SE DEDICÓ A ANALIZAR LAS MANERAS EN LAS QUE PODRÍA SEGUIR 
VIVIENDO CON COSAS QUE DISFRUTA, PERO REDUCIENDO LA UTILIZACIÓN DE 
DINERO A CERO.
POR: PIJAMASURF - 03/11/2013 A LAS 05:11:43
SOCIEDAD / ACTIVISMO-CIVIL

Algunas personas (es decir, la mayoría de las personas) tienen 
problemas para llegar a fin de mes: la cultura del ahorro en América 
Latina no es una asignatura obligatoria y la ley parece ser que 
mientras más dinero tienes, más suben tus gastos. Por esto es 
especialmente asombrosa la historia del irlandés Mark Boyle (aka 
“No-Cash-Man”), quien hace siete años estaba a punto de graduarse de 
una carrera que lo preparaba para la administración y los negocios, 
ahora cumpla un año viviendo una vida sin dinero, pero disfrutándola 
al máximo.
Mark tenía un gran trabajo: era administrador de una enorme compañía 
de comida orgánica, lo que le permitía darse incluso el lujo de tener 
su propio yate. Fue justamente a bordo de su barco, hablando con un 
amigo acerca de todo lo que está mal en el planeta, que empezaron a 
considerar la frase de Mahatma Gandhi, “sé el cambio que quieres ver 
en el mundo”. Pensaron en todas las formas en que el consumo 
desenfrenado destruye no sólo nuestro planeta, sino también a las 
personas que viven en él.
Él y su amigo se sentían de pronto “como dos pequeñas gotas en un 
océando altamente contaminado”. Luego de considerar asuntos como la 
destrucción del ambiente, la guerra y las fábricas de esclavos, 
sintieron la tentación de hacer algo contra el monstruo. “Estos 
asuntos no estaban tan relacionados como había pensado antes”, 
escribe Mark. “Tenían una causa común. Creo que el hecho de que ya no 
seamos capaces de ver las repercusiones directas que nuestras compras 
tienen en las personas, en el ambiente y en los animales es el factor 
que une todos estos problemas.”

Pero ¿qué hacer contra la indiferencia? Para Mark, resultó claro que 
la herramienta que producía esta indiferencia era el dinero, así que 
se dedicó a analizar las maneras en las que podría seguir viviendo 
con cosas que disfruta, pero reduciendo la utilización de dinero no 
sólo al mínimo, sino hasta desaparecerlo del todo. Esto lo llevó a 
deshacerse de todo su dinero, inicialmente por un año
“Hice una lista de todo lo básico que necesitaba para sobrevivir. 
Adoro la comida, así que eso era lo primordial. Hay cuatro patas en 
la mesa de la comida gratis: recolectar comida salvaje, cultivar, 
hacer trueques y utilizar comida desperdiciada, pero hay muchas otras 
formas.”
Lo siguiente en la lista era el alojamiento. Entró como voluntario en 
una granja orgánica la cual ayudó a renovar para que no dependiera de 
energía eléctrica. Aquí se dio cuenta de la importancia de no 
desperdiciar ningún recurso disponible. “Si cultiváramos nuestra 
propia comida, no desperdiciaríamos el 30% de ella.”
“Usaba madera que cortaba o recogía para calentar mi humilde morada 
en un quemador hecho de un viejo bidón de gasolina, e hice composta 
humana a partir de mis desechos.” Además de eso, Mark se bañaba en un 
río, y para ir al baño utilizaba periódicos (actividades que bien 
podrían encontrarse en distintas poblaciones pobres alrededor del 
mundo). Para transportarse, Mark utilizó su bicicleta y para 
alumbrarse, velas hechas con cera de abeja.
La historia de Mark no es el de un “anticapitalista” redomado, sino 
de alguien que, casi en un espíritu científico y de aventura, decide 
cuestionar radicalmente la forma en que vivimos actualmente. 
“Irónicamente, he encontrado que este año ha sido el más feliz de mi 
vida. Tengo más amigos en mi comunidad que nunca, no me he enfermado 
desde que empecé, y nunca he estado más en forma. He encontrado que 
la amistad, no el dinero, es la verdadera seguridad. Que la mayoría 
de la pobreza de occidente es espiritual, y que la independencia es 
realmente interdependencia.”
¿Algo que Mark extraña de su antigua vida como empresario? “El 
estrés. Los embotellamientos de tráfico. Los estados de cuenta 
bancarios. Las cuentas por pagar. Oh, claro, y tomar ocasionalmente 
una cerveza con mis amigos del local.”
Esta historia nos recuerda a la de Benjamin Lesage, un joven francés 
que emprendió la misma ruta que Boyle y que cada vez más aventureros.
Para conocer más de esta historia mira el documental Happy.


http://pijamasurf.com/2013/11/mark-boyle-explica-como-ha-vivido-un-
ano-sin-dinero/

La sociedad perfecta para los intereses de la economía global es que seamos unos muertos andantes

Aute: "La sociedad perfecta para los intereses de la economía global 
es que seamos unos muertos andantes"

Miguel A. Ortega Lucas  20/09/2013 - 23:57h  
Acaba de cumplir 70 años. Setenta veranos de búsqueda, de preguntas. 
Porque lo cierto es que Luis Eduardo Aute (Manila, Filipinas, 1943) 
no se considera más que eso, alguien que se hace preguntas: un tenaz 
interrogador empeñado en esclarecer de qué va exactamente el juego de 
vivir. Por más que las reglas que le han impuesto siempre sus 
semejantes no le hayan convencido jamás; y hoy, menos que nunca. 
Sin embargo, dice encontrarse en pleno proceso de "pacificación 
consigo mismo"; este artesano renacentista que presentó su primera 
exposición pictórica a los 16 años y su primer cortometraje –en 
Súper-8– a los 17; que desnudó a Marilyn –con una foto de revista, 
lápiz y pasta de dientes– a los 10, y que desde su irrupción en la 
canción popular, a finales de los 60, no ha hecho sino cultivar un 
territorio en el que las intimidades compartidas de varias 
generaciones fueron encontrando un refugio común contra el frío. Ésas 
que viraron del miedo a la ilusión, y del desencanto al encantamiento 
suicida, antes de despertar súbitamente de "la estafa". En su 
horizonte más próximo, una gira por América y la posibilidad (en voz 
muy baja aún) de repetir aquel legendario concierto con Silvio 
Rodríguez, Mano a mano, veinte años después. Pero, en cualquier caso, 
con la prioridad –ganada a pulso–  de hacer esencialmente lo que le 
dé "la real gana".
Quería preguntarle si usted, como artista, ha…
…Un matiz: artistas somos todos.
¿…?
Sí, porque todos nacemos con una capacidad para ser sensibles a una 
serie de cosas; lo que pasa es que unos profundizamos en esa 
capacidad de valorar la sensibilidad y otros hacen caso omiso de 
ella; incluso muchos, la mayor parte, y cada vez más, intentan acabar 
con esa capacidad. Yo creo que artistas somos todos en cuanto tenemos 
una mínima capacidad para apreciar algo que valga la pena en la vida, 
y tener una visión más o menos personal de las cosas. Luego dependerá 
de que desarrolles esa capacidad o no.
…Al hilo de esto, ¿no cree que una de las razones de la crisis social 
tiene que ver con que haya habido cada vez más miedo a confrontar 
ciertos aspectos de su vida interior? Eso del "no me rayes" al que 
tanto se han venido aplicando algunas generaciones, por ejemplo.
Eso es una novedad que no ha ocurrido nunca en la historia. Eso de 
acceder a bienes culturales, no como producto sino como bienes, 
siempre fue algo positivo y algo a lo que todo el mundo tenía deseos 
de acceder. Hay una novedad de los últimos tiempos, que es fomentar 
el desprecio hacia ese deseo de cultura. Siempre, desde que el ser 
humano existe, ha tendido a tener más conocimiento. Y la novedad de 
las últimas décadas es que la sociedad de los mercados ha conseguido 
fomentar la despreciable idea de que el conocimiento (no la 
información: el conocimiento) es algo prescindible. Algo que sobra y 
que no produce beneficio. Eso es nuevo en la historia. De hecho, en 
EEUU la palabra cultura prácticamente no existe: es entretenimiento, 
entertainment.
Lo serio, o profundo, como sinónimo de aburrido.  
Eso es. La búsqueda de la felicidad la han derivado al consumo, 
cuando la felicidad siempre debería ser consecuencia de aproximarse 
al máximo a lo que debe ser la razón de ser de vivir. Y eso queda 
absolutamente desplazado porque no es productivo. Esa sabiduría que 
invocaban las culturas mediterráneas, de Grecia, de Roma. Las élites 
culturales –por llamarlo así–, los ámbitos más preocupados por la 
sensibilidad y el sentido de las cosas, siempre han sido 
minoritarios, y la estupidez siempre ha estado ahí. Lo que pasa es 
que ahora la estupidez tiene categoría de academia, antes no. Antes, 
y salvo excepciones, la audiencia era corta porque no había medios ni 
plataformas para el acceso a esa sensibilidad; ahora tenemos todos 
los medios, pero operando para todo lo contrario. O sea, no se te 
ocurra aproximarte porque dicen los estúpidos que eso es una 
estupidez que no produce beneficios… Y vivimos en una auténtica 
macrodictadura de mafias financieras, de bancos desatados, de lobbys, 
que nos están imponiendo un espacio histórico demencial. Y está 
prevaleciendo ese criterio. O descriterio. O contracriterio.
La cleptocorporatocracia [neologismo de su cosecha para definir el 
Panorama].
Cleptocorporaciones que tienen como objetivo comprar países, comprar 
continentes, propiedad privada, sí. Y el resultado es éste: una 
sociedad que aterra. Yo soy incapaz de pensar en lo que puede ser 
esta sociedad de aquí a veinte años. Si sigue así, un auténtico 
horror. El ser humano habrá desaparecido. Y es curioso que haya tanta 
moda de películas de zombies. No es gratuito; yo creo que la sociedad 
perfecta para los intereses de esta economía global es que seamos 
todos unos muertos andantes. Ahí quieren que vayamos. Estamos ahí ya. 
China es la sublimación de esa sociedad de consumo en la que el ser 
humano es un personaje que trabaja 18 horas al día, que apenas vive, 
cobrando unos sueldos de miseria, sin capacidad ninguna de tener 
cierto tiempo para reflexionar. Por ahí va el tema. A mí me produce 
una angustia tremenda, no por mí ya sino por mis hijos y por las 
generaciones que vienen.
Recuerda esto que dice la canción de Leonard Cohen [que él mismo 
versionó], The future. Todo va a arder…
Es una de mis favoritas. Siempre me han acusado de pesimista, pero 
siempre lo rechazo: en todo caso escéptico, sí. He intentado mantener 
una cierta lucidez sobre lo que iba sucediendo. Pero pesimista no: 
pesimista es el que saca la bandera blanca y dice esto se ha acabao; 
el escéptico es activo, el pesimista se rinde.
Visto lo visto, ¿cabe alguna esperanza en el panorama político?
Creo que eso que llamaron PIGS, o países del Sur –y yo incluiría a 
Francia–, o actuales protectorados de Alemania, deberíamos salirnos 
de Europa –no salirnos, porque somos Europa, que es una palabra 
griega–, desvincularnos de esta Europa de los mercaderes, y hacer un 
acuerdo con nuestros socios naturales de América Latina, que es donde 
se habla el grecolatino. Porque, qué coño hacemos aquí, sino ser los 
chinos de la economía del norte. Todo ha sido una gran trampa… Pero 
es que el poder está lleno de arribistas, de parásitos, que ven en la 
política su modus vivendi; unos mandados con el único objetivo de 
llevárselo crudo. O sea, que el que vale, vale, y el que no, a 
político. No hay patriotismo, ni sentido de Estado, ni sentido 
histórico, ni nada… Claro que también es nuestra responsabilidad, sí, 
en tanto en cuanto votamos; más culpables somos nosotros. Les damos 
crédito. La culpa es nuestra.
¿Echa de menos largarse a París de vez en cuando, como cuando era 
joven?
Estuve hace poco, de hecho, y París ya no es lo que era. Sólo queda 
un bonito museo… París era lo más próximo que teníamos para respirar 
otros aires, en vista de que aquí había un régimen que asfixiaba 
cualquier curiosidad distinta a la impuesta. Yo estudié en un colegio 
de hermanos de Lasalle americanos [en Manila, hasta los 11 años, 
donde trabajaba su padre]; eran hermanos, no curas; más abiertos 
evidentemente que los de aquí, que eran franquistas todavía. Aquí 
eran curas de misa diaria.
Debió de ser fuerte el contraste. ¿Qué España se encontró al llegar?
Una país oscuro, lleno de tullidos en la calle. Con miseria. Era como 
el blanco y el negro; no es que aquello fuera el paraíso ni mucho 
menos, pero era otra perspectiva de la realidad, era como meterte en 
el Medievo, en tiempos de la Inquisición… España lamentablemente ha 
sido el país de las contrarreformas. Somos especialistas en 
inquisiciones. Y hemos pasado de ser un pueblo de la meseta, perdido, 
a pensar que estamos en Nueva York, sin haber pasado por la 
Revolución francesa. Viene la República, e inmediatamente una 
dictadura oscurantista, vuelta otra vez a la ignorancia. Somos un 
país de artistas geniales, de investigadores geniales, pero al mismo 
tiempo un país muy mediocre, muy pacato, muy suicida, muy cainita, 
muy saturniano en cuanto a que devora siempre a sus mejores hijos. Y 
eso prevalece. Quizás por esa gran influencia de la Iglesia, nefasta, 
que ha fomentado siempre un pensamiento muy mediocre. Aquí hemos sido 
más papistas que el papa. Y la gente más brillante ha tenido siempre 
que irse afuera. A trabajar fuera o a morir fuera. Uno de mis 
poemigas dice: "España de mis amores, cuánto te odio". Y me pasa eso: 
es un país bellísimo, con una gente esencialmente estupenda, pero 
condenada a la mediocridad histórica.
El enemigo dentro, para variar…
Creo que el gran-gran enemigo es la estupidez. Porque no hay peor 
perverso que el perverso estúpido. Hasta la perversión es 
comprensible. La estupidez no. Y creo que en esta vida se trata de 
evitar como a la peste la estupidez; con todas las contradicciones 
que depara la vida, navegando en tus luces y tus sombras, pero 
intentando vivir, y sin esa gente que repudia el tener consciencia de 
lo que representa la vida… La estulticia es lo que hay que erradicar. 
Pero estamos en un mundo que desprecia el conocimiento, la poesía, la 
magia. Y es que Lucifer es mucho más inteligente que sus acólitos. 
Los acólitos son los que gobiernan el mundo ahora. Ni siquiera 
Luzbel, que tiene ansias de divinidad: no, son los acólitos los que 
medran en el infierno. Los mandados que están ahí, quemándote el 
culo, a ver si quemando más, cobran más.
http://www.eldiario.es/andalucia/Aute-perfecta-intereses-economia-
andantes_0_177433035.html

Zygmunt Bauman: la cultura en la era del consumo

Zygmunt Bauman: la cultura en la era del consumo

Publicado el Lunes, 09 Septiembre 2013 

Zygmunt Bauman analiza cómo la economía y el mercado transformaron 
los bienes culturales en objetos de compra y venta


Por Zygmunt Bauman


Sobre la base de estudios realizados en Gran Bretaña, Chile, Hungría, 
Israel y Holanda, un equipo de trece miembros dirigido por el 
respetado sociólogo de Oxford John Goldthorpe llegó a la conclusión 
de que ya no es posible diferenciar fácilmente a la elite cultural de 
otros niveles más bajos en la correspondiente jerarquía mediante los 
signos que otrora eran eficaces: la asistencia regular a la ópera y a 
conciertos, el entusiasmo por todo lo que en algún momento se 
considere "arte elevado" y el hábito de contemplar con desprecio "lo 
común, desde las canciones pop hasta la televisión comercial".
Ello no equivale a decir que ya no existan personas consideradas -en 
gran medida por ellas mismas- integrantes de una elite cultural: 
verdaderos amantes del arte, gente que sabe mejor que sus pares no 
tan cultivados de qué se trata la cultura, en qué consiste y qué se 
juzga comme il faut o comme il ne faut pas -apropiado o inapropiado- 
para un hombre o una mujer de cultura. Excepto que, a diferencia de 
aquellas elites culturales de la modernidad, ya no son "connoisseurs" 
en el sentido estricto de menospreciar el gusto del hombre común o el 
mal gusto de los ignorantes. Por el contrario, hoy resulta más 
apropiado calificarlos de "omnívoros", recurriendo al término acuñado 
por Richard A. Peterson, de la Vanderbilt University: en su 
repertorio de consumo cultural hay espacio para la ópera y también 
para el heavy metal y el punk, para el "arte elevado" y también para 
la televisión comercial, para Samuel Beckett y también para Terry 
Pratchett. Un mordisquito de esto, un bocado de aquello, hoy una 
cosa, mañana otra. Una mezcolanza. de acuerdo con Stephen Fry, 
autoridad en tendencias de la moda y faro de la más exclusiva 
sociedad londinense (así como estrella de exitosos programas 
televisivos). Fry admite públicamente:
Una persona puede ser fanática de lo digital y a la vez leer libros; 
puede ir a la ópera, mirar un partido de críquet y reservar entradas 
para un recital de Led Zeppelin sin partirse en pedazos. ¿Te gusta la 
comida tailandesa? ¿Pero qué tiene de malo la italiana? Epa, calma. 
Me gustan las dos. Sí, se puede. Me puede gustar el rugby, el fútbol 
y los musicales de Stephen Sondheim. El gótico victoriano y las 
instalaciones de Damien Hirst. Herb Alpert & The Tijuana Brass y las 
obras para piano de Hindemith. Los himnos ingleses y Richard Dawkins. 
Las ediciones originales de Norman Douglas, y además los iPods, el 
billar inglés, los dardos y el ballet.
O bien, tal como lo enunció Peterson en 2005 sintetizando veinte años 
de investigación: "Observamos un deslizamiento en la política de los 
grupos de elite, desde aquella intelectualidad esnob que desdeña toda 
la cultura baja, vulgar o popular de masas [.] hacia la 
intelectualidad omnívora que consume un amplio espectro de formas 
artísticas populares así como cultas". En otras palabras, ninguna 
obra de la cultura me es ajena: no me identifico con ninguna en un 
ciento por ciento, de manera total y absoluta, y menos aún al precio 
de negarme otros placeres. En todas partes me siento como en casa, a 
pesar de que (o quizá porque) no hay ningún lugar que pueda 
considerar mi casa. No se trata tanto de la confrontación entre un 
gusto (refinado) y otro (vulgar), como de lo omnívoro contra lo 
unívoro, la disposición a consumirlo todo contra la selectividad 
melindrosa. La elite cultural está vivita y coleando: hoy está más 
activa y ávida que nunca. pero está tan ocupada siguiendo hits y 
otros eventos culturales célebres que no tiene tiempo para formular 
cánones de fe o convertir a otros.
Aparte del principio de "no ser puntilloso, no ser quisquilloso" y 
"consumir más", no tiene nada que decir a la multitud unívora que 
está en la base de la jerarquía cultural.
Y sin embargo, como se lee en una obra de Pierre Bourdieu de hace 
apenas unas décadas, hubo un tiempo en que cada oferta artística 
estaba dirigida a una clase social específica, y sólo a esa clase, en 
tanto que era aceptada únicamente -o primordialmente- por esa clase. 
El triple efecto de aquellas ofertas artísticas -definición de clase, 
segregación de clase y manifestación de pertenencia a una clase- era, 
de acuerdo con Bourdieu, su esencial razón de ser, la más importante 
de sus funciones sociales, quizás incluso su objetivo oculto, si no 
declarado.
Según Bourdieu, las obras de arte destinadas al consumo estético 
indicaban, señalaban y protegían las divisiones entre clases, 
demarcando y fortificando legiblemente las fronteras que separaban 
unas de otras. A fin de trazar fronteras inequívocas y protegerlas 
con eficacia, todos los objets d'art, o al menos una significativa 
mayoría, debían estar destinados a conjuntos mutuamente excluyentes, 
cuyos contenidos no correspondía mezclar ni aprobar o poseer de forma 
simultánea. Lo que contaba no eran tanto sus contenidos o cualidades 
innatas como sus diferencias, su intolerancia mutua y la prohibición 
de conciliarlas, características erróneamente presentadas como 
manifestación de su resistencia innata e inmanente a las relaciones 
morganáticas. Había gustos de las elites -"alta cultura" por 
naturaleza-, gustos mediocres o "filisteos" típicos de la clase media 
y gustos "vulgares", venerados por las clases bajas: y mezclar esos 
gustos era más difícil que mezclar agua con fuego. Quizá la 
naturaleza abominara del vacío, pero lo indudable era que la cultura 
no toleraba una mélange. En La distinción, Bourdieu dijo que la 
cultura se manifestaba ante todo como un instrumento útil concebido a 
conciencia para marcar diferencias de clase y salvaguardarlas: como 
una tecnología inventada para la creación y la protección de 
divisiones de clase y jerarquías sociales.
En resumen, la cultura se manifestaba tal como la había descripto 
Oscar Wilde un siglo antes: "Quienes encuentran significados bellos 
en las cosas bellas son espíritus cultivados [.]. Son los elegidos, y 
para ellos las cosas bellas sólo significan belleza". "Los elegidos", 
es decir, los que cantan loas a aquellos valores que ellos mismos 
sostienen, al tiempo que se aseguran el triunfo en el concurso de 
canciones. Es inevitable que encuentren significados bellos en la 
belleza, ya que son ellos quienes deciden qué es la belleza; incluso 
antes de que comenzara la búsqueda de la belleza, quiénes si no los 
elegidos decidieron dónde buscarla (en la ópera y no en el music hall 
o en un puesto de feria; en las galerías y no en las paredes de la 
ciudad o en las reproducciones baratas que decoran las casas obreras 
y campesinas; en volúmenes con tapas de cuero y no en la gráfica del 
periódico o en otras publicaciones que se adquieren por centavos). 
Los elegidos no son elegidos en virtud de su percepción de lo bello, 
sino más bien en virtud de que la aserción "esto es bello" es 
vinculante precisamente porque la han pronunciado ellos y la han 
confirmado con sus acciones.
Sigmund Freud creía que el saber estético busca en vano la esencia, 
la naturaleza y las fuentes de la belleza, sus cualidades inmanentes, 
por así decir, y suele ocultar su ignorancia en un torrente de 
pronunciamientos pomposos, presuntuosos y en última instancia vacíos. 
"La belleza no tiene una utilidad evidente -decreta Freud-, ni es 
manifiesta su necesidad cultural, y sin embargo la cultura no podría 
vivir sin ella."
Pero por otra parte, tal como sugiere Bourdieu, la belleza tiene sus 
beneficios y hay una necesidad de que exista. Aunque los beneficios 
no son "desinteresados", como aseveraba Kant, son beneficios de todos 
modos, y si bien la necesidad no es necesariamente cultural, es 
social; y es muy probable que tanto los beneficios como la necesidad 
de distinguir entre belleza y fealdad, o entre delicadeza y 
vulgaridad, perduren mientras existan la necesidad y el deseo de 
distinguir la alta sociedad de la baja sociedad, así como al 
connoisseur de gustos refinados de quienes tienen mal gusto, de las 
vulgares masas, de la plebe y de la chusma...
Luego de considerar atentamente estas descripciones e 
interpretaciones, queda claro que la "cultura" (un conjunto de 
preferencias sugeridas, recomendadas e impuestas en virtud de su 
corrección, excelencia o belleza) era para los autores citados, en 
primer lugar y en definitiva, una fuerza "socialmente conservadora". 
A fin de demostrar su eficacia en esta función, la cultura tenía que 
poner en práctica, con igual tesón, dos actos de subterfugio 
aparentemente contradictorios. Tenía que ser tan enfática, severa e 
inflexible en sus avales como en sus censuras, en otorgar como en 
negar entradas, en autorizar documentos de identidad como en negar 
derechos de ciudadanía. Además de identificar qué era deseable y 
recomendable por ser "como debe ser" -familiar y acogedor-, la 
cultura necesitaba significantes para indicar qué cosas merecían 
desconfianza y debían ser evitadas a causa de su bajeza y su amenaza 
encubierta; letreros que advirtieran, como más allá de los confines 
de Roma en los mapas antiguos, que hic sunt leones: aquí hay leones. 
La cultura debía asemejarse al náufrago de aquella parábola inglesa 
aparentemente irónica pero de intención moralizante, que a fin de 
sentirse como en casa, es decir, de adquirir una identidad y 
defenderla con eficacia, tuvo que construir tres moradas en la isla 
desierta donde había zozobrado su barco: la primera era su vivienda, 
la segunda era el club que frecuentaba todos los sábados y la tercera 
cumplía la sola función de ser el lugar cuyo umbral el náufrago no 
debía cruzar, y en consecuencia evitó cruzar asiduamente en todos los 
largos años que pasó en la isla.
Cuando fue publicado hace más de treinta años, La distinción de 
Bourdieu puso patas arriba el concepto original de "cultura" nacido 
con la Ilustración y luego transmitido de generación en generación. 
El significado de cultura que descubría, definía y documentaba 
Bourdieu estaba a una distancia remota del concepto de "cultura" tal 
como se lo había moldeado e introducido en el lenguaje corriente 
durante el tercer cuarto del siglo XVIII, casi al mismo tiempo que el 
concepto inglés de refinement y el alemán de Bildung.
De acuerdo con su concepto original, la "cultura" no debía ser una 
preservación del statu quo sino un agente de cambio; más 
precisamente, un instrumento de navegación para guiar la evolución 
social hacia una condición humana universal. El propósito original 
del concepto de "cultura" no era servir como un registro de 
descripciones, inventarios y codificaciones de la situación 
imperante, sino más bien fijar una meta y una dirección para las 
iniciativas futuras. El nombre "cultura" fue asignado a una misión 
proselitista que se había planeado y emprendido como una serie de 
tentativas cuyo objeto era educar a las masas y refinar sus 
costumbres, para mejorar así la sociedad y conducir al "pueblo" -es 
decir, a quienes provenían de las "profundidades de la sociedad- 
hacia sus más altas cumbres. La "cultura" se asociaba a un "rayo de 
luz" que pasaba "bajo los aleros" para ingresar a las moradas del 
campo y la ciudad, llegando a los oscuros escondrijos del prejuicio y 
la superstición que, como tantos otros vampiros (se creía), no 
sobrevivirían a la luz del día. De acuerdo con el apasionado 
pronunciamiento de Matthew Arnold en su influyente libro con el 
sugestivo título Cultura y anarquía (1869), la "cultura" "procura 
suprimir las clases sociales, difundir en todas partes lo mejor que 
se haya pensado o conocido en el mundo, lograr que todos los hombres 
vivan en una atmósfera de belleza e inteligencia"; además, de acuerdo 
con otra opinión expresada por Arnold en su introducción a Literature 
and Dogma (1873), la cultura es la combinación de los sueños y los 
deseos humanos con el esfuerzo de quienes quieren y pueden 
satisfacerlos: "La cultura es la pasión por la belleza y la 
inteligencia, y (más aún) la pasión por hacerlas prevalecer".
La palabra "cultura" ingresó en el vocabulario moderno como una 
declaración de intenciones, como el nombre de una misión que aún era 
preciso emprender. El concepto era tanto un eslogan como un llamado a 
la acción. Al igual que el concepto que proporcionó la metáfora para 
describir esta intención (el concepto de "agricultura", que asociaba 
a los agricultores con los campos que cultivaban), exhortaba al 
labrador y al sembrador a que araran y sembraran el suelo árido para 
enriquecer la cosecha mediante el cultivo (incluso Cicerón usó esta 
metáfora al describir la educación de los jóvenes con el término 
cultura animi). El concepto suponía una división entre los educadores 
llamados a cultivar las almas, relativamente escasos, y los numerosos 
sujetos que habían de ser cultivados; los guardianes y los guardados, 
los supervisores y los supervisados, los educadores y los educandos, 
los productores y sus productos, sujetos y objetos, así como el 
encuentro que debía tener lugar entre ellos.
De la palabra "cultura" se infería un acuerdo planeado y esperado 
entre quienes poseían el conocimiento (o al menos estaban seguros de 
poseerlo) y los incultos (llamados así por sus entusiastas aspirantes 
a educadores); un contrato, vale aclarar, provisto de una sola firma, 
endosado de forma unilateral y puesto en marcha bajo la exclusiva 
dirección de la flamante "clase instruida", que reivindicaba su 
derecho a moldear el orden "nuevo y mejor" sobre las cenizas del 
Ancien Régime. La intención expresa de esta nueva clase era la 
educación, la ilustración, la elevación y el ennoblecimiento de le 
peuple, de quienes recientemente habían sido investidos del rol de 
citoyens en los nuevos état-nations, el apareamiento de una nación 
recién formada que se elevaba a la existencia de Estado soberano con 
el nuevo Estado que aspiraba a desempeñar el papel de fideicomisario, 
defensor y guardián de la nación.
El "proyecto de ilustración" otorgaba a la cultura (entendida como 
actividad semejante al cultivo de la tierra) el estatus de 
herramienta básica para la construcción de una nación, un Estado y un 
Estado nación, a la vez que confiaba esa herramienta a las manos de 
la clase instruida. Entre ambiciones políticas y deliberaciones 
filosóficas, pronto cristalizaron dos metas gemelas de la empresa de 
ilustración (ya se las anunciara abiertamente o se las supusiera de 
forma tácita) en el doble postulado de la obediencia de los súbditos 
y la solidaridad entre compatriotas.
El crecimiento del "populacho" incrementaba la confianza del Estado 
nación en formación, pues se creía que el incremento en el número de 
potenciales trabajadores-soldados aumentaría su poder y garantizaría 
su seguridad. Sin embargo, puesto que el esfuerzo conjunto de la 
construcción nacional y el crecimiento económico también resultaba en 
un excedente cada vez mayor de individuos (en esencia, era preciso 
desechar categorías enteras de población para dar a luz y fortalecer 
el orden deseado, así como acelerar la creación de riquezas), el 
flamante Estado nación pronto enfrentó la apremiante necesidad de 
buscar nuevos territorios allende sus fronteras: territorios con 
capacidad para absorber el exceso de población que ya no encontraba 
lugar entre los límites del suyo.
La perspectiva de colonizar dominios lejanos demostró ser un potente 
estímulo para la idea iluminista de la cultura y dotó la misión 
proselitista de una dimensión completamente nueva que abarcaba en 
potencia al mundo entero. En exacto reflejo de la idea de 
"ilustración del pueblo" se forjó el concepto de la "misión del 
hombre blanco", que consistía en "salvar al salvaje de su barbarie". 
Pronto estos conceptos serían dotados de un comentario teórico en la 
forma de una teoría evolucionista de la cultura, que elevaba el mundo 
"desarrollado" al estatus de incuestionable perfección, que tarde o 
temprano habría de ser imitada o deseada por el resto del planeta. En 
aras de esta meta era preciso ayudar activamente al resto del mundo, 
coaccionándolo en caso de que opusiera resistencia. La teoría 
evolucionista de la cultura adjudicaba a la sociedad "desarrollada" 
la función de convertir a todos los habitantes del planeta. Todas sus 
futuras empresas e iniciativas se reducían al papel que estaba 
destinada a desempeñar la elite instruida de la metrópoli colonial 
frente a su propio "populacho" metropolitano.
Bourdieu concibió su investigación, recabó los datos y los interpretó 
en el preciso momento en que estas iniciativas comenzaban a perder su 
ímpetu y su sentido de dirección, y en términos generales ya estaban 
exánimes, al menos en las metrópolis donde se tramaban las visiones 
del futuro esperado y postulado, aunque no tanto en las periferias 
del imperio, desde donde las fuerzas expedicionarias eran llamadas a 
volver mucho antes de que hubieran logrado elevar la vida de los 
nativos a los estándares adoptados en las metrópolis. En cuanto a 
estas últimas, la ya bicentenaria declaración de intenciones había 
logrado establecer en ellas una amplia red de instituciones 
ejecutivas, financiadas y administradas principalmente por el Estado, 
con suficiente vigor como para apoyarse en su propio ímpetu, su 
rutina arraigada y su inercia burocrática. Ya se había moldeado el 
producto deseado (un "populacho" transformado en un cuerpo cívico) y 
se había asegurado la posición de las clases educadoras en el nuevo 
orden, o al menos se había logrado que fueran aceptadas como tales. 
Lejos de aquella audaz y arriesgada tentativa, cruzada o misión de 
antaño, la cultura se asemejaba ahora a un mecanismo homeostático: 
una suerte de giroscopio que protegía al Estado nación de los vientos 
de cambio y de las contracorrientes, a la vez que lo ayudaba, a pesar 
de las tempestades y los caprichos del tiempo inestable, a "mantener 
el barco en su rumbo correcto" (o bien, como diría Talcott Parsons 
mediante su expresión por entonces en boga, permitir que el "sistema" 
"recobre su propio equilibrio").
En resumen, la "cultura" dejaba de ser un estimulante para 
transformarse en tranquilizante, dejaba de ser el arsenal de una 
revolución moderna para transformarse en un depósito de productos 
conservantes. La "cultura" pasó a ser el nombre de las funciones 
adjudicadas a estabilizadores, homeostatos o giróscopos. Cuando 
Bourdieu la captó, inmovilizó, registró y analizó a la manera de una 
instantánea en La distinción, la cultura se hallaba en pleno 
cumplimiento de estas funciones (que pronto se revelarían como 
efímeras). Bourdieu no logró sustraerse al destino del proverbial 
búho de Minerva, esa diosa de toda sabiduría: observaba un paisaje 
iluminado por el sol poniente, cuyos contornos habían adquirido una 
nitidez momentánea que pronto se fundiría en el inminente crepúsculo. 
Lo que captó en su análisis fue la cultura en su etapa homeostática: 
la cultura al servicio del statu quo, de la reproducción monótona de 
la sociedad y el mantenimiento del equilibrio del sistema, justo 
antes de la inevitable pérdida de su posición, que se aproximaba a 
paso redoblado.
Esa pérdida de posición fue el resultado de una serie de procesos que 
estaban transformando la modernidad, llevándola de su fase "sólida" a 
su fase "líquida". Uso aquí el término "modernidad líquida" para la 
forma actual de la condición moderna, que otros autores denominan 
"posmodernidad", "modernidad tardía", "segunda" o "híper" modernidad. 
Esta modernidad se vuelve "líquida" en el transcurso de una 
"modernización" obsesiva y compulsiva que se propulsa e intensifica a 
sí misma, como resultado de la cual, a la manera del líquido -de ahí 
la elección del término-, ninguna de las etapas consecutivas de la 
vida social puede mantener su forma durante un tiempo prolongado. La 
"disolución de todo lo sólido" ha sido la característica innata y 
definitoria de la forma moderna de vida desde el comienzo, pero hoy, 
a diferencia de ayer, las formas disueltas no han de ser remplazadas 
-ni son remplazadas- por otras sólidas a las que se juzgue 
"mejoradas", en el sentido de ser más sólidas y "permanentes" que las 
anteriores, y en consecuencia aún más resistentes a la disolución. En 
lugar de las formas en proceso de disolución, y por lo tanto no 
permanentes, vienen otras que no son menos -si es que no son más- 
susceptibles a la disolución y por ende igualmente desprovistas de 
permanencia.
Al menos en esa parte del planeta donde se formulan, se difunden, se 
leen con fruición y se debaten apasionadamente las apelaciones en 
favor de la cultura (a la que, recordemos, se había relevado antes de 
su rol de asistente de las naciones, los Estados y las jerarquías 
sociales en proceso de autodeterminación y autoconfirmación), ésta 
pierde rápidamente su función de sierva de una jerarquía social que 
se reproduce a sí misma. Las tareas hasta entonces encomendadas a la 
cultura fueron cayendo una por una, quedaron abandonadas o pasaron a 
ser cumplidas por otros medios y con diferentes herramientas. 
Liberada de las obligaciones que le habían impuesto sus creadores y 
operadores -obligaciones consecuentes con el rol primero misional y 
luego homeostático que cumplía en la sociedad-, la cultura puede 
ahora concentrarse en la satisfacción y la solución de necesidades y 
problemas individuales, en pugna con los desafíos y las tribulaciones 
de las vidas personales.
Puede decirse que la cultura de la modernidad líquida (y más en 
particular, aunque no de forma exclusiva, su esfera artística) se 
corresponde bien con la libertad individual de elección, y que su 
función consiste en asegurar que la elección sea y continúe siendo 
una necesidad y un deber ineludible de la vida, en tanto que la 
responsabilidad por la elección y sus consecuencias queda donde la ha 
situado la condición humana de la modernidad líquida: sobre los 
hombros del individuo, ahora designado gerente general y único 
ejecutor de su "política de vida".
No hablamos aquí de un cambio de paradigma ni de su modificación: 
resulta más apropiado hablar del comienzo de una era 
"posparadigmática" en la historia de la cultura (y no sólo de la 
cultura). Aunque el término "paradigma" aún no ha desaparecido del 
vocabulario cotidiano, se ha sumado a la familia de las "categorías 
zombis" (como diría Ulrich Beck), que crece a paso acelerado: 
categorías que deben ser usadas sous rature [en borrador] si, en 
ausencia de sustitutos adecuados, todavía no estamos en condiciones 
de renunciar a ellas (como preferiría decirlo Jacques Derrida). La 
modernidad líquida es una arena donde se libra una constante batalla 
a muerte contra todo tipo de paradigmas, y en efecto contra todos los 
dispositivos homeostáticos que sirven a la rutina y al conformismo, 
es decir que imponen la monotonía y mantienen la predictibilidad. 
Ello se aplica tanto al concepto paradigmático heredado de cultura 
como a la cultura en sentido amplio (es decir, la suma total de los 
productos artificiales o el "excedente de la naturaleza" hecho por el 
ser humano), que aquel concepto intentó captar, asimilar 
intelectualmente y volver inteligible.
Hoy la cultura no consiste en prohibiciones sino en ofertas, no 
consiste en normas sino en propuestas. Tal como señaló antes 
Bourdieu, la cultura hoy se ocupa de ofrecer tentaciones y establecer 
atracciones, con seducción y señuelos en lugar de reglamentos, con 
relaciones públicas en lugar de supervisión policial: produciendo, 
sembrando y plantando nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer 
el deber. Si hay algo en relación con lo cual la cultura de hoy 
cumple la función de un homeostato, no es la conservación del estado 
presente sino la abrumadora demanda de cambio constante (aun cuando, 
a diferencia de la fase iluminista, se trata de un cambio sin 
dirección, o bien en una dirección que no se establece de antemano). 
Podría decirse que sirve no tanto a las estratificaciones y 
divisiones de la sociedad como al mercado de consumo orientado por la 
renovación de existencias.
La nuestra es una sociedad de consumo: en ella la cultura, al igual 
que el resto del mundo experimentado por los consumidores, se 
manifiesta como un depósito de bienes concebidos para el consumo, 
todos ellos en competencia por la atención insoportablemente fugaz y 
distraída de los potenciales clientes, empeñándose en captar esa 
atención más allá del pestañeo. Tal como señalamos al comienzo, la 
eliminación de las normas rígidas y excesivamente puntillosas, la 
aceptación de todos los gustos con imparcialidad y sin preferencia 
inequívoca, la "flexibilidad" de preferencias (el actual nombre 
políticamente correcto para el carácter irresoluto), así como las 
elecciones transitorias e inconsecuentes, constituyen la estrategia 
que se recomienda ahora como la más sensata y correcta. Hoy la 
insignia de pertenencia a una elite cultural es la máxima tolerancia 
y la mínima quisquillosidad. El esnobismo cultural consiste en negar 
ostentosamente el esnobismo. El principio del elitismo cultural es la 
cualidad omnívora: sentirse como en casa en todo entorno cultural, 
sin considerar ninguno como el propio, y mucho menos el único propio. 
Un crítico y reseñador de TV de la prensa intelectual británica 
elogió un programa del Año Nuevo 2007-2008 por su promesa de "brindar 
un conjunto de entretenimientos musicales para satisfacer el apetito 
de todos". "Lo bueno -explicó- es que su atractivo universal permite 
a uno entrar y salir del show según la preferencia." Es una cualidad 
digna de elogio y en sí admirable de la oferta cultural en una 
sociedad donde las redes reemplazan a las estructuras, en tanto que 
un juego ininterrumpido de conexión y desconexión de esas redes, así 
como la interminable secuencia de conexiones y desconexiones, 
reemplazan a la determinación, la fidelidad y la pertenencia.
Hay otro aspecto a destacar en las tendencias aquí descriptas: una de 
las consecuencias de que el arte se quite de encima la carga de 
cumplir una función de peso es también la distancia, a menudo irónica 
o cínica, que adoptan con respecto a él tanto sus creadores como sus 
receptores. Hoy el discurso sobre el arte rara vez adquiere el tono 
ceremonioso o reverencial tan común en el pasado. Ya no se llega a 
las manos. No se levantan barricadas. No hay destellos de puñales. Si 
se dice algo en relación con la superioridad de una forma de arte 
sobre otra, se lo expresa sin pasión y sin brío; por otra parte, las 
visiones condenatorias y la difamación son menos frecuentes que 
nunca. Tras este estado de las cosas se esconde una sensación de 
vergüenza, una falta de confianza en sí mismo, una suerte de 
desorientación: si los artistas ya no tienen a su cargo tareas 
grandiosas y trascendentes, si sus creaciones no sirven a otro 
propósito que brindar fama y fortuna a unos pocos elegidos, además de 
entretener y complacer personalmente a sus receptores, ¿cómo han de 
ser juzgados si no es por el bombo publicitario que acaso reciben en 
un momento dado? Tal como sintetizó diestramente Marshall McLuhan 
esta situación, "el arte es cualquier cosa que permita a uno salirse 
con la suya". O tal como Damien Hirst -actual niño mimado de las más 
elegantes galerías londinenses y de quienes pueden darse el lujo de 
ser sus clientes- admitió cándidamente al recibir el Premio Turner, 
prestigioso galardón británico de arte: "Es asombroso lo mucho que se 
puede hacer con un promedio escolar regular en artes, una imaginación 
retorcida y una sierra".
Las fuerzas que impulsan la transformación gradual del concepto de 
"cultura" en su encarnación moderna líquida son las mismas que 
contribuyen a liberar los mercados de sus limitaciones no económicas: 
principalmente sociales, políticas y étnicas. La economía de la 
modernidad líquida, orientada al consumo, se basa en el excedente y 
el rápido envejecimiento de sus ofertas, cuyos poderes de seducción 
se marchitan de forma prematura. Puesto que resulta imposible saber 
de antemano cuáles de los bienes ofrecidos lograrán tentar a los 
consumidores, y así despertar su deseo, sólo se puede separar la 
realidad de las ilusiones multiplicando los intentos y cometiendo 
errores costosos. El suministro perpetuo de ofertas siempre nuevas es 
imperativo para incrementar la renovación de las mercancías, 
acortando los intervalos entre la adquisición y el desecho a fin de 
reemplazarlas por bienes "nuevos y mejores". Y también es imperativo 
para evitar que los reiterados desencantos de bienes específicos 
lleven a desencantar por completo esa vida pintada con los colores 
del frenesí consumista sobre el lienzo de las redes comerciales.
La cultura se asemeja hoy a una sección más de la gigantesca tienda 
de departamentos en que se ha transformado el mundo, con productos 
que se ofrecen a personas que han sido convertidas en clientes. Tal 
como ocurre en las otras secciones de esta megatienda, los estantes 
rebosan de atracciones que cambian a diario, y los mostradores están 
festoneados con las últimas promociones, que se esfumarán de forma 
tan instantánea como las novedades envejecidas que publicitan. Los 
bienes exhibidos en los estantes, así como los anuncios de los 
mostradores, están calculados para despertar antojos irreprimibles, 
aunque momentáneos por naturaleza (tal como lo enunció George 
Steiner, "hechos para el máximo impacto y la obsolescencia 
instantánea"). Tanto los mercaderes de los bienes como los autores de 
los anuncios combinan el arte de la seducción con el irreprimible 
deseo que sienten los potenciales clientes de despertar la admiración 
de sus pares y disfrutar de una sensación de superioridad.
Para sintetizar, la cultura de la modernidad líquida ya no tiene un 
"populacho" que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir. En 
contraste con la ilustración y el ennoblecimiento, la seducción no es 
una tarea única, que se lleva a cabo de una vez y para siempre, sino 
una actividad que se prolonga de forma indefinida. La función de la 
cultura no consiste en satisfacer necesidades existentes sino en 
crear necesidades nuevas, mientras se mantienen aquellas que ya están 
afianzadas o permanentemente insatisfechas. El objetivo principal de 
la cultura es evitar el sentimiento de satisfacción en sus ex 
súbditos y pupilos, hoy transformados en clientes, y en particular 
contrarrestar su perfecta, completa y definitiva gratificación, que 
no dejaría espacio para nuevos antojos y necesidades que satisfacer.
Traducción: Lilia Mosconi
La cultura en el mundo de la modernidad líquida 
Zygmunt Bauman
Fondo de Cultura Económica.
Fuente: www.lanacion.com.ar

http://www.enfoquesperu.com/index.php/cultura/1573-zygmunt-bauman-
la-cultura-en-la-era-del-consumo

La familia en crisis: ¿cuál familia en crisis?

La familia en crisis: ¿cuál familia en crisis?

Por: FLORENCE THOMAS 

13 de Agosto del 2013


Las familias tradicionales desaparecieron y se generaron recomposiciones familiares a la luz de los dramáticos acontecimientos de este doloroso país.


Si se trata de la sagrada familia, por supuesto que está en crisis y diría incluso que está desapareciendo. La sagrada familia, judeocristiana, profundamente patriarcal, maternalista y conservadora, estaba conformada por papá, mamá, hijos e hijas. Podría añadir carro, casa y beca. Esta sí está desapareciendo.Sin embargo, la familia –entendida en un contexto de modernidad y de profundos cambios– sigue siendo la célula básica de la sociedad. Es necesario, entonces, ponernos de acuerdo sobre lo que entendemos por familia. Hace poco, el Consejo de Estado, a propósito de una demanda particular, expidió una sentencia y conceptuó sobre la familia de la siguiente forma: “La familia podrá estar constituida por un padre y una hija, o por una madre soltera con su respectivo primogénito, o por la tradicional decisión libre y voluntaria entre un hombre y una mujer de hacer vida conyugal, o por la decisión libre y voluntaria de dos personas del mismo sexo que se profesan amor y desean realizar vida conyugal (…); es decir, una forma de unión de personas que asumen lazos de solidaridad, apoyo, cariño, amor y convivencia”. Por cierto, esta conceptualización que refleja de alguna manera los profundos cambios de las sociedades modernas ya es bien diferente de la de la Constitución de 1991, cuando afirmaba que la familia es “una institución básica de la sociedad, conformada por el matrimonio entre un hombre y una mujer”.Hoy entendemos que ya no es primordial su formalización, sea civil o religiosa. Y esto no significa de por sí una grave crisis de la familia, como lo propone Álvaro Sierra, profesor del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana. En primer lugar, porque las familias monoparentales existen desde hace décadas e incluso siglos en Colombia. Familias sin la presencia del padre, familias extensas, familias desplazadas encabezadas por una mujer con sus hijos, hijas, abuelos, tías y otros miembros cercanos.Estas han sido y seguirán siendo pan cotidiano en Colombia. Nada nuevo bajo el sol y muchas investigaciones que corroboran este hecho, mucho menos ideológicas que las de la Universidad de la Sabana. Sólo hojeando el informe ‘Basta ya’, del CNMH, se entiende que las familias tradicionales desaparecieron y se generaron recomposiciones familiares a la luz de los dramáticos acontecimientos de este doloroso país.Además, y con una mirada feminista, las mujeres están entendiendo que la familia tradicional no es, ni nunca fue, el nidito de amor o el paraíso que los imaginarios culturales nos querían inculcar. La familia también es y ha sido un infierno, y para validar esta mirada basta consultar las estadísticas de violencias familiares o domésticas del país. Según la OMS, el hogar es actualmente el lugar más peligroso para una mujer. La violencia sexual en el interior de la familia representa aproximadamente un 85 por ciento de los casos de violencias contra las mujeres y los victimarios son, en la mayoría de los casos, hombres.Finalmente, y en cuanto a la desaparición de la figura del padre, no significa que los niños y niñas crezcan sin figura paterna. Los hogares extensos se han mantenido con estabilidad o sin ella, desde hace tiempo; son hogares donde se concentran los hijos e hijas de las jóvenes madres, quienes asumen con abuelos y abuelas la crianza. Y ahí hay siempre alguna figura paterna que no tiene que ser obligatoriamente desempeñada por el padre biológico. Y con esto no estoy diciendo que nos encontramos en momentos gloriosos para la socialización de niños y niñas; estoy afirmando que la famosa crisis de la familia es la añoranza de la familia autoritaria y patriarcal.


Florence Thomas

Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad

 

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/florencethomas/la-familia-en-crisis-cual-familia-en-crisis-florence-thomas-columnista-el-tiempo_12990648-4

Evo Morales expone la verdadera dívida externa

Evo Morales expone la verdadera dívida externa


por ADMIN en jul 23, 2013 


 ?quién debe a quién? Genial discurso de Evo Morales que los medios escondieronExposición del Presidente Evo Morales ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea
Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Presidente Evo Morales logró inquietar a su audiencia cuando dijo:
Auí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.
Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ‘MARSHALLTESUMA”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional??Deploramos decir que no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.
En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.
Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica.

http://es.dialogosdosul.org.br/websul/evo-morales-expone-la-verdadera-divida-externa/

El Vaticano analiza las creencias de los superhéroes

05 julio 2013

CURIOSIDAD

 El diario vaticano L'Osservatore Romano se interroga sobre la religiosidad de los superhéroes en "¿Es Hulk de verdad católico?".

 

El diario vaticano L'Osservatore Romano se interroga hoy sobre la religiosidad de los superhéroes y en un largo artículo titulado "¿Es Hulk de verdad católico?" repasa las creencias religiosas de los más famosos personajes de cómic, entre ellos Superman, Lobezno o Cíclope.

"¿Puede bastar un rosario entre las manos para definir como católica a una persona?", se pregunta el vespertino de la Santa Sede, que recurriendo a un portal de internet estadounidense sobre cómic en el que se señala la religión de todos los superhéroes, resalta que Bruce Banner, el increíble Hulk, el hombre verde, está casado por la Iglesia.


"Lo está con la amada Betty Rossi y el rito está oficiado por un sacerdote católico", precisa el diario, que agrega que "otras señales" diseminadas entre los centenares de viñetas "revelarían inequívocamente su fe", entre ellas una en la que aparece con un rosario entre las manos.

Hulk no es un caso aislado, subraya el vespertino vaticano, que asegura que los personajes con poderes excepcionales que declaran explícitamente su fe no son una minoría y que el número de libros de cómic cuyos personajes se declaran cristianos ha crecido rápidamente en los últimos años.

Así, señala que en la película de Superman se confirma la fe cristiana, metodista, para más exactitud, del periodista Clark Kent.

L'Osservatore Romano agrega que la prensa estadounidense llega incluso a hablar de la "dimensión cristológica del personaje".

¿Exageraciones?, se pregunta el diario, que añade que escuchando al director del filme, Snyder, éste señala que en muchos diálogos de la película la referencia a la religión cristiana es directa.

"Cuando Jor-El, el padre krytoniano de Superman, le pone en la nave espacial para enviarlo a la tierra, la madre, Lara, tiene miedo y dice: 'será marginado, lo matarán'. Pero el padre responde: 'Será un Dios para ellos'", señala.

El vespertino destaca que los superhéroes están caracterizados por una doble naturaleza, humana y divina, con poderes que parecen versiones puestas al día de los personajes de la antigüedad, pero con características diferentes.

"Mientras los primeros -agrega- eran viciosos, mentirosos y dedicados a satisfacer sus propias pasiones, los de ahora combaten contra las injusticias del mundo, la prepotencia de los avaros e intervienen para restablecer un orden momentáneamente perdido".

El periódico del Vaticano reconoce que la mayor parte de los superhéroes, sin embargo, son cristianos protestantes y recuerda que el protestantismo es la confesión más difundida en EEUU, y en esa línea destaca al Hombre Araña, "un protestante convencido", y al Capitán América, "que encarna los ideales más alto de América y una tira reciente de cómic admite que todos los domingos va a la función religiosa de la comunidad".

También resalta entre los protestantes a Cíclope, de los X-Men, y sobre todo a Lobezno, un presbiteriano escocés, "uno de los treinta personajes definidos entre los más religiosos del universo de la editorial Marvel".

Entre los episcopalianos figuran la Mujer Invisible y Batman.

Entre los escasos católicos destaca a Selina Kyle, la Catwoman, aunque precisa que no es muy devota, aunque tiene una hermana monja.

Otro personaje católico es Vindicator, que muestra sus promesas matrimoniales y es su fe la que salva a esta figura femenina en la lucha contra Dargil.

De la catolicidad del Rondador Nocturno de los X-Men no hay duda, asegura el diario, que señala que es el más devoto de todos.

El vespertino hace hincapié en el cristianismo de la mayoría de los personajes, "y eso que una de las editoriales, Marvel, fue fundada en 1939 por el judío Martin Goodman y que los autores de los cómic son en su mayor parte judíos".

Recuerda, no obstante, que hay algunos, como Shdowcat, que lleva un collar con la estrella de David y subraya que La Cosa, de "Los Cuatro Fantásticos" en una tira de cómic de 2002 reza la tradicional plegaria judía Shema Yisrael.

El vespertino señala que tras ese viaje por el mundo del cómic hay que preguntarse si todo eso tiene valor y afirma que el mundo de hoy necesita "héroes positivos, impávidos y justos, que en la eterna lucha entre el bien y el mal siempre saben de que parte deben estar.

"Y si detrás de ello hay motivaciones religiosas, mucho mejor", concluye.

 

http://www.semana.com/mundo/articulo/el-vaticano-analiza-creencias-superheroes/349705-3

El mercado y la moral

25 mayo 2013

El libre mercado o la moral

El economista alemán Armin Falk, a diferencia de sus colegas, no arma 
sus teorías con base en modelos matemáticos sino en experimentos.

El economista alemán Armin Falk, a diferencia de sus colegas, no arma 
sus teorías con base en modelos matemáticos sino en experimentos. En 
la revista Science, Falk acaba de presentar su nuevo trabajo con el 
que, según él, queda demostrado que el libre mercado destruye la 
moral. Partió de la premisa de que este sistema abre una brecha entre la moral de una 
persona y las consecuencias de sus decisiones: ¿Cuánta gente dejó de 
comprar ropa de Bangladesh tras la tragedia en una fábrica textil 
hace tres semanas? 
Para demostrar su hipótesis, Falk puso a 200 personas a prueba. Las 
sentó frente a computadores y debían escoger entre salvarle la vida a 
un ratón de laboratorio (sin verlo) o ganar dinero. La primera prueba 
los ponía a elegir si tomaban 10 euros o salvaban al animal, todo con 
solo presionar un botón. El 45 por ciento prefirió el dinero. En la 
segunda, les pedía que negociaran entre ellos por medio de sus 
computadores. El mejor negociador podía ganar varios cientos de 
euros. Sin embargo, la única forma de salvar al ratón era rehusándose 
a participar en el macabro juego. El 75 por ciento prefirió matar al 
roedor. La moraleja es que mientras la gente rechaza moralmente el 
trabajo infantil o la tortura animal, cuando está en el libre mercado 
deja de lado la moral y compra lo más barato.


http://www.semana.com/enfoque/articulo/el-libre-mercado-moral/344356
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El Gardasil y el Virus del Papiloma Humano

¿Por qué quiere el "Ministerio de Salud y Protección Social" poner en peligro la vida de 3'500.000 niñas?

Por cosongo el 22 de Febrero 2013 12:04 AM


La vacuna contra Virus del Papiloma Humano (VPH) es una farsa y un atentado contra la vida y la salud.
El pasado 20 de enero se publicó la siguiente noticia en los principales diarios del país:
"Todas las bachilleres recibirán vacuna del virus del papiloma humanoAnuncio se hizo en rendición de cuentas de Ministerio de Salud. Se espera vacunar a 3'500.000 niñas."

Así no más, como si fueran reses, el gobierno decide que va a inocular a 3'500.000 niñas sin que se les advierta del peligro mortal y efectos colaterales de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano y sin que las mismas niñas o los padres puedan decir nada al respecto.
Alguien está ganando mucho dinero en el mortal negocio de las vacunas, y especialmente con esta vacuna producida por la multinacional Merck, la cual ha producido un sinnúmero de muertes en otros países, así como fatales efectos colaterales. En el "País del Sagrado Corazón" todo el mundo se queda callado antes este hecho. Un típico síntoma del subdesarrollo, cualquier veneno extranjero es bien recibido y despachado a domicilio. Los periodistas NO investigan y el gobierno, en vez de proteger a la población, a la juventud, a las niñas, a las mujeres, a las futuras gobernantes y madres colombianas, las pone en un riesgo mortal.

Veamos los hechos 
Según la organización "La Verdad acerca del Gardasil" (la vacuna que se va a emplear en Colombia), esta es la cruda verdad acerca de esta vacuna:
"Gardasil es la vacuna contra el VPH que se ha proclamado que combate el cáncer cervical. Lo que no les están diciendo es que miles de niñas están teniendo reacciones adversas a las vacunas de VPH, algunas incluso han muerto - hasta el más reciente conteo por lo menos 103 vidas se han perdido. Debemos hacer algo al respecto. ¡Estas niñas necesitan nuestra ayuda! Estas niñas están teniendo reacciones adversas tales como: convulsiones, derrames cerebrales, mareo, fatiga, debilidad, dolor de cabeza, dolor estomacal, vómito, dolor muscular y debilidad, dolor en las coyunturas, problemas del sistema inmunológico, dolor en el pecho, pérdida del cabello, pérdida del apetito, cambios de personalidad, insomnio, tremores en las manos y piernas, debilidad en manos y piernas, falta de aliento, problemas cardiacos, parálisis, piquiña, salpullido, dolor pélvico, cambios en el ciclo menstrual, desmayos, hinchazón en los nodos linfáticos, sudor nocturno, náusea, pérdida temporal de la vista y del oído, ¡solo para mencionar algunas de las mismas!"
El corrupto sistema de salud del gobierno de los Estados Unidos está completamente vendido a las compañías fabricantes de drogas y Merck, la fabricante de esta peligrosa droga, es una de ellas. Por eso no es de extrañar que se requiriera de la organización "Judicial Watch" para sacar a flote la verdad sobre la podredumbre del sistema y de esta vacuna.
Estos es lo que se supo gracias a las investigaciones y denuncias de "Judicial Watch", que fueron confirmados por un estudio médico:
"Un nuevo estudio médico confirma lo que Judicial Watch sacó a la luz hace años acerca de una controversial vacuna que fue aprobada por la vía rápida por la Food and Drug Administration (FDA) para proteger contra una enfermedad de transmisión sexual: que los riesgos son más graves que los supuestos beneficios.
De hecho, los peligros desconocidos de una reacción adversa a la vacuna conocida como Gardasil, pesan mucho más que los riesgos conocidos de contraer la enfermedad, de acuerdo a un estudio médico conducido por dos  reputados investigadores canadienses. Desde 2007, Judicial Watch, ha investigado el escándalo de Gardasil y ha descubierto multitud de récords médicos, en los cuales se documentan miles de reacciones adversas asociadas con la vacuna, incluidas parálisis, convulsiones y docenas de muertes.
Manufacturada por el gigante farmacéutico Merck, el Gardasil es promocionado como la vacuna  milagrosa que puede prevenir ciertas cepas del cáncer cervical causado por el Virus del Papiloma Humano (VPH). En vez de eso, ha estado conectada con miles de efectos colaterales debilitantes, según las mismas desalentadoras estadísticas del gobierno que fueron expuestas en la investigación de Judicial Watch. Basados en los récords, Judicial Watch publicó un informe especial en 2008, detallando el proceso de la aprobación del Gardasil, los efectos colaterales, las preocupaciones de seguridad y las prácticas de mercadeo. Indudablemente ilustran un experimento de salud pública a gran escala".
E, indudablemente, Colombia es ahora parte de ese gran experimento, como lo están siendo muchos otros países del llamado Tercer Mundo. Lo más aberrante de esta situación es que NINGÚN organismo de salud colombiano se haya pronunciado contra este mortal experimento a gran escala en que niñas inocentes serán víctimas de un sistema que no se cuestiona lo que está haciendo y que está implementando políticas de salud originadas en los EE. UU., para el beneficio de una compañía multinacional y para el maleficio del pueblo colombiano.
¿Les mencioné en alguna parte que fuera de causar todos estos daños la vacuna no previene ningún cáncer?
NUNCA se hicieron pruebas con el Gardasil para comprobar que sirviera para prevenir el cáncer cervical. Aún hoy en día no se ha sido comprobado que prevenga el cáncer cervical ni ningún otro tipo de mal. El laboratorio Merck lo único que ha dicho es que a lo mejor, tal vez, sirva para prevenir el cáncer cervical. Lo que es más, de los más de 40 tipos de VPH que existen, 15 han sido asociados con el cáncer cervical, de los cuales Merck cree que el Gardasil sirva con 4 de estos tipos de VPH... ¿dejaría algún padre en su sano juicio que su hija fuera vacunada, sabiendo que está siendo un conejillo de indias para una droga que no se ha comprobado que sirva para nada, pero que sí sabe que la podría matar o dejar incapacitada? Parece que el mal llamado "Ministerio de Salud y Protección Social" ya tomó esa decisión por padres e hijas... 


http://www.eltiempo.com/blogs/the_american_way_of_life/2013/02/por-que-quiere-el-ministerio-d.php

Indígenas colombianos recuperan territorio ancestral

25 Mayo 2013 - 9:00 pm


En Dibulla, La GuajiraLos Koguis vuelven al mar

Por primera vez en Colombia un pueblo indígena compra y recupera un sitio sagrado que le perteneció antes de la llegada de los españoles.

Por: Mariana Escobar Roldán

 

Indígenas koguis en el mar, antes de la ceremonia de pagamento, celebrada el 5 de mayo, por el sitio sagrado que recuperaron. / Cortesía Ricardo Rey

Hace cinco siglos, antes de que los españoles hicieran del Caribe su ruta a las Indias, gran parte de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta vivían a orillas del océano, emprendían largas travesías en busca de pescado y recolectaban caracuchas, similares al caracol, que consumían trituradas y mezcladas con hojas de coca para pensar y comunicarse mejor.“El mar era la madre”, dice el mito de creación de los koguis. Sin embargo, según cuenta Alessandro Martínez, del grupo de arqueología del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, con la llegada de los “bárbaros” muchos indígenas fueron sometidos y esclavizados hasta desaparecer, y los que sobrevivieron buscaron refugio en la montaña litoral más alta del mundo, la Sierra Nevada de Santa Marta, donde el clima y las pendientes detuvieron a los españoles en su empresa conquistadora.Allá han vivido por décadas koguis, arhuacos, wiwas y kankuamos, cuatro pueblos que cambiaron la pesca por la agricultura y terminaron adaptándose a una vida lejos del mar. Sin embargo, con las olas dejaron buena parte de sus sitios sagrados, “donde los mamos (sus máximas autoridades) se concentran, traen las ideas, la fuerza para gobernar, cuidan el equilibrio entre hombre y naturaleza e impiden tanta catástrofe”, según comenta José de los Santos Sauna, cabildo gobernador de los koguis.Indignada con esta historia de desarraigo, el 27 de junio de 2005, durante una actividad organizada por los indígenas en el Festival de Poesía de Medellín, Natalia Hoyos, una joven de Manizales, dijo haber recibido un llamado: entregarles a los koguis una tierra de propiedad de su padre, sobre la Línea Negra, que, de acuerdo con el antropólogo Pablo Mora, tiene la mayor concentración de sitios sagrados y carga con las peores amenazas del turismo, el comercio, la infraestructura y la explotación agrícola.“Recorreré todo el camino para hacer posible que estas tierras vuelvan a sus guardianes originales”, escribió Hoyos en una carta que envió a los mamos de la Sierra en 2011 y cuyas palabras terminarían por cumplirse, porque si bien tardó meses convenciendo a su familia y hubiera querido entregar sin prebendas lo que siempre fue de los koguis, su padre accedió a vender a los indígenas cada hectárea por $15’000.000, una suma irrisoria comparada con los cerca de $70’000.000 que cuesta la hectárea en la zona.El problema llegó cuando empezó la búsqueda de recursos. “Tocamos muchas puertas, pero nadie entendía que se trataba de algo histórico, del primer sitio sagrado que compraría y recuperaría una comunidad de indígenas en Colombia, y tal vez en América Latina y el mundo”, recuerda Juana Londoño, miembro de la Fundación Pro-Sierra, que apoya la conservación y recuperación natural del territorio.Tras el no de empresas, oficinas del Estado y benefactores, ocurrió la “magia”, como llama Londoño al desenlace de aquella lucha: el Ministerio de Cultura entregó $850’000.000; la organización ACT (Amazon Conservation Team), $540’000.000, y los indígenas, $480’000.000.A 800 metros de la desembocadura del río Jerez, en Dibulla, La Guajira, volvió a manos de los koguis el sitio llamado Jaba Tañiwashkaka, 1.300 metros de playa y 155 hectáreas de tierra sin carreteras donde anidan las tan amenazadas tortugas icoteas y el mar es tan sereno como sus nuevos propietarios.En la zona abundan las caracuchas, por las cuales los indígenas deben pagar entre $15.000 y $20.000 en Riohacha, si quieren conservar su tradición del poporeo, acción de mascar hojas de ayo o de coca mezcladas con cal y que, según su cultura, con el pasar de los años les permite llegar a su fin último: la sabiduría.No hay duda de la importancia que tiene esta nueva figura de protección para un sitio sagrado: las comunidades se apropian y aseguran con recursos propios su futuro. Incluso, recientemente, Jaba Tañiwashkaka fue declarado por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural como Bien de Interés Cultural del Ámbito Nacional; por lo que dice Juan Mayr, exministro de Medio Ambiente que participó en el proceso, se trata de un precedente para que minorías de todo el país blinden sus territorios contra el daño ecológico que deja la intervención “arrasadora” de empresas petroleras, mineras y turísticas. Juana Londoño, por su parte, expresa que “este es el ejemplo de que los koguis ya están en el mar y que para defender la tierra no hay que mancharse de sangre”.El 5 de mayo, la comunidad realizó allí una ceremonia de pagamento para dar “gracias” por el sitio al que retornaron y que utilizarán para sus rituales. Ofrecieron plumas de guacamaya azul, caracoles, cuarzos y otras piedras, mientras el mamo José Gabriel Alímaco, emocionado, decía: “Se cumple el sueño que tenía desde que era un niño de recoger la primera caracucha, la primera semilla en la Línea Negra, en nuestro territorio ancestral”.Por: Mariana Escobar Roldán


http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/vivir/articulo-424151-los-koguis-vuelven-al-mar