El precariado: la nueva clase social
El precariado: la nueva clase social
Creado: Domingo, 31 Mayo 2015 21:08
Escrito por Tatiana Castañeda
Tatiana Castañeda
Este libro trata sobre aquellos que sobreviven en todo
el mundo de un rebusque cotidiano e inseguro. Ellos
son el producto de varias décadas de políticas
neoliberales que han precarizado el empleo y han
acabado los beneficios de la estabilidad laboral.
Tatiana Castañeda López*
El precariado, una nueva clase social
Guy Standing
Pasado y Presente.2013. 300 pág.
Vivir al borde
¿Qué haría usted si hoy perdiera su trabajo? Y si en
el año siguiente no consiguiera uno nuevo, ¿qué
propiedades perdería? ¿Cómo pagaría el arriendo o los
créditos pendientes? ¿Cómo ayudaría a quienes dependen
económicamente de usted? Este es el tipo de escenarios
que analiza este libro, que describe la situación del
“precariado”, una clase social que vive a diario tales
realidades.
El precariado, una nueva clase social analiza la
transformación global que ha resultado de aplicar las
políticas neoliberales desde los años 1980. Este
modelo pretende acelerar el crecimiento económico
sobre la base de aumentar la competitividad, para lo
cual sería preciso “flexibilizar” el mercado laboral y
“transferir los riesgos y las inseguridades a los
trabajadores y a sus familias”.
Las nuevas clases
Las políticas neoliberales, según Standing, han
incidido seriamente sobre la vida diaria de millones
de personas y sobre la estratificación social en todos
los países. Su impacto ha sido tal que podemos hablar
de una nueva estructura de clases sociales en el siglo
XXI. Ya no cabe hablar sencillamente de ricos y
pobres. Las nuevas clases son:
La plutocracia. Son billonarios, excesivamente ricos,
que ocupan la pirámide de la riqueza mundial; ganan
gran parte de lo que hoy por hoy producen los mercados
financieros, aparecen en revistas como Forbes y tienen
injerencia en los gobiernos.Luego se encuentran los altos ejecutivos, con sueldos
estables y contratos de tiempo completo. Tienen
conexiones en las élites y aspiran a ser
plutócratas, influyen sobre los gobiernos y sobre
quienes toman decisiones públicas.Después vienen los profitécnicos (profesionales y
técnicos) que pueden ganar mucho dinero mediante
contratos de consultoría y no permanecen en una
empresa de tiempo completo.Llegamos así a los trabajadores asalariados que tienen
oficios más o menos estables, pagan seguridad social,
intentan tener pensiones y mueven la economía. Esta
clase es el residuo del viejo “proletariado”, que a
juicio del autor se está reduciendoPor debajo de los grupos anteriores encontramos el
precariado -neologismo que une “el adjetivo precario y
el sustantivo proletariado”-: el gran grupo de
desempleados, que sigue en aumento. Aunque Standing
aclara que esta sería una “clase en formación”, es
evidente que las clases tradicionales que por ejemplo
describieron Marx y Engels se han desdibujado y que
están surgiendo nuevas formas de estratificación
social.
¿Quiénes son?
El precariado está compuesto por personas de todo
tipo: jóvenes, adultos y madres cabeza de familia. Es
un grupo bastante heterogéneo pero al mismo tiempo sus
miembros tienen elementos en común:
Son personas constantemente expuestas a la
inestabilidad laboral y a todas las consecuencias de
no tener tranquilidad económica: entrar y salir
fugazmente de trabajos, adquirir deudas para pagar más
deudas, y obtener ingresos únicamente durante cuatro u
ocho meses al año.Pero su rasgo decisivo es carecer de identidad
ocupacional: trabajan en lo que aparezca o en lo que
puedan. Deben realizar trabajos mal remunerados y sin
perspectiva de una carrera ocupacional. El precariado
ha tenido acceso a la educación pero sus labores están
muy por debajo de su formación.
Su sostenimiento depende exclusivamente de ese tipo de
trabajos y no tienen seguridad social. Sus deudas
siempre están en el límite. Si perdieran el trabajo o
los contratos efímeros perderían todo, como ha
sucedido en algunos países en Europa: pierden la casa,
pierden sus enseres y deben dejarlo todo. “Un pequeño
error, un pequeño problema y estarán sin techo” afirma
el autor.Han perdido sus derechos por no estar dentro del
sistema laboral. Tienen que pelear con los burócratas
para lograr conseguir condiciones básicas de
sobrevivencia. Esto produce desesperanza y alienación
- entendida como el sentimiento de no controlar el
producto de su trabajo y de estar fabricando algo
extraño que no le pertenece-. El precariado no trabaja para su realización personal
ni para satisfacer sus propiosm objetivos. Trabaja
para otro, para los objetivos de otro. Trabaja en
labores que no desea hacer, solo para poder
sobrevivir. Esto resulta en sentimientos de
descontento, ansiedad y rabia contra el sistema.
Efecto de la globalización
Del precariado forman parte inmigrantes, refugiados,
limpiadores o cuidadores. Se le denomina clase
peligrosa porque no está de acuerdo con las ideologías
políticas que venían del siglo pasado (el siglo XX).
Se dice que el precariado es la base de movimientos
sociales como “los indignados”, y que estas personas
están dispuestos a protestar en la plaza pública. Pero
no todos pertenecen a una tendencia o grupo político:
están hartos de todo y pueden afiliarse a la extrema
derecha o a la izquierda, al anarquismo o a lo que
aparezca, pues van sencillamente a la deriva y con
demasiados problemas a cuestas.
El precariado ha logrado reunirse y ejercer presión
sobre la opinión pública. Es una clase peligrosa para
los partidos políticos tradicionales, puesto que estos
no pueden lograr adeptos en ausencia de un Estado que
proteja sus intereses. Por el contrario, el precariado
se está interesando en nuevas fuerzas políticas. En
España, por ejemplo, se han expresado en movimiento
como Podemos (o como Ciudadanos), que son voces
importantes en la actual crisis económica.
Estas manifestaciones de protesta del precariado
representarán, a juicio del autor, un costo para la
plutocracia o las élites. El precariado se ha unido no
solo para protestar, sino para transformar, así se
demore muchos años en hacerlo.
La protesta tendrá un costo y algún impacto negativo
sobre los mercados. Las desigualdades sociales de las
que habla el libro son insostenibles: riquezas
incontables y una pobreza que deja a muchos sin techo
y sin comida. Y no es que el precariado haya vivido
siempre así: el sistema los puso en ese lugar.
El libro nos invita a pensar que también en Colombia
los contratos a plazo indefinido están desapareciendo,
que las posibilidades de movilidad laboral están
disminuyendo, y que la reducción de las desigualdades
por vía de la nivelación salarial será historia de
nuestros antepasados.
El precariado destruye el mito de la movilidad social
a través de la educación y nos desilusiona acerca del
futuro.
El precariado seguirá existiendo mientras exista un
estudiante que necesite pagar sus estudios, un
inmigrante que no tenga legalizada su situación, un
padre que no pueda asegurar la comida de sus hijos
para el día siguiente, una madre cabeza de familia que
deba vender cigarrillos en cualquier calle.
* Profesora de la Facultad de Filosofía de la
Universidad de San Buenaventura, estudiante del
Doctorado en Educación, UNED, España.
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