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Jeepers Creepers 3

Después de tantos años desde la no muy bien lograda segunda parte de Jeepers Creepers, entiendo que el director Victor Salva intenta reintroducir al espectador a la mitología del Creeper y a las dos historias precedentes, pero al pretender ubicar esta película en algún punto intemedio entre las dos precedentes, se pierde en un guión sin demasiada emoción, en el que lo único interesante es el protagonismo que toman la terrible camioneta y las armas del Demonio, como se empeñan en titular las películas por estos lares, y nos deja esperando una película más en la que por fin se revelen la naturaleza y el origen del monstruo.

Una vez más los adolescentes son las presas favoritas del Creeper, pero en esta ocasión, la historia de amor y los dos jóvenes protagonistas resultan  más aburridos que los de la saga Crepúsculo. Creo que el único personaje que resulta interesante es el de Gaylen Brandon, interpretada por Meg Foster (They Live, Furia ciega, Leviathan), la traumada abuela de la protagonista que logra penetrar la psique del Creeper.

En espera de la siguiente parte, esta nueva incursión en el mundo del Demonio deja un regusto incierto y no le hace justicia a uno de los monstruos más originales que dio el cine de terror de los dos mil.

Liga de la Justicia Oscura y Teen Titans The Judas Contract.

Liga de la Justicia Oscura

Después de la decepcionante serie de Costantine, ver al personaje tomándo su lugar en el universo DC es un alivio; aunque extrañamos al Constantine más pulp, esta versión es mejor que la presentada en la serie, vemos a Constantine más como líder, poniendo en juego todas sus habilidades para manejar el lado más sombrío de 
la magia, sin darse por vencido, pero sin abandonar esa ironía que tanto caracteriza al personaje.

Pues si bien es Batman quien reune al equipo, formado por Zatana, Jason Blood y 
el Demonio Etrigan, Deadman y una aparición de La Cosa del Pantano, es Constantine quien consigue cohesionar al equipo, pasando por alto todas las diferencias que ha tenido con ellos en el pasado.

Dirigida por el experimentado Jay Oliva, director de  Batman: The Dark Knight Returns y Justice League: The Flashpoint Paradox, el guión es predecible pero no aburrido y la animación profesional sin excesos, Warner no corre riesgos a la hora de animar, con buen manejo de la dinamica de los personajes y la acción.

 

 

Teen TitansThe Judas Contract

Nunca he sido muy cercano a los Teen Titans, ni a la serie de Glen Murakami y su consabida película, ni a esta nueva encarnación que tuvo su primera aparición en la anterior Justice League vs. Teen Titans.

En la mencionada serie, el estilo de comedia infantil nunca acabó por engancharme, mientras que  estas dos películas pulsan por ser una especia de Clase de Beverly Hills con superhéroes, y caen en todos los tópicos de series adolescentes y juveniles.

Los guiones resultan planos y aburridos, con algunas concesiones a la líbido adolescente como las heroínas ligeras de ropa o besos apasionados, el liderazgo de Robin o Nightwing siempre resulta forzado y la animación, aunque  bien hecha y muy pulcra, no pretende ir más allá de ser el vehículo para contar una historia sin ningún tipo de atractivo.

Gerald´s game

Gerald´s Game 2017:

Parece que por fin alguien ha entendido cómo funciona la narrativa de Stephen King y ha podido trasladarla a la pantalla. Quizás por estar producida por Netflix los realizadores no tuvieron la presión de recuperar costos de forma inmediata como en el cine, antes que la película decayera en la distribución.


Gerald´s game se centra en los personajes, se toma el tiempo de describirlos, narrarnos sus motivaciones, sus miedos, y con esa lógica tan propia de King, demostrarnos cómo son capaces de sobrevivir, de salir avantes a situaciones límites; más que centrarse en la espectacularidad del monstruo o la lucha contra éste, como muchas otras cintas basadas en el autor.

No sé si debido a mi debilidad por la actriz Carla Gugino, pero me parece que su interpretación es convincente, y su personaje se desarrolla con rigor, desde la esposa insegura del inicio, hasta la mujer que hace lo necesario para sobrevivir, un poco en la línea del personaje de Mark Petrie; lástima el final, pero ya estamos acostumbrados a que los cierres de King no sean del todo satisfactorios, así que esta especie de final feliz ya lo hemos visto en otras historias suyas, como Misery.

La aparición de Carel Struycken, el recordado Largo de la Familia Addams, más que un monstruo, es apenas un antagonista que impulsa a la protagonista a sobrevivir.

Como curiosidad, la mención al Haz de la mitología de la Torre Oscura y la concatenación de hechos entre el eclipse y el abuso del padre, ya presente en Dolores Claiborne.

The Dunwich Horror 1970

The Dunwich Horror (1970)

Roger Corman produce y Daniel Haller dirige, en una película protagonizada por Dean Stockwell, rostro familiar en el cine y la televisión, y Sandra Dee una dulce rubia que es víctima de un hipnótico seguidor de los Antiguos, que la utiliza como puerta para propiciar el regreso de la mitología lovecraftiana.

La película es bastante pobre en cuanto a guión y las interpretaciones tampoco la hacen más interesante, Stockwell interpreta un personaje que pretende ser misterioso pero que resulta distante y vacío. Creo que la única interpretación destacada es la de Sam Jaffe, quien da vida al abuelo Whateley, quien en una ocasión anterior intentó traer a los Antiguos ocasionando sólo la locura de su hija Lavinia.

Los créditos de inicio, son una animación monocroma impresionante.

 

En cuanto a la escenografía, es donde más destaca la película, la casa de los Whateley es una reminiscencia a las casonas de los filmes de la Hammer y el altar donde se realizan los sacrificios rezuma antigua malignidad; sin embargo, en cuanto a efectos especiales, Corman es conocido por escatimar recursos en este aspecto, así que los monstruos nunca son mostrados, quizás basandose en la premisa lovecraftiana de que son indescriptibles, contentándose con algunos juegos de luces bastante pobres y un atisbo a un ser tentacular hacia el final del film.

 

Puede que la película no sea la mejor, pero es un acercamiento visual bastante certero al panteón lovecraftiano.

Brian Aldiss: 18 de agosto de 1925 — 19 de agosto de 2017

Ha muerto el escritor de ciencia ficción, Brian Aldiss.

No era de mis favoritos, quizás por su estilo difícil en sus novelas más personales (Informe sobre probabilidad A) y lo superficial en sus obras de más fácil lectura: Frankenstein desencadenado, Drácula desencadenado, pero sí lo recordaré como un narrador dotado, imaginativo y contundente en su crítica de hacia donde nos puede llevar la tecnología desprendida de humanidad, Los superjuguetes duran todo el verano, de donde extraje el siguiente relato:

El nuevo apogeo:

Apogee Again (1999)
No sé si os lo vais a creer, pero hubo un tiempo en que vivíamos en un mundo diferente. Muy parecido al nuestro, pero un poquito diferente.
Una de las diferencias era el comportamiento del sexo femenino. Pero entonces, como siempre habíamos imaginado, las mujeres tenían alas y sabían volar. Las alas no eran como las de los ángeles, sino más parecidas a la cola de un pavo, de aspecto frágil, multicoloreadas, en tonos que capturaban y reflejaban la luz del sol. Y eran enormes. Oh, las mujeres estaban tan hermosas cuando volaban desnudas sobre nuestras cabezas. Era de dominio público que algunos jóvenes morían cuando contemplaban esa belleza intolerable.
Debido a la naturaleza de su dieta, sus deyecciones eran leves y caían flotando al suelo, casi desafiando la ley de la gravedad.
Debería decir que las mujeres vivían en lo alto de grandes columnas huecas. Nadie conocía la antigüedad de las columnas, pero tampoco se habría concedido crédito a quien lo supiera. Eran las columnas que sostenían las plataformas elevadas. Mujeres jóvenes y viejas volaban de una enorme plataforma aérea a otra, esas inmensas plataformas donde a los hombres no les estaba permitido poner el pie. Como contaré más adelante, las mujeres voladoras bajaban a la altura del suelo en ocasiones, por supuesto. Algunas se casaban con hombres. El día de la boda, o cuando perdían la virginidad, pasara lo que pasara antes, las plumas caían de sus alas. Las estructuras de las alas se marchitaban y morían. Y desde aquel día, las mujeres casadas tenían que ir a pie por todas partes. Y comportarse como personas normales, que ni siquiera imaginan lo que es volar. En la época de la que estoy hablando, cuando el mundo se estaba oscureciendo cada vez más y el sol empequeñecía, corría un dicho entre los hombres: «Si Halón hubiera querido que voláramos, no nos habría dado testículos».
Los hombres que vivían en el suelo no creían en nada. Hasta la idea de la existencia de un Halón procedía de las mujeres. Vivían al día, lo cual significaba que les costaba imaginar lo que no tenían delante de las narices. Pero las mujeres poseían una fe, y bastante ridícula, llena de fantasías extravagantes.
Las mujeres se aferraban los genitales cuando recitaban, «Creo que nuestra breve vida no lo es todo. Creo que después del final de nuestras vidas, la oscuridad pervivirá. Creo que volarán dragones y nos devorarán a todas, hasta el último pedazo, incluidas las partes útiles que asimos».
Deliciosos estremecimientos se apoderaban de ellas cuando recitaban este mantra cada día al anochecer. Porque creían y no creían al mismo tiempo. La idea de dragones voladores era tan…, bien, ridícula, a decir verdad.
Había otras muchas cosas que preocupaban a las mujeres, por supuesto. Cantar era, prácticamente, un arte marcial. Acicalarse las alas ocupaba mucho tiempo. Moverlas era un ejercicio diario. Se decía que, por las noches, dos mujeres conchabadas se lanzaban sobre un hombre distraído y le conducían a su Plataforma, donde lo compartían. En tales ocasiones, sus alas no perecían.
Las mujeres cantaban su felicidad desde las alturas. Los hombres captaban tenues melodías. Algunos hombres habían muerto por amor a la música. Se habían inventado grandes amplificadores de hojalata batida, con el fin de que la música se oyera con más claridad. De fabricar amplificadores se ocupaban los amplificeros.
Fabricante de calor era una ocupación modesta. Nadie podía inventar el fuego, porque las llamas no podían tolerar nuestra compleja atmósfera.
La profesión mejor considerada al nivel del suelo era la de elevador. Los elevadores siempre estaban creando alas falsas, que el comprador se sujetaba al cuerpo para intentar ascender hasta las plataformas. ¡Cualquier cosa con tal de atrapar a una de aquellas beldades aladas! Hasta el momento, sólo el joven Dedlukki lo había conseguido. Otros habían logrado elevarse hasta la altura de las plataformas, pero las mujeres les habían repelido con palos, hasta que cansados de agitar los brazos se habían precipitado a su muerte en el lejano suelo.
Así que las mujeres volaban libres, disfrutando de las brisas, y los hombres trabajaban o cuidaban de sus rebaños. Las mujeres volaban libres, recortadas contra un cielo turquesa que iba cambiando poco a poco de color, mes tras mes, derivando hacia un gris más ominoso, y del gris a un rojo deslustrado. Las mujeres volaban libres mientras el calor daba paso gradualmente al frío.
El elevador Wissler era un hombre que sabía poco de estas cosas. Wissler fue quien convocó al consejo y anunció por primera vez que estaba ocurriendo lo que él llamaba Enfriamiento Global, y que llegaría un momento en que la atmósfera se congelaría, a menos… Ah, pero ¿a menos qué? Se suscitó un gran debate.
Por fin, se tomó la decisión de consultar a las mujeres al respecto. Enfocaron los amplificadores de hojalata hacia las alturas.
—Hermosas damas, terribles cambios van a acontecer en nuestro mundo. El sol continúa alejándose. Antes de que alcance la máxima distancia, la mayor parte de nuestro aire se transformará en océano. Eso dicen los sabios.
»Y los hombres sabios hablan de dragones que devorarán el mundo.
»¿Cómo podemos devolver el calor a nuestras tierras? Sólo mediante el calor de nuestros cuerpos. En consecuencia, os suplicamos con toda humildad que permitáis a cierto número de jóvenes y hombres apuestos subir los dos mil peldaños ocultos en el interior de vuestras columnas y acceder a vuestras plataformas. Cohabitarán con vosotras, y fornicarán con vosotras a base de introducir sus pegos en vuestros encantadores lares. La fricción resultante devolverá el calor a nuestro mundo agonizante. Os rogarnos que aceptéis nuestra oferta.
Risas agudas llegaron desde el mundo superior. Voces mordaces transmitieron burlas. Algunas decían: «¡Excelente treta, hombres idiotas! ¡Pero no nos engañáis!». Otras gritaban «¡No os vamos a recibir aquí arriba! ¡De ninguna manera!».
Los hombres volvieron a cuidar de sus ovejas y vacas. La temperatura descendió. Nuestra atmósfera estaba compuesta de cuatro gases principales. El gas al que llamábamos aspargo sufrió alteraciones. Estallaron extrañas tormentas Aunque el aspargo no es respirable, dio la impresión de que facilitaba nuestra respiración. Estaba subiendo, de modo que la respiración al nivel del suelo se hizo irregular. Cuanto más frío hacía, más subía el aspargo.
En cuanto a las mujeres, sufrían mucho debido a su desnudez. Sus hermosas alas perdieron lustre. Se les cayeron las plumas, hasta que ya no pudieron volar. Por fin, cuando pareció que el cielo se había teñido de rojo para siempre, y una extraña niebla lo invadía todo, una mujer de edad avanzada que todavía conservaba las alas bajó al suelo y convocó al elevador Wissler y los demás.
Dirigió la palabra a la multitud congregada.
—Hablo en nombre de la mayoría de nuestras mujeres. Hemos observado que el aire se enfría y cuesta más respirar. Por lo tanto, proponemos bajar a vuestro nivel para presentar nuestros lares a vuestros pegos, con el fin de que tenga lugar un coito masivo y el calor generado devuelva nuestro planeta al estado de felicidad en que se encontraba.
»Somos conscientes de que esta acción tal vez parezca desagradable, pero no se nos ocurre otra alternativa. Vuestros Jovenes han de cumplir su deber por el bien de la raza.
No demostró la menor sorpresa cuando los jóvenes accedieron de inmediato y con entusiasmo a su propuesta. Muchos se presentaron voluntarios. Confesaron que sus pegos ya estaban preparados para cumplir su deber y entrar en varios lares. Se acordó un día, y con bastante precipitación, pues el aumento del frío amenazaba con provocar una terrible letargia. El sol era poco más que un ojo congelado, empequeñecido bajo su párpado de nubes que lo eclipsaban. Los hombres estaban desesperados, pues algunos animales de los que dependían para subsistir habían caído en una extraña catalepsia, de la que era imposible despertarles.
El día acordado, las mujeres bajaron los dos mil peldaños tallados en el interior de sus grandes columnas. Ninguna podía volar. Sus alas inútiles rozaban la pared interior mientras descendían. Colgados cabeza abajo, en la parte inferior de los grandes peldaños, había objetos grandes similares a babosas. Se removieron cuando las mujeres pasaron. Uno o dos incluso extendieron delgadas antenas de quisquilla, como si examinaran el desfile.
El suelo pareció muy oscuro a las mujeres. Algunas estaban asustadas. Los hombres las recibieron con antorchas llenas de oropéndolas, aunque el brillo de las antorchas ya no era tan intenso como antes. No obstante, bastaron para que los hombres condujeran a las mujeres hasta su Gran Salón, donde se habían instalado cuarenta toscas camas, con mantas de colores chillones, veinte a cada lado del salón, con un estrecho espacio en medio para que cualquiera pudiera caminar y tomar posiciones.
Casi todas las mujeres se habían cubierto con trozos de tela para no pasar frío. Mientras se desvestían, los hombres también se quitaron sus toscas prendas a toda prisa. Se presentaron a sus parejas. Algunos pegos ya estaban en posición de firmes. Otros necesitaron cierta persuasión. Sonó un gong, una nota algo apagada. Los ochenta participantes se acostaron en las camas, uno al lado del otro. Se besaron y palparon las partes principales de la pareja, como los pegos, los lares y los tutis.
A otro golpe de gong, comenzó la fornicación en masa. Ochenta traseros se movieron al unísono. Un sonido de succión invadió la sala. Se generó mucha excitación y calor. De hecho, como el sorprendido superintendente comentó después, «el semen generado bastaba para llenar botellas de leche suficientes para alimentar a todos los cahows del planeta».
Hacia el final de aquella larga jornada, los hombres descubrieron que preferían la inmovilidad. Se estaba produciendo efecto neuroléptico. Los traseros dejaron de moverse, hasta quedar inmóviles como una talla. Las mujeres se libraron de sus cargas y se levantaron con dificultad, porque también estaban derivando hacia la inmovilidad. Pasaron por encima de los cuerpos inertes de los hombres y abandonaron el Gran Salón del Esparcimiento y la Copulación. Entonces, sus ojos entornados descubrieron un extraño espectáculo.
Una profunda niebla azul, casi tan espesa como melaza cubría el suelo, hasta la altura de la rodilla, y continuaba subiendo. El aire parecía compuesto de copos de nieve, y transmitía ruidos extraños, algunos toscos, algunos musicales. La atmósfera se estaba depositando. Las mujeres, sujetándose mutuamente para no caer, en muchos casos con sus vestidura aleteando en el viento, volvieron hacia sus columnas.
Se esforzaron por entrar, se esforzaron por subir unos pocos peldaños, hasta que una extraña catalepsia se apoderó de ellas. La última mujer que entró miró hacia arriba, y vio a través de un jirón en las nubes que su sol, en otro tiempo cordial ya no era más que una chispa lejana.
—Nos equivocamos —exclamó con voz ahogada—. ¡Demos gracias a Halón!
El fenómeno del apogeo se intensificó, aceleró, como si siguiente perihelio no distara varios miles de años.
La luna apareció, como una lámpara en el cielo atormentado. No consiguió iluminar. Rodaba muerta en su órbita. La nieve caía en largas varillas remolineantes, en lugar de copos individuales. La niebla azul se había espesado, y se convirtió en líquido. Al cabo de pocas horas, hasta el Gran Salón del Esparcimiento y la Copulación estaba inundado. Sólo tejado sobresalía del agua. Después, el tejado se hundió bajo olas ominosas. Ningún grito brotó de las gargantas de los hombres: todos se habían enamorado de la oscuridad, las profundidades abisales y los silencios voraces de la eternidad.
Continuaba lloviendo. Y el agua subía por los costados de las columnas.
¿Qué había sido de las mujeres refugiadas dentro de esas columnas?
El cambio de la atmósfera las redujo a la catalepsia, sobre los grandes peldaños. Se aovillaron juntas en una parodia de algún desastre étnico, se transformaron en algo sólido. Los pulmones dejaron de moverse, los corazones de latir, la sangre de circular. Sus úteros, aquellos receptáculos de un futuro lejano, se convirtieron en porcelana. Y lo que contenía aquella cámara de porcelana era una cosa diminuta y paciente, una mera multiplicidad de células, satisfecha con esperar durante siglos de frío y oscuridad, hasta que una vez más planeta y satélite surcaran siglos de proximidad.
Por encima de aquellos guiñapos de maternidad momificada, las cáscaras que colgaban de la parte inferior de los escalones empezaron a moverse. Se estaban agitando, despertando de un largo sueño filogénico en que la noche era día y el día era noche, y el escroto de una gamba contenía todas las dimensiones.
Las gambas habían revivido y ascendían, todavía medio dormidas, a través de los cilindros inundados, hasta estallar en toda su gloria sobre su entorno resucitado, todo oscuridad crepuscular y aspargo vivificante. El aspargo, con su punto de congelación bajo, lanzaba vientos nuevos sobre un enorme mar bravío, que de vez en cuando rompía contra las plataformas.
Por debajo de ellas se extendía un océano de atmósfera antigua. Por encima, el manto magnificente de estrellas, como si una nueva llama abrasara la galaxia. En verdad había fuego, convertido en diamantes…
Sus bigotes crecieron al verlo y olerlo. Sus cuerpos se estiraron como medias elásticas. Sus numerosas piernas desarrollaron altura, músculos y actividad. El color apareció a lo largo de sus cuerpos huecos. Corrieron chillando de felicidad, regocijándose del privilegio de estar vivas, conscientes… volando. Pues mientras corrían, sus alas brotaron como flores gigantescas, se extendieron, batieron como cometas y transportaron sus frágiles cuerpos al corazón del alegre aspargo oscuro.
Cuando sus cuerpos se elevaron, también lo hicieron su ánimos. El aspargo estaba encendido de color.
Y la raza negativa, libre de información, libre de conocimientos, libre de cualquier sabiduría, excepto la de navegar en los vientos sobre el océano, partió a diseminar su semilla en grandes regueros perfumados sobre los zafiros de hielo, hasta que la aurora solar despuntó, y una vez más la luz del sol regresó para cumplir su deber con los seres que existían bajo ese océano atmosférico.
Ninguna especie conocía a la otra. Cada una tenía su turno de felicidad. Para cada una, la otra especie era como un sueño.
Como ya he dicho, este mundo era muy parecido al otro aunque un poco diferente.

Lo Mejor De Stanley G Weinbaum

Terminé de leer el recopilatorio Lo Mejor de Stanley Weinbaum, con grata sorpresa al descubrir un autor que va más allá de la ingenua ciencia ficción que esperaba encontrar en un colaborador de revistas pulp de los años treinta.

Una Odisea Marciana (A Martian Odyssey, 1934) y El Valle de los Sueños (Valley of Dreams, 1934) Ambientados en un planeta Marte de psicodelia biológica, estos dos relatos tiene la peculiaridad de mostrar la vida alienígena de una manera original, nada de hombrecitos verdegrises en son de conquista o en procura de lograr que el ser humano alcance la trascendencia, como es habitual cuando de marcianos se trata, sino de los últimos remanentes de una vida evolucionada en un planeta que se apaga debido a la falta de combustibles y energía, pero tan vitales, tan lógicos en su propia evolución, como inquietantes a fuerza de resultar extraños para la psique humana.

Máxima Adaptabilidad (The Adaptative Ultimate, 1935) Una mutación lograda en el laboratorio, convierte a una moribunda en una femme fatale, una vampiresa capaz de seducir a medio mundo con tal de alcanzar sus objetivos, obviando todo código moral, como si la conciencia, el bien común, fueran lastres que  los mediocres seres humanos de todos los días debemos soportar, incluso en contra del más básico de los instintos, el de superviviencia.

Las gafas de Pigmalión (Pygmalion's Spectacles, 1935): La tecnología como puente para acceder a otras realidades, un planteamiento que la ciencia ficción ha venido realizando desde sus inicios, me atrevo a decir. Con lo que no contaron ninguno de los autores clásicos que incursionaron en el tema, es que lo peor de la virtualidad, el simulacro y la fluidez líquida en las relaciones, se trasladaría al otro lado de las pantallas, infectaría la realidad misma con su relatividad, convertiría el tiempo en inmediatez sin historia y la comunicación en intercambio de imágenes, hasta el punto en que Galatea no sería la realización de vida de Pigmalión sino una más en una lista de contactos, un holograma al que ningún dios otorgaría vida.

Mares Cambiantes (Shifting Seas, 1937) Una amena historia acerca de cómo todos los seres humanos estamos conectados en esta pecera que llamamos Tierra, y cómo cualquier cambio que en ella ocurre repercute más allá de fronteras, creencias y todo lo demás.

Los Mundos "Si" (The Worlds of If, 1935) Algunas teorías  niegan la posibilidad del viaje en el tiempo, encadenándonos a los más profundos temores del paso del tiempo y la degradación, amén del profundo terror que nos invade ante la muerte. Pero si en lugar de viajar en el tiempo, pudiéramos contemplar en las aguas aún más inquietas de las consecuencias de las decisiones que nunca tomamos, como si nos fuera permitido caminar por el jardín de los senderos que se bifurcan, quizás ese espejo llevaría a la desesperación y ese jardín se tornaría en laberinto.

La Luna Loca (The Mad Moon, 1935) Otro cuento en el que encontramos las constantes de la narrativa de Weinbaum: el tipo duro e intrépido que se enfrenta a la naturaleza agreste del espacio exterior por algo de dinero, del que sin embargo es capaz de renunciar en pro del amor de una chica  que, aunque igual de intrépida que él, se ve superada por la naturaleza desaforada de los planetas del sistema solar y debe ser rescatada; la fauna-flora exuberante, pues en estos mundos no existe diferenciación entre unos y otros, enfrentándose al hombre que no invade sino que explora y explota, con total dejadez pues carecen de cualquier otra voluntad que no sea el apetito más básico; por supuesto un final feliz entre la pareja protagonista, algo que a mí me resulta ingenuo, pero parece que a Weinbaum le funcionaba de maravilla. Uno de los personajes alienígenas: una especie de gato de Chesire que habla en enigmas.

Rescate de un Secreto (Redemption Cairn, 1936): Una aventura que se desliga de las temáticas biológicas para centrarse más en la space opera, con asesinos y celadas y el rescate de la damisela en peligro.El Ideal (The Ideal, 1935) El científico loco van Manderpootz construye una máquina capaz de mostrar el ideal último de una mente; la belleza absoluta, lo siniestro freudiano, expuestos a través de una pantalla. Una vez más, Weinbaum erró el tiro, las pantallas actuales no muestran más que lo banal.

La Isla de Proteo (Proteus Island, 1936) Una vez más el interés biológico de Weinbaum se ve reflejado en una isla del Pacífico donde experimentos genéticos han creado una flora y una fauna únicas, con claras reminiscencias de La Isla del doctor Moreau, condimentada con los típicos rasgos de su autor: una damisela en peligro y un explorador con nervios de acero capaz de rescatarla.

El planeta de los parásitos (Parasite Planet, 1935): En uno de los tomos de lo mejor de la ciencia ficción clásica, Isaac Asimov presentaba este cuento como una joya del género, y no desencaminaba para nada; la trepidante narración nos introduce a un ecosistema tan llamativo que sólo puedo compararlo con el creado por Frank Herbert en Duna, con la diferencia que en Arrakis todo es contención y ahorro, mientras en el planeta Venus de Weinbaum es exuberancia y floración incontenida.

Lotófagos (The Lotus Eaters, 1935) En Lotófagos volvemos a encontrar a los protagonistas de Parasite Planet, Ham y Pat, quienes ahora casados continúan la exploración de Venus; pero mientras en el cuento anterior todo era aventura, en este hay un punto de oscura inflexión, de desesperada reflexión, cuando los exploradores tropiezan con una especie tan inteligente que ha renunciado a todo locomoción y decisión, para dedicarse a una contemplación tan intensa que los aboca a su propia desaparición.

Alfonso Azpiri 1947-2017

Como a tantos otros ilustradores de temas adultos, "descubrí" a Alfonso Azpiri en las páginas de la revista Heavy Metal. En esas páginas ví por primera vez a la voluptuosa Drunna, a las delicadas chicas de Manara, y a la desválida Lorna.


Lorna, el sensual personaje creado por el español, me sedujo de la misma manera en que seduce a todos los hombres con los que se va encontrando en su periplo por los salvajes y húmedos países en los que transcurren sus peripecias.


Porque si algo tiene Azpiri, es que sus historias se desarrollan en mundos decadentes, donde la magia y la tecnología conviven en medio de una flora y una fauna exhuberante, asfixiante, territorios propicios para outsiders que se valen de la violencia y la sexualidad para imponerse a la autodestrucción.


En Pesadillas, Azpiri no sólo dibuja y escribe sino que también colorea las historias cortas que componen el libro, las cuales tiene en común la fascinación por la ciencia ficción y la fantasía oscura, tan propias del autor.


La ciencia ficción de Azpiri es la ciencia de la destrucción, la tecnología usada en su forma más pesimista.La fantasía, por su parte, nos retrotrae a lo atavíco, a lo anímico, la voluntad del hombre o lo que queda de él, en medio de la naturaleza desbordada, luchando por sobrevivir.

El trazo de Azpiri no podía ser menos que sus guiones: abigarrado, promiscuo, excesivo, priman las formas retorcidas, la carne putrefacta, de la que emerge, poderosa y sexual, la mujer como demiurgo de la promesa de un renacimiento, diosa madre que destruye y que recrea, doncella en peligro de sexualidad avasallante. La naturaleza es un personaje más, dibujado de la forma más extrema, pantanos, parámos, densas selvas húmedas, paisajes extraterrestres en los que la supervivencia es la única recompensa.


En todo este paisaje, Lorna se vale de su única arma, su sensualidad sin límites, no sólo para sobrevivir, sino también para ponernos a soñar, sueños húmedos por supuesto.


Buen viaje, maestro Azpiri.

Nightmares And Dreamscapes. From the Stories of Stephen King

En el cine hemos encontrado algunas adaptaciones especiales de la obra de Stephen King, aunque abundan más las malas.

En televisión, aparte de It y El resplandor, más por la nostalgia que ambas suscitan en mí, las adaptaciones de King han resultado bastante regulares, cuando no soporíferas en lo absoluto, como en Red Rose.

Nightmares And Dreamscapes. From the Stories of Stephen King:

Battleground: Un gigantesco William Hurt, se enfrenta a un comando de soldados de 
juguetes que han venido por una venganza; inusual capítulo en el que la carencia de 
dialógos no hace más que acrecentar la interpretación de Hurt. Realiza un cameo una 
actriz recordada por los que nos gusta la fantasía ochentera: Mía Sara, la princesa Lilly de Legenda de Ridley Scott.

Crouch End: Una incursión fallida en los terrenos cenagosos de los mitos de Cthulu, con los tópicos lovecraftianos de siempre, tentáculos, gatos y gramática del más allá. La diferencia entre King y Lovecraft es que, en el primero, el mundo cotidiano se ve transido por lo fantástico, mientras que en el segundo, el mundo real ha ocupado el puesto de lo horroroso y éste vuelve por lo que es suyo. Excelente protagonismo de Claire Forlani y nada más.

Umney’s Last Case: William H Macy es un gran actor, pero si la historia que interpreta es floja ninguna buena interpretación puede hacerla interesante. El punto de partida es bueno, un escritor que cambia de lugar con su creación para eludir lo amargo de la vida real, pero el desarrollo de la trama, el final abierto, deja mucho que desear.

The End of the Whole Mess: Después de Battleground, el capítulo que más me ha 
gustado, si bien no presenta actores demasiado conocidos, la historia y la manera cómo está planteada hacen este capítulo interesante por lo que plantea y entretenido por cómo lo cuenta, una cura para la violencia del mundo sólo es posible a través de la extinción total de la especie humana.

The Road Virus Heads North: Un escritor compra una pintura que viene con un fantasma sanguinario. En la novela de Joe Hill, hijo de Stephen King, titulada El traje del muerto, un viejo rockero con problemas para ligarse sentimentalmente compra el traje de un hombre muerto que viene con un fantasma consigo, y a partir de ahí debe huir para salvar su vida y la de aquellos a los que quiere, incluidos dos perros. Parece que el hijo retomó el guión del padre y lo llevó a mejor término.

The fifth quarter: Exconvictos, piratas y tesoros, el más aburrido de los episodios, y eso que King es muy bueno recreando historias penitenciarias y de patíbulo.

Autopsy room four: Sorpresa: el actor Richard Thomas, recordado por interpretar a Billy Denbrough adulto en It, la cosa, recuperado para los seguidores de las adaptaciones de Stephen King a la televisión.

You know they got a hell of a band: un "homenaje"? a las figuras muertas del rock n roll clásico, pero que como historia de suspenso o terror resulta de los capítulos más aburridos de esta serie.

The black hole 1979

The black hole 1979:

Imagino que después del éxito de La guerra de las Galaxias, Disney intentó subirse a la nave de la space opera, pero con un guión tan flojo y una ambientación tan pobre, esta película no alcanza ni siquiera a copia de la saga de George Lucas.

Empecemos por las actuaciones: con una interpretación tan pobre de Anthony Perkins, no es de extrañar que su carrera acabara más muerta que la madre de Norman Bates; Ernest Borgnine, un secundario efectivo, como siempre, pero nada más.

Los robots no tienen ningún carisma, y el resto del reparto, incluido el científico malvado que pretende atravesar un agujero negro, no transmiten ninguna emoción.

 

El guión es muy pobre, totalmente básico, y creo que con incongruencias científicas que no sé si deben a descuido o a la época en que se escribió.

 

El final es demasiado incongruente, una revisión carente de sustancia del final trascendente de 2001 Odisea en el espacio, en el que el científico loco se funde con su malvado robot y acaba en el infierno, para luego, como un ser de luz, continuar por un sendero celestial hacia la luz pletórica al final del túnel (¡¡¡¡¡¿?!!!!!!)

De no ser por la música de John Barry, esta película no transmitiría más que aburrimiento, porque incluso los efectos especiales generados por computadora, de los que según leo esta película fue pionera, no cumplen ninguna función en la historia excepto como telón de fondo de un drama sin interés.

Creo que lo más inquietante de esta cinta, son los humanoides vestidos de negro, con espejos en lugar de rostros, que pueblan una misteriosa y perdida nave llamada Cisne.

Journey to the Center of the Earth 1959

Journey to the Center of the Earth 1959:

Al igual que muchos otros clásicos de la literatura, Alicia en el país de las maravillas, El mago de Oz, etc, mi primer acercamiento a Julio Verne fue a través del cine, o más exactamente, de la televisión.

Recuerdo haber visto esta película cuando era niño, pero no precisaba todos los detalles.

 

El guión contiene muchas variaciones en cuánto a la novela original, pero no demerita el tema central que es el viaje al centro del globo por parte de un geológo y su pupilo. Los personajes difieren en comparación con el libro de Verne, por ejemplo en el caracter del porfesor Lidenbrok, la relación entre éste y su joven alumno Alec, la inclusión de un antagonista, el egoísta Conde Saknussem y un interés romántico, la impresionante viuda Carla, interpretada por Arlene Dahl.

Pero en general, la interacción entre todos funciona, haciendo que la trama avance, más allá de un simple descenso a unas cavernas de cartón piedra.

Porque en este punto la película acierta del todo, la ambientación es espectacular, el paisaje obliga a los personajes a actuar, pero también ofrece un telón de fondo increíble contra el que se inscribe la historia que se nos narra.

 

Los efectos especiales son muy de la época: miniaturas que ofrecen dinamismo a las escenas de desatres naturales y lagartos e iguanas engrandecidos, que ofrecen más realismo que las animaciones stop-motion.

 

Más que por el sentimentalismo que pueda abrigar por esta cinta, considero que es un clásico total, imperecedero y de una frescura que permite disfrutarla con la misma emoción que hace tantos años.

Miniserie The stand.

The stand.1994. 

 

El nombre de Mick Garris ha quedado relacionado, para los fanáticos del cine de terror, a la serie Master of Horror. Pero ya desde tiempo atrás, Garris nos sorprendía con su aproximación al universo de Stephen King, del cual parece ser muy adepto, a través de la recreación de El Resplandor.

Muchos años antes de conocer la adaptación fílmica de Kubrick, esta miniserie junto a It, Eso, fue mi primera aproximación a la obra del escritor de Maine.

Atreverse a recrear la historia, después de la majestuosa monstruosidad creada por Kubrick, era un reto del que Garris sale avante adhiriéndose más a la obra original.

Pero antes de El Resplandor, Garris había probado sus armas con la serie The Stand, basada en la novela homónima y protagonizada por ese buen actor, aunque de carrera algo errática, que es Gary Sinise, en compañía de una Molly Ringwald bastante regular en su interpretación, Rob Lowe que más tarde haría parte de Salem´s Lot, y Jamey Sheridan, el cap de Eames y Goren en La ley y el orden, intento criminal.

En cuanto al guión, es bastante fiel a la novela en términos generales, y ofrece los mismos vacíos que el libro. King es capaz de crear personajes creíbles, humanos, pero hace tan largo el periplo de sus protagonistas que diluye el destino que les tiene preparado, y al final cierra sus historias de manera bastante apresurada, de manera que los lectores siempre quedamos pensando que se nos debe algo, que esperabamos más pues la promesa había sido bastante alta y demasiado alargada.

 

En este caso, Randall Flagg, uno de los villanos más imponentes del universo de King, aparece como protagonista central, recordemos que en La Torre Oscura es uno más de los sirvientes del Rey Carmesí, y sin embargo uno siente que no se alcanza todo el potencial del personajes, y esta sensación es avivada en la saga de La Torre Oscura cuando Flagg por fin es derrotado. En la serie, el personaje es recreado de forma bastante fiel, las botas, los pines, ese aire de elegante malignidad, aunque a diferencia del libro, en la serie no se deja del todo claro si Flagg consigue escapar de Las Vegas.

Igual pasa con el resto de personajes y con la trama en general, si bien es fiel a la novela, no alcanza un punto máximo de suspenso, sino que se va encadenando con altibajos hasta un final sin emoción.

The People That Time Forgot (1977)

The People That Time Forgot (1977):

Serie B en todo el sentido, esta película narra el enésimo viaje cinematográfico al mundo perdido, donde dinosaurios y cavernícolas todavía subsisten, con el ingrediente de situarla más allá del polo, en reminiscencia a esas teorías de la tierra hueca.Tiene todos los ingredientes ya conocidos: una expedición de occidentales que logran sobrevivir, conformada por el científico, el aventurero y la periodista, dinosaurios de cartón piedra y rígidos movimientos y la cavernícola de turno, una sexy prima hermana de Vilma Picapiedra con enorme escote incluido, interpretada por la también cantante Dana Gillespie. 

Como curiosidad, cuenta con la "actuación" de David Prowse, el mismísimo Darth Vader, como el verdugo encargado de inmolar a las doncellas al dios volcán, y que el único parlamento que recita es un grito ahogado cuando es derrotado por Doug McClure, uno de los actores en los que está basado el personaje Troy McClure de Los Simpsons.

También cuenta con la participación de uno de los rostros más reconocidos de la fantasía ochentera, la inglesa Sarah Douglas, a quien ví por primera vez en Superman y Superman II como la malvada Ursa, secuaz del General Zod; luego como la reina Taramis, antagonista de Conan en Conan El Destructor; más tarde interpretando a la hechicera Lyranna en The Beastmaster 2, cayendo por un portal temporal en Los Angeles contemporáneo y haciendole la vida imposible a Dar; y por último, como Sinclair, una sádica oficial del ejército en El regreso de los muertos vivientes 3, empeñada en atronillar carne zombie en armatostes metálicos en la más oscura de las tres películas de muertos vivientes que ví por entonces (sólo años más tarde supe de una cuarta entrega que nunca pasaron en televisión).

Fuera de estas apariciones casi que anecdóticas, la película no da para más que entretenimiento lineal en un cruce antropológico entre King Kong y El Planeta de los Simios.

The Batman

The Batman:

La primera crítica que como fan del Hombre Murcielago le hago a esta serie es el diseño de los personajes, obra del equipo creador de Las aventuras de Jackie Chan, en cabeza de Jeff Matsuda, diseñador de personajes, y el productor y escritor Duane Capizzi, aunque en todas las temporadas participa gente que estuvo en el mismo equipo creativo.

El estilo de Matsuda es el de estilizar la figura, hasta hacerla muy básica y, a medida que avanzan las temporadas, esto juega en contra de la expresividad de los personajes, siendo casi caricaturescos.

Este tipo de animación y de dibujo podía funcionar en una serie como la de Jackie, quizás debido al caracter cómico del personaje, pero no acaba de cuajar en Batman. Aunque en las escenas de acción logran mucho dinamismo y flexibilidad, debemos recordar que uno de los atractivos de Batman es el aura intensa del personaje, que se debe notar incluso cuando no se está moviendo y en esta serie pierde bastante en ese aspecto.

Personajes clásicos como El Pinguino sobreviven al rediseño, no así El Acertijo, el cual no obstante gana al ser presentado como un experto en informática y comunicaciones, ni Gatúbela con esas enormes orejas, y el que lleva la peor parte es el Guasón: en lugar de un payaso refinado en su crueldad, tenemos a un bufón de corte, de aspecto totalmente desaliñado, con surikens en forma de barajas y un estilo de pelea peculiar que no tiene nada que ver con el personaje, el estilo de pelea del Pinguino se justifica por sus años en Oriente, el de Gatúbela por su afinidad con felinos, pero este Guasón hace que los enfrentamientos con Batman sean más físicos lo que difiere mucho de mi versión ideal del personaje.

Los personajes nuevos, tanto villanos como aliados, me parece que no aportan demasiado al Batiuniverso, y en eso no contribuyen los guiones simplistas en los que Batman se enfrenta a un villano por capítulo, sin mayor continuidad ni profundización en la psicología o motivación de los personajes.

Y en este punto, creo que también falla  la serie: el telos, el propósito del héroe queda desdibujado en un chico rico que crea vistosos aparatos para detener a los golpes a villanos sin trascendencia.

 

Sin embargo, la serie logra su cometido de entretener a los fans. Lo que sucede es que después de Batman, la serie animada, de Bruce Timm y Paul Dinni, serie que mostraba a un Batman más clásico, más detectivesco, esta nueva representación del Hombre Murciélago no logra crear la nostalgia que producía levantarse muy temprano, para ver  por Warner Chanell dos capítulos seguidos de Batman y Batman del Futuro.

Midnight Special 2016

Las dos películas que he visto hasta ahora de Jeff Nicholls comparten, además del actor principal, Michael Shannon, el mismo punto de partida: un hombre, padre de familia, de extracción baja-obrera, que se ve enfrentado de repente a lo desconocido, a lo fantástico que irrumpe en su existencia trastocándo su psique y las relaciones que este hombre entabla con los que lo rodean.

 

En Take Shelter, Curtis arriesga su matrimonio, la salud de su hija y su estabilidad emocional, en busca de un refugio contra una catástrofe que es apenas desvelada mediante sueños y alucinaciones angustiosas, pasando de ser un padre de familia bastante contenido a un hombre furioso que le reclama a sus vecinos por su indiferencia.

En Midnight Special, Shannon lleva su papel más allá; ahora no sólo es el padre de familia que explota, es un hombre  capaz de llegar a la violencia física más extrema con tal de cumplir su propósito y salvar la vida de su hijo.

En ambas películas, lo fantástico entra en juego sin demasiadas explicaciones y los protagonistas se entregan a ello con la pasión del místico y la violencia del poeta. Una vez descubierto su destino, ambos hombres van en su cumplimiento, arrasándo convenciones sociales y lazos.

Y son estos lazos los que explora Nicholls en ambas películas; los protagonistas masculinos de estas dos cintas son hombres tan reprimidos a la hora de demostrar emociones, excelentemente caracterizados por Shannon, que juega a ser  parco sin llegar a aparecer frío o distante, que ven en sus acciones la mejor manera de demostrar la preocupación y la pasión que sienten por sus respectivas familias.

 

La razón, el por qué de lo fantástico no es explicado, ¿la catástrofe de Take Shelter es natural o provocada, quienes son los seres de luz de Midnight Special?, y para mí eso es un acierto, no entrar en lógicas redundantes en la ciencia ficción ni la fantasía, presentar lo maravilloso como parte intrínseca del universo, a lo que nos debemos entregar con la misma estoicidad y valentía que los personajes de Nicholls.

Al margen: algunas lecturas hasta ahora

Estos son los libros que he leído desde mediados del año pasado hasta la fecha.

Debo decir que ya no leo demasiado.Trabajo y vida familiar me ocupan mucho tiempo, y después de casi diez horas diarias frente a un computador en el trabajo, no tengo muchas ganas de hacer lecturas profundas precisamente frente a una pantalla, así que me decidí por libros de lectura rápida y poco trascendentes, más bien entretenimiento fácil, aunque como siempre, me llevé una que otra sorpresa.

El sueño de Fevre- GRR Martin: Después de la desilusión que me causaron los últimos tomos de la saga de Canción de hielo y fuego, no me atrevía a acercarme al resto de la narrativa de Martin; pero como seguidor de los mitos vampíricos, no podía pasar por alto esta novela sobre los hemofágos. El que estuviera ambientada en el Mississippi, me sonaba sospechosamente a Anne Rice, pero nada más lejos de los edulcorados vampiros sufrientes de Rice, estos vampiros son tan turbios como las aguas que navegan, y tan decadentes como las marismas del río sobre el que se desplazan. No aporta mucho al mito del vampiro, pero es una novela que entretiene.

 

El hombre en el castillo. Philip K Dick. No acabé de conectar con este libro, si me acerqué a él fue porque ví el primer capítulo de la serie homonima y no me pareció muy entretenida; sin embargo, debo reconocer que Dick es muy bueno creando personajes, dotándolos de la vitalidad necesaria para que sus peripecias tengan una razón de ser, y su visión paranoica del espacio-tiempo conocido es siempre sobrecogedora.

La torre oscura-La torre oscura. Stephen King. Un mal final para una saga, a mi parecer, muy larga. A King no le alcanza el aliento para construir toda una mitología, el trasfondo fantástico del universo que se ha movido me resulta confuso, no sé si debido al tiempo transcurrido entre la lectura de los diferente tomos de la saga, y creo que los grandes antagonistas, el hombre oscuro y el Rey Carmesí tienen unas conclusiones casi que anecdóticas; mejor tratamiento obtiene la Torre, cuando al final descubrimos en qué consiste y su papel dentro de la historia.

Mesías de Dune, Hijos de Dune y Dios emperador de Dune. Frank Herbert. Me considero fanático de la saga de Dune. Si en el primer libro descubrí el inmenso universo en el que orbita Arrakis, en el segundo tomo asistimos a la consolidación del poder por parte de Paul Atreides y en Hijos de Dune vemos cómo el imperio queda por fin consolidado bajo la égida de los gemelos Atreides. Sin embargo, Dios emperador de Dune me pareció un libro largo y aburrido, con un personaje central que no  atrae para nada, dado a largas peroratas que no conducen a ninguna parte y una trama extensa hasta el hastío. 

Los Perros de Riga. Henning Mankell: Al Noir norteño llegué por Mankell y por Larsson, y pasada la sorpresa a causa de la violencia presente en esa sociedad, el aspecto humano de las tramas y la implicación emocional de los personajes fue lo que más me atrajo de ambos autores, incluso en la parte filmica, tanto en la trilogía cinematográfica de Millenium (la versión gringa nunca la he visto), como en la serie Wallander protagonizada por Kenneth Branagh.


Inferno Dan Brown. Más de lo mismo, la fórmula que le otorgó éxito a Brown ya está desgastada, el personaje central no parece evolucionar y el argumento desaprovecha los elementos más oscuros de la iconografía occidental , el Infierno de Dante y el choque de culturas entre Oriente y Occidente que representan los monumentos de Florencia y Constantinopla. 


El elfo oscuro. La morada. R A Salvatore.Aunque considero que juega sobre terreno conocido, elfos, magia, confrontaciones, tópicos de la fantasía heroica, la creación del personaje principal hace que esta novela sea entretenida y se lea de manera fluida.



Brooklyn Follies de Paul Auster. Mi primer encuentro con Auster fue en Mr Vértigo, y la anécdota casi mística del chico que aprende a levitar gracias a su maestro me pareció tan brillante que el final más secular me decepcionó bastante, de manera que tardé muchos años en volver a Auster, hasta ahora, que el hastío me llevó a este Brooklyn Follies, del que he salido convaleciente pero renovado, en ese estado de gracia, como recién parido a un mundo que no está tan mal después de todo, en el que debería dejarnos toda buena novelística. El argumento esta vez no es tan inverosímil, pero los personajes son tan reales, tan perdedores y humanos, tan cotidianos y desgraciados, que toman vida y desarrollan un destino que no cuesta leer.

For the love of Spock

Aparte de Star trek, la nueva generación, nunca he sido  cercano a la saga de Viaje a las estrellas, sin embargo eso no me impide dar el justo valor que la serie tiene dentro de la ciencia ficción catódica.

Recuerdo haber visto a Leonard Nimoy en un par de papeles, pero nunca lo consideré un actor de culto, hasta darme de bruces con él en la serie Fringe, donde se midió codo con codo con John Noble, y me ví obligado a reconsiderar por qué Nimoy y Spock habían alcanzado el pedestal que ocupaban dentro de la cultura pop occidental.

Este documental, más que una  biografía al uso, es una visión de amor de parte de un hijo hacia su padre, un dialogo con la ausencia y una reconciliación con el pasado, además de descubrirnos a un actor de rígido método, comprometido con sus seguidores y fiel a sí mismo.

Queda ahora como tarea, revisionar el legado de Nimoy  e iniciar la búsqueda de ese equilibrio interior de Spock que conlleva a tener larga vida y prosperidad.

The Mephisto waltz 1971

 

En la línea de Rosemary´s Baby de 1968, esta película nos narra la lucha de una joven esposa en contra de una secta diabólica que le arrebata a su familia, no sólo en lo sentimental sino también en lo físico, al reemplazar al esposo por uno de ellos.

 

Jacqueline Bisset, hermosa en todo momento, encarna a Paula, esposa de Myles , un pianista frustrado que conoce a Duncan Ely, un viejo pianista en la cúspide de su éxito, al que una enfermedad degenerativa esta llevando a la tumba, y a la turgente hija de Ely, Roxanne.

Desde el primer momento, Paula desconfía de la generosidad de esta familia, de su interés morboso en Myles, pero éste, turbado por la ambición de lograr ser un mejor pianista y los cantos de sirena de la vida lujosa y lujuriosa que llevan sus anfitriones (la fiesta de navidad es casi una bacanal pagana, con figuras religiosas a modo de candelabro y un perro con máscara de hombre, terminado con un beso apasionado entre padre e hija que revela su profundo y oscuro lazo), decide no escuchar a su esposa y casi se entrega voluntariamente en sacrificio.

 

Una vez efectuado el ritual, las sospechas de Paula se transforman en angustia ante la pérdida de su única hija y el descubirmiento de asesinatos horribles en torno a la familia Ely. Pero decidida a no perder a su esposo, utiliza las mismas armas de su enemigo, y convoca al diablo para que le proporcione la manera de vencer.

 

Esta es una película de mujeres, los enfrentamiento entre Paula y Roxanne son los mejores diálogos de la cinta, y los hombre desfilan como simples marionetas en manos de esta dos femme fatales, que exhudan sensualidad a más no poder.

 

El atrezzo diabólico de la mansión de Ely se lleva un papel preponderante, mostrándola casi como un laberinto en el que Paula se va perdiendo poco a poco, puntuado por una banda sonora espeluznante, el Mephisto Waltz de Liszt que da título a la película, que es utilizado como recurso para mostrar la entrega de Myles a los adoradores y su consiguiente alejamiento de Paula.

 

Al igual que en El bebé de Rosemary, el diablo nunca es mostrado, aunque por la expresión de la cara de Paula, entre el miedo y el reconocimiento, uno puede intuir que siempre estuvo ahí, a la vista, o que no es tan terrible a la mente humana como la religión nos ha hecho creer.

 

El final, un extásis sexual que deja en duda la pureza que esperaríamos de una mujer que lucha contra el diablo para recuperar a su familia, alcanza un máximo de efectividad más allá de la sumisa entrega de Rosemary a su satánico hijo, por el contrario en esta cinta nos encontramos con toda la potencia infernal de una mujer que ha conseguido lo que quiere.

Batman: Hugo Strange

Hugo Strange tal vez no sea de los bativillanos más conocidos, sobre todo por la poca repercusión mediática que ha tenido, pero no por ello deja de ser un enemigo menor o de poco cuidado en el bativerso.

Apareció por primera vez en el número 36 de Detective Cómics, nada menos que en 1940, ya delineado como un mad doctor, un científico loco y criminal, que utiliza una niebla electrica artificial para cometer robos a bancos en Ciudad Gótica. Batman se entera de ello al salvar a un agente federal que susurra Niebla y Strange antes de morir, no sin entregar una lista de los objetivos de Strange.  El trabajo detectivesco está servido en bandeja de plata, no obstante, Batman hace uso de su aguda mente deductiva y va a la caza del científico y sus secuaces, los cuales logran reducir al Hombre Murciélago y conducirlo hasta la guarida del profesor, donde se enfrentan a puño limpio con la subsiguiente derrota del gafudo científico, quién jura dedicar su vida a vengarse de Batman. Como vemos, Batman sigue en la senda del justiciero urbano que se dedica a atrapar ladrones y golpear gangsters, pero con Strange empiezan a perfilarse las grandes mentes criminales, los archivillanos que harán pasar al Hombre Murciélago a otro plano.

Otra aparación de Strange se da en el arco Strange Aparitions, en el número 3 de Shadow of the Batman, 1986, con guión de Steve Englehart y Marshall Rogers y Terry Austin en lápices y pinceles.

Después de luchar contra un científico radioactivo, que le ha producido fuertes quemaduras en todo su cuerpo, Bruno Díaz decide darle descanso a Batman y se interna en una clínica de reposo dirigida por un tal doctor Todhunter y su sexy asistente Magda. Prisionero en su habitación, Bruno utiliza su equipo de Batman para escapar y descubrir que es Hugo Strange quien se esconde detrás de todo ese montaje, pero es reducido gracias a un veneno y su archienemigo lo desenmascara.

Haciendose pasar por Díaz, Strange empieza a saquear Industrias Díaz, pero la novia de Bruno, Silver St Cloud sospecha y pone en alerta  a Dick Grayson quien, como Robin, ayuda a Bruno a escapar, no sin antes transformar en monstruo a la sexy Magda.

Sin embargo, Strange se deja llevar por su avaricia y convoca a tres villanos para venderle la identidad de Batman al mejor postor; Rupert Thorne es uno de ellos, y antes que pagar, prefiere sacarle la información a golpes, arrojandolo al río ante la negativa de Strange. Con el doctor supuestamente muerto, Thorne reinica sus actividades ilegales, pero un fantasma lo acecha, la figura siniestra de Strange, casi hasta volverlo loco, obligandolo a confesar sus crímenes.

Un enfrentamiento más con el doctor, ocurre en el arco argumental Presa en Legends of the Dark Night 11 de 1990, con Doug Moench en los guiones y Paul Gulacy en los dibujos.

Batman aún es considerado un proscrito por la policía, solo cuenta con la confianza de Gordon quien por entonces es capitán. El alcalde de Gotham decide que Batman debe ser atrapado y ordena a Gordon crear un equipo para tal fin, además de contratar al psiquiatra Hugo Strange como asesor. Gordon recluta a Max Cort, un policía obcecado que no siente simpatía por Batman, para ser parte del equipo. Sin embargo, Cort empieza a trabajar con Strange, dejándose manipular por las sugestiones hipnóticas del doctor, hasta acabar convertido en El Azote, un justiciero asesino que se dedica a tasajear a todo el bajo mundo de Ciudad Gótica con sus dos espadas.

Por su parte, el Strange que nos presenta este arco argumental es totalmente delirante: el cuento del psiquiatra loco es más viejo que andar a pie, pero Strange se arropa con toda la lógica de su profesión y de su mente brillante surge un enemigo de cuidado, que no sólo indaga la identidad de Batman sino que se hace pasar por él para secuestrar a la sexy hija del alcalde, que lo ha menospreciado durante una cena.

Perseguido por la policía, luchando contra El Azote y teniendo que demostrar su inocencia, Batman se ve en apuros para derrotar a sus enemigos, sin embargo Strange es víctima de su propia obsesión, al vestirse como Batman es abatido por la policía, aunque no se recupera su cuerpo.

Este es el Batman que me gusta, urbano y esforzado, casi se puede sentir el sudor de los cuerpos y el humo y el ruido de la ciudad, pero también dividido entre su sentido de la justicia y su justificación ante sí mismo por haberse tornado en justiciero; el tono realista del dibujo y el guión detectivesco más que fantasioso hacen de esta historia una novela negra protagonizada por el Hombre Murciélago.

De locura el detalle del Hombre Murciélago regresando a pie a la Baticueva, porque todavía no ha terminado el Batimóvil, y la continuidad de la historia de Selina Kyle de Catwoman Año Uno.

Los tres arcos en un solo link, aquí.

 

Un enfrentamiento más entre el doctor y Batman se da en Batman y Los Hombres Monstruos del 2006, con guión y arte de Matt Wagner.

Hugo Strange es un genetista que, en busca de financiación, se ve envuelto en las redes de Sal Maroni, de las que se sacude violentamente utilizando sus hombres monstruos modificados, mutantes hambrientos de carne humana, a los que Batman derrota después de una sangrienta batalla. Strange se sale del problema ocultandose a plena vista, como un experto en la psique de Batman, de forma que si el enmascarado intenta atraparlo pasará como una vendetta personal.

Esta historia, si bien vertiginosa y con mucha acción, no me parece tan lograda como la anterior, demasiado gore para el Hombre Murciélago, y tiene una continuación, ya sin Hugo Strange titulada Batman y el Monje Loco.

 

Batman y los hombres monstruo.

Batman y el monje loco.

 

 

Otras historias de Batman en el blog.

Falta de confianza

Ya lo decían Radiohead hace años: The goverment, they don´t, they don´t speak for us...

 

A raíz del artículo publicado por la revista Semana: ¿Por qué tanto desánimo?, me permito unos apuntes:

La falta de confianza en las instituciones, empezando por el gobierno y terminando por los medios de comunicación, es un proceso que se ha estado gestando desde hace mucho tiempo, pero que solo ahora viene a hacerse visible, pienso que debido, en gran parte, a las redes sociales, las cuales nos dieron la oportunidad de expresar nuestras opiniones personales a tiempo completo, sin intermediarios ni dialógo -aceptemoslo, las redes generan más ruido blanco que dialogo real-, mostrándo una de las grietas más descorazonadora de la democracia occidental: ¿en realidad ellos hablan por nosotros? Una vez elegidos, por maquinarias políticas, más que por voto popular, no existe ningún mecanismo de control posterior; en el caso de la revocatoria por firmas, el mecanismo ha demostrado ser más una herramienta de la oposición politiquera que de control sobre los elegidos.

Los medios de comunicación al servicio del establishment han creado la opinión de que no existe otra alternativa a la democracia occidental, corrupta y corruptora, que no hay otro camino que el capitalismo avasallante y destructor; incluso cuando crean rebeldía, es una resitencia al servicio del poder imperante. Además de encumbrar como líderes a personajes sin ningún bagaje ideológico ni intelectual, que no crean consenso sino que dirimen escándalos de los que salen favorecidos, no construyen cultura sino tendencias.

Por supuesto, toda la culpa no es de los medios, ya que la izquierda o el pensamiento alternativo no han dado más de sí, no presentan propuestas viables, o siguen los mismos caminos que pretenden contender.

Esta falta de confianza en las organizaciones, en la sociedad, obtiene un reflejo negativo en el campo más díficil de definir que es el propio cuerpo, la creación de una identidad: al no poder ser parte de un cuerpo social que nos conecte, que nos incluya, intentamos hacer de nuestro propio yo nuestro campo político, pero hasta ahora inevitablemente hemos caído en la vanalización narcisita, la infantilización en el afán de ser entretenidos, como en una especie de onanismo virtual, que no permite o delega a un segundo plano, el análisis de cómo el poder se ejerce sobre nuestros cuerpos, de cómo la ideología permea nuestra corporeidad, haciendo casi imposible la disensión.

Novelas gráficas y otros bombones envenenados

Freddie y yo: En clave de Slice of Life, en esta novela gráfica se nos cuenta una historia de amor verdadero, amor hacia la música, hacia la vida, hacia los recuerdos que atesoramos y las personas que asociamos a ellos, una historia tejida en torno a uno de los personajes más mitológico que haya dado el rock en toda su historia: Freddie Mercury.

Ni siquiera los grandes mártires del rock , como John Lennon, alcanzaron el histrionismo, el "divismo", de Mercury, lo que convirtió al carismático líder de Queen en un personaje sobresaliente, que aún años después de su muerte nos sigue seduciendo.

 

 

Cabos sueltos: Los españoles Raule y Roger firman estas historias cortas y autoconclusivas, enmarcadas en el cuadro de costumbres, pero que no por eso dejan de tocas fibras universales al presentarnos devenires humanos comunes a cualquier sociedad y cultura. El trazo alargado de Roger se aúna a la melnacolía de los argumentos de Raule, en pequeñas tragicomedias de rápida lectura y lenta digestión.

 

La Noche de Philippe Druillet: La noche se teje en torno a una pérdida, la muerte de la mujer del autor mientras éste realizaba la obra, así que lo que empieza como una obra de ficción al más puro estilo de Druillet, trazo barroco, de una psicodelia imponente, termina como una elegía, una destrucción de magnitud apocalíptica en la que el autor y los personajes se someten a una muerte siempre presente.