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estabolsanoesunjuguete

El Santo

En un volumen titulado Antologìa del cuento policìaco, me encontrè con una agradable sorpresa: siete novelas cortas, protagonizadas por el personaje de El Santo, escritas por Leslie Charteris (Leslie Charles Bowyer  Yin - cambiò su nombre en 1926, naciò en 1907 y muriò en 1993)

Confieso que ignoraba que el popular personaje tuviera un origen literario; yo pensaba que era una creaciòn para televisiòn, en aquella famosa serie interpretada por Roger Moore, y que luego malograran en el cine.

Como de los vericuetos de la seri no me acuerdo, ya que yo era muy pequeño para prestarle atenciòn a cualquier otra cosa que no fuera la animaciòn con la que abrìa el programa, sòlo puedo hacer comparaciones con la pelìcula.

Charteris nos dà la receta con la cual se cuece su personaje: "Para la leyenda de cualquier aventurero tòmese lo siguiente: una idea, un esquema, acciòn, peligro, fuga y tal vez una sorpresa en cualquier parte. Repetirlo indefinidamente, con intervalos regulares de quietud. Aderezarlo con el eterno descontento de horizontes inalcanzados y con el sempiterno contento de un àguila en libertad", nos explica en La virgen del Rhin.

Y seguido, a travès de las intrigas de La locuciòn latina, La vaca española, El maletìn del signor Ravenna, El viaje maravilloso, La virgen del Rhin, El ojo del àngel y El degollador ambicioso, presenta a Simon Templar como un pirata moderno, que se mueve al margen de la ley pero guiado por un concepto muy personal de la justicia, que gusta sacar provecho de las situaciones que se le presentan, pero que tambièn es capaz de dejarlas pasar en favor de alguien màs vulnerable que èl.

Eternamente joven, apuesto, elegante, El Santo se pasea en estas novelas por toda Europa, administrando su justicia implacable y sacando todo el provecho que pueda de las zonas màs oscuras de los apetitos humanos; provisto de su azul mirada, que bien puede expresar cierta beatitud -de ahì su apodo,no del uso indiscriminado de la hagiografìa catòlica para sus seudònimos, como en la pelìcula-, hasta una imperturbable sangre frìa, brinda algo de esperanza a seres solitarios y, de paso, se mete algo al bolsillo sin que la policìa se entere de ello...

Antologìa del cuento policìaco. Traducciòn y pròlogo de Salvador Bordoy Luque. Aguilar S. A., Madrid, 1967.

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