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LLuvia en la càrcel

LLuvia en la càrcel Lluvia en la Cárcel

Doris, voy a tragarme la montaña,

voy a beberme la lluvia,

voy a comerme la ciudad. No puedo más.

Ven porque muero de la cintura hacia abajo,

la cabeza está viva para recordarte,

y en esta época de los satélites todavía lloro.

Cae la lluvia sobre la cárcel olorosa a orín

y no tengo nada que me detenga en este viaje definitivo

a la soledad.

Me quedaré aquí si no vienes rápido con tus

pantaloncillos tibios

a salvarme de la pena de muerte.

Ven, reconoce mi rostro de Cristo que condenaron

a un aislamiento;

frío y desolado corro, alcánzame,

duplica los pasos con tus pequeños pies y sube a esta

montaña donde me estoy ahogando.

Ríete en la casa para oírte desde aquí,

sácame los dientes,

miro con tus ojitos chocolates iguales a los míos

que sólo miran los muros de la celda.

Recuerda a tu padre, Boris, y no llores

la tarde que yo muera.

Dario Lemos. Tomado de www.banrep.org./blaavirtual

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