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Angelita

Angelita Yo no quiero ni recordar mi fiesta de 15. Porque se quedò en que iba a bailar el vals con mi papà, ¿què tiene que ya no se use si yo quiero? Y era capaz de encerrarme, asì le dije a mi mamà, de encerrarme desde por la mañana en mi cuarto y no bajar a la fiesta. Hubiera sido mejor. Ji,ji,¿què tal una fiesta de 15 donde la que cumple los 15 no aparece por ninguna parte?
El vals con mi papà. Allì es cuando me coge esta cosa mala que no quiero sentir, ni pensarla, que lloro, que no me veo linda cuando lloro, que no me gusta.
Mi papà ni se hablaba con mi mamà casi, y se tomaba sus tragos. Se los tomaba seguro porque ella le gritaba tanto, porque ya no dormìan juntos, por eso era que tomaba pues el ajì siempre se ha vendido bien, por eso no era.¿Pero por què tenìa que estar borracho en mi fiesta de 15? ¿Por què no se esperò y comenzò a tomar despuès de bailar mi vals? O antecitos incluso, cuando se acaban de tomar el primero o el segundo y se ponen contentos, rosados, se ven hasta de lo màs bien.Pero no cuando ya estàn borrachos, cuando llevan bebiendo cuànto y no hacen otra cosa que hablar, no pueden parar nunca, y diga bestialidades.¿Por què tenìa que estar asì justamente antes de bailar mi vals?Sobre todo que se hubiera dado cuenta ya, de por sì, era un riesgo, que nadie sabìa que iba a decir la gente.

Me acuerdo que esta casa estaba taquiada de gente, que no cabìa un alma, que cuando bajè las escaleras todo el mundo me esperaba para felicitarme, para darme un beso, tan linda Angelita bajando las escaleras con ese vestido blanco, que la gente decìa mìrenla ya es toda una mujercita,no me faltaba sino una rosa roja en las manos para ser la doble de Kim Novak, claro que màs niñita. Y mi papà aplaudiendo y haciendo bulla desde allà del fondo. Allì he debido saber lo que iba a pasar, què bruta,, còmo no pensarlo siquiera. Sobre todo que el vals fue la primera cosa importante de mi fiesta. Que cuando sonò El Danubio Azul todo el mundo se abriò, los mùsicos pararon. Era un disco, claro, a dònde se iba a conseguir en Cali un conjunto que tocara El Danubio Azul. Y yo salì al centro de la pista toda vestida de blanco, y mi papà me recogiò allì en todo el centro, me acuerdo que me agarrò de la cintura y me sonriò a la cara con la boca abierta. Allì fue cuando me dì cuenta que su boca no olìa a manzana.
Bueno, de una.La gente no se reìa, la gente estaba calladìsima, ¿serìa por pena? ¿Pena de què, de ver borracho al Rey del Ajì? ¿Pena por pobrecita Angelita, tan sabida y tan linda, pero bailando, la pobre, el vals con su papà en sus 15? Si mi papà despuès de agarrame por la cintura me hubiera hecho dar vueltas y vueltas, no una sino muchas vueltas, ver las caras como en el cine cuando el cine da vueltas, o no ver a nadie, mirarlo sòlo a mi papà radiante de la felicidad, y a ver quièn dice algo, quien dice tan rìdicula Angelita, de dònde habrà sacado esto, dònde lo habrà visto, quien se va a atrever a decir nada si Angelita està dando vueltas, si no fue sino dar la primera vuelta y mi papà se doblò, paf, me enterrò la frente, la boca, la cumbamba, el nudo de la corbata aquì en mis senos, en mi barriguita, y allì fue donde màs tirò ese jugo que le venìa saliendo de la boca. Desuès vino el sorbete de paedacitos de coco, de papaya, aceitunas, queso, lechuga molida.
Andrès Caicedo.

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