Pornografía y representación.
Existe, sin embargo, una estética de la pornografía en absoluto alejada de la estética de lo narrativo y de lo cinematográfico. El mismo acto sexual pornográfico está basado, como atinadamente indica Guy Hennebelle en el especial de su revista CinémaAction (“Les dessous de cinéma porno” N° 59, 1991) en una contradicción esencial; efectivamente no existe la representación aunque exista el fingimiento. “Una actriz porno puede fingir que se excita, pero está siendo efectivamente penetrada” Puede decirse que el estado eidético de la representación y el estado de la verdad coinciden. No hay representación (pues resulta obvio que la pornografía lo es) que pueda comparársele en este sentido a la pornografía, de ahí que su praxis haya variado tanto y continúe haciendolo, pese a que las variantes estén tan firmemente constreñidas a las posibilidades de lo estrictamente sexual.
Andrés Barba.
Pornografía y representación.
Revista Letra Internacional, # 88, otoño 2005, pág 24.
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