Asesinos por naturaleza.
Acabo de conseguir el dvd de Asesinos por naturaleza en una rebaja en un centro comercial, y he procedido de inmediato al visionado de esta película de culto de la década de los noventa.
Reseñar que el guión es de Tarantino es noticia vieja ya. Que creó polémica por allá en los noventa por su planteamiento, también. Como siempre implicó los tópicos de Tarantino como escritor, una historia de amor, mucha sangre, música vieja, guiños a viejas películas –quizás sólo faltaron los chistes para entendidos-, pero que para ese momento todavía resultaban refrescantes dentro del cine producido en Estados Unidos, y que hoy tienen la gracia de confirmar cómo la tan cacareada postmodernidad –o esas formas fragmentadas de aprehender la realidad, flashbacks, técnicas de videoclips, zapping, etc,-, había entrado a la cultura popular para ofrecer una esperanzadora novedad que, al final, no logro saber con certeza si se consolidó de alguna manera o no. Claro, todo pasado por el tamiz de Stone y su psicodélica manera de filmar que, a ratos, me hace pensar en The Doors, esa otra joya de su filmografía, en la que retrata otro aspecto –o quizás el mismo, pero desde otro ángulo- de los fantasmas estadounidenses.
No volví a ver nada de Stone desde entonces, aunque supe que había firmado una película sobre Fidel Castro. Sin embargo, para el recuerdo quedará este enrevesado videoclip sobre la violencia, los medios de comunicación y el poder sanador del amor.
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