Cuentos fantàsticos
La magia de los espejos era poderosa en ese paìs. Al abocarse a los espejos y a través de ellos, las personas podían establecer contacto con los muertos y los ausentes; pero sobre todo, mirando su propio reflejo en las aguas congeladas, podían comunicarse consigo mismos...
Bufón.
05-05-07
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Al final, la ciudad se convirtió en el hábitat marchito de una marea en constante movimiento de desposeídos fantasmas grises, algunos como jirones de telas sucias aleteados por la brisa, otros como hojas de papel o restos de empaques de pasabocas arrastrados calle abajo; o como pequeñas nubes negras del humo del escape de un motor a gasolina, barridos por el viento...
04-05-07
Bufón.
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A. recorrió las calles deshojadas, la ciudad de repente silenciosa, congelada, sòlo para constatar, con un indicio de pánico ardiendo entre su pecho, que era el único habitante de una ciudad abandonada...
04-05-07
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Revelaciòn.
"...Crushed like a
bug in the ground..."
Radiohead.
La noche antes de morir, escondido bajo el sillón, sobre el suelo polvoriento, con la manzana podrida clavada en el costado y las patas inservibles llenas de motas de suciedad, Gregor Samsa comprendió el sentido de su vida, el de cualquier vida.
Pero la imposibilidad de articular lenguaje humano le impidió comunicar a alguien sus certezas; incluso, aunque hubiera podido hablar, ¿con quien podría haberlo hecho?, ¿con el padre todopoderoso nuevamente dueño de s.f. mismo; con la madre postrada a causa de la vergüenza; con la hermana indiferente; con la criada impertinente que gozaba haciéndolo sufrir?...
Gregor permaneció en su sórdido rincón, con el acerbo sabor de la recién adquirida experiencia latiéndole en la boca hasta que, al filo de la madrugada, casi sin darse cuenta, murió...
Bufón.
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Refugio
Durante muchos años de fatigar las bibliotecas del mundo, Abdul Assir habìa conocido todo tipo de libros: volúmenes que eran ventanas a otras vidas, hermosos papiros que al ser revelados en sus paginas reflejaban el rostro -y tal vez el alma- del lector que se abismaba en ellos; habìa oído hablar de tablillas de barro y estelas de piedra que podían conducir al lector a la presencia directa de la divinidad, e inscripciones en templos antiguos que era mejor no leer para no correr el riesgo de precipitar el fin de la creación.
Incluso, alguna vez razonó que el universo entero podría ser un libro -infinito e ubicuo, rasgos no adjudicables a un libro humano-, en el que sòlo Dios podía leer...
Pero nunca habìa visto un libro que fuera un refugio. Y mucho menos que se tratara de un tomo tan prosaico -un best-sellers de segunda mano-, donde el joven lector se abstraía de tal manera, que durante horas el mundo y su sórdida realidad desaparecieran y el dolor ya no pudiera alcanzarlo...
Bufón.
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Los Restituyentes
Cuando la antigua raza de los Restituyentes arribó a la Tierra, la visión de un mundo ferozmente destruido auguró pocas esperanzas de que valiera la pena restituir a la especie causante de tal devastación.
De todas maneras, más por meticulosidad en el trabajo que por convicción, se pusieron manos a la obra en su incansable labor de reconstruir vidas apagadas.
Era poco lo que quedaba, y estos fragmentos aislados resultaban casi imposibles de situar dentro de una imagen general, que permitiera la comprensión de la extirpe desaparecida.
No obstante consiguieron arrebatarle a la muerte y al olvido parte del botín cosechado. Los primeros seres abocados a la recreación a partir del último instante antes de la destrucción, despertaban presas de la angustia, los ojos desorbitados, la boca podrida en alaridos. No tardaban en morir, víctimas de su propia desesperación.
Los Restituyentes se encontraron perplejos. Al parecer estos seres no tenían ninguna motivación para aferrarse. Pensaron que quizás en criaturas de fisiología ten endeble, la aniquilación total debió resultar traumática, así que en los siguientes intentos los seres fueron recreados a partir de momentos más alejados del apocalipsis final. Pero los resultados fueron iguales. Los seres se eclipsaban hasta borrarse. Desconsolados, los Restituyentes estaban a punto de abandonar, cuando uno de Ellos descubrió material escrito. Se trataba de unos pocos folios apenas conservados. No fué difícil comprenderlos ya que las formas comunicativas del planeta habían estado vagando por el espacio durante mucho tiempo.
Las páginas ajadas hablaban de un sentimiento llamado amor, que instalaba al sujeto en la esperanza de la trascendencia, del rompimiento de los límites individuales para unirse en uno con el objeto de su amor, trasgrediendo dimensiones de espacio y tiempo.
Dada que la suya era una sociedad más que todo científico y tecnológico, un entendimiento como este era para Ellos no sólo extraño sino además tentador.
De vuelta al trabajo, restituyeron a todos los seres encontrados alrededor del punto en que fueron hallados los documentos y, una vez despiertos, interrogados al respecto. Nadie parecía saber nada y se marchitaban sin ganas de luchar.
No obstante, al fin encontraron a un hombre que pareció interesado. Los Restituyentes le mostraron las hojas de papel para que revelara su significado.
Él las miró extraviado...
-Lo que tienen aquí-explicó- no son una muestra de escrituras sagradas ni legislaciones ni novelizaciones que regían nuestras vidas... Esto ahora lo recuerdo, son cartas devueltas que envié a una joven a la que juré amar toda la vida, pero a la que abandoné causándole un gran dolor...
El ser no dijo nada más y languideció hasta extinguirse.
Los Restituyentes regresaron a sus naves, decepcionados de que, una vez más, habían sido burlados en sus intenciones...
Bufón
29-10-05/17-04-07
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Nòmadas
Ellos siempre habían sido nómadas y eso no había cambiado con el tiempo, pero ahora procuraban controlar los ímpetus de sus desplazamientos desde que comprendieron que, algunas veces, sus abruptas irrupciones podían generar cambios inverosímiles en el planeta- o incluso en el sistema completo- de destino, con consecuencias imprevisibles, nefastas unas, otras un tanto desconcertantes, como la ocurrida en aquel planetoide azul, en el cual la fuerza de su arribo trastorno tanto el entorno que provocó la desaparición total de la especie dominante, seres instintivos pero de gran adaptabilidad, permitiendo la ascensión de una raza más débil, menos resistente, pero poseedora de un vislumbre de conciencia que les permitió sobrevivir.
Para algunos de Ellos este hecho era una perentoria advertencia.
Para otros, no era más que una de esas ironías de la naturaleza...
Bufón
26-11-06
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El libro
Fustigué los estantes de las bibliotecas públicas en busca de aquél libro.
Desesperado, interrogué las vitrinas de las librerías, aún cuando presentía que dicho volumen no estaría en ellas, por no tratarse de un best sellers. Recorrí con ardor los puestos de los vendedores de libros de segunda, pero al parecer los dioses no me eran propicios en esta búsqueda insensata.
Esa noche, soñé con el libro.
Al despertar, interrogué mis paginas ajadas y encontré un fragmento del libro en uno de mis poemas mal logrados; sorprendido, me mire al espejo y hallé un párrafo completo reflejado en el...
Quiera Dios que algún día me esté dado leer el libro entero...
Bufón.
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