Tarde lluviosa
Un inmenso aguacero borrò los lìmites de la tarde.
Oscurecido tras el cristal de mi ventana, espiè tus piernas blancas emergidas, separados por el doble muro del cristal y de la lluvia...
De repente escampò y el mundo quedò tan sorprendido que guardò silencio. Una luz crepuscular difuminò los objetos y todo a mi alrededor fue nostalgia.
Soñè con nacer de nuevo, surgir de esta mundo recièn lavado, libre yo tambièn de culpas y remordimientos, y acercarme a tì con mis manos como ofrenda.
Pero tu puerta cerrada pronunciò una profunda negativa, y mi pasado erizado cortò cualquier posible retirada...
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