Letras

Miradas desperdigadas como monedas o sueños desgarrados.

Miradas con las cuales fijar un recuerdo que màs tarde dolerà.

Miradas con las que fijar tu cuerpo esbelto que luego se pierde entre las dunas.

Miradas para recopilar imàgenes que màs tarde o màs temprano echarè al olvido...

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El dolor viaja a la velocidad de la sangre,

a la temperatura de la luz que entra por los ojos,

a la precipitaciòn de tu boca abierta con un grito...

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No he sabido nada de Dios esta semana, no lo he visto, no me ha llamado por telefono. ¿Acaso estarà enfermo u ocupado, tratando febrilmente de enderezar este mundo al revès?.

O tal vez se cansò de los amigos, las preguntas, las plegarias y se quedò en casa viendo la tele y escuchando la radio, leyendo best-sellers de segunda mano, conteno de que por ser Dios nunca tiene que ir a trabaja....

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Mi soledad tambièn escribe, tambièn ve televisiòn.

Sè que a veces se  cansa de mì, pero al igual que yo, tampoco ella puede deshacerse del otro...

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Llega un momento en el insomnio en que la noche parece detenerse y uno se estanca en un lugar indefinio de este tùnel de gusano, sin saber què hacer, còmo acceder de nuevo al sueño, sin poder ir y despertar a mamà, como cuando eras niño y el dolor de oìdo no me permitìa domir y mi mamà se levantaba para clentar una hojita de òregano en la estufa y dejarme  caer al interior de la oreja una tibia  gota del lìquido evaporado.

Pero ya no podìa levantarme y acudir a ella, porque ahora, anulado por la noche, estaba màs solo que nunca y el insomnio marcaba surcos bajo mis ojos y el tiempo parecìa haberse detenido.

Durante el insomnio toda la vida transcure frente a los ojos. Tal vez por la angustia de enfrentarnos al vaìo, como cuando estamos a punto de morir, supongo; sòlo que durante el insomnio la vida no es una pelìcula proyectada a velocidad vertigo, sino un laberinto en el que uno se halla profundamente sumergido, prestidigitando recuerdos que poco a poco van componiendo un estandate de absolua derrota y dolorosa impotencia.

Poruqe enfrascado en la noche, encharcado en el desierto, todo se trasluce en fracso: hasta las màs grandes ilusiones que cultivè revelan su cara oculta de gratuidad y sin senio.

No me interesa la eternidad. No me interesa empantaname en las sàbanas, donde hasta la sensaciòn de asixia es bien recibida poruqe recuerda que aùn estoy vivo...

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Cansado de ir de aquì para llà como un animal enjaulado, sin concienci de la oscura maejada que me arrebataba con su fatalidad para arrojame, invaiablemente, sobre playas erizadas de filos cortantes y derrotas, de sueños desauaos pormi incapaciad de ser como todos los demàs...

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Depuès de mil errores cometidos, me sorprendì a mì mismo en este punto muerto, naùfrago en una playa desierta.

Ya no podìa borrar el pasado y el uturo era una herida abierta en incertidumbre.

Ahora debo enfrentar mi exilio, mi derrota, pero la condena pronunciada en mi contra abriò ante mì las puertas de una libertad angustiosa pero desencadenante....

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El destino marca su paso con las piedras con las cuales tropiezo; elabora su màscara con el rictus de desesperaciòn que toma de mi rostro...

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El tiempo corriò paralelo con la muerte, arrebaante. Sintiò el frìode la desesperanza, de aquello que parece inevitable y se aferra a nuestra piel con una fatalidad de insecto.

El tiempo girò en cìrculos proponièndonos un nuevo trato, una tregua, una irrevocable claudicaciòn...

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