Neuromante de William Gibson
El peor castigo para un vaquero de consola, es caer en la carne, la imposibilidad neuronal de volver a conectar con la matriz.Y esto es lo que le ha sucedido a Case, el protagonista de la novela Neuromante de William Gibson, un hacker a quien le han dañado el sistema nervisoso para que no vuelva a conectarse al ciberespacio, a esa ilusión consensual denominada la matriz, donde las grandes corporaciones y bancos han volcado toda su información, protegiéndola con negros muros de hielo (ICE según sus siglas en inglés, contramedidas electrónicas de intrusión).
La vieja disyuntiva platónica entre el cuerpo y el alma, aunque en este caso sería más bien la mente, la sinapsis cerebro-máquina que permitiría al ser humano trascender más allá de lo orgánico y que se perfilaba como una de las premisas más revolucionarias del cyberpunk en los ochenta y rincipios de los noventa.
Pero con la masificación de internet, la matriz se volvió toda carne, la peor pesadilla de Case; en lugar de reticulados de información, neones de propaganda; en lugar de conexiones neurománticas, la versión más vanal del simestin, la versión inmersiva de la televisión dominada por la megacorporación SensoRed.
Si el cyberpunk pregonaba la expasión de la mente-cuerpo de acuerdo a los intereses de cada individuo o cultura, quedó convertido en pequeñas casillas tecnológicas donde la mente muere, e incluso la carne se marchita, en aras de glorificar el Yo, dónde el hardware que utilizas es más un símbolo de status que el intemediario entre pares y dónde una Inteligencia Artificial no puede alcanzarte porque lo único inteligente en este universo son los teléfonos.
Y no se trata de ser apocalíptico; es que no entiendo por qué la gente se queda en lo superficial, en lo vanal, en lo inmediato; si internet es una vasta biblioteca universal, por qué quedarse sólo en los betsellers ( y lo dice un lector asiduo de bestsellers), si existe una oferta ilimitada de películas, por qué quedarse sólo en lo hollywoodense; si la tecnología ofrece libertad absoluta, por qué dejar que otros escojan por uno...
Neuromante es una novela rompedora, más por su temática que por su estructura, pues está construida como una novela tradicional, aunque goza de un lenguaje mucho más elaborado y sinestésico que la otra obra representativa del cyberpunk literario, como es SnowCrash de Neal Stephenson. Sin embargo, los personajes resultan un poco fríos, casi como la tecnología que utilizan y algunos, como Riviera, me parecen prescindibles. No obstante lo anterior, considero que Molly es una de las mejores heroínas de la literatura de ficción contemporánea, vista en conjunto, no sólo en Neuromante sino también en Johnny Mnemonic y Mona Lisa Acelerada. Y por supuesto, el Neuromante, esa extraña IA escindida que se crea a sí misma con la paciencia de quien construye un laberinto o mejor, para seguir con las asociaciones borgeanas, un profundo y cibernético aleph.
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