Poema de Eugenio Montale
Vida mìa, no te pido rasgos
fijos, rostros plausibles o poseìdos.
En tu girar inquieto el mismo
sabor tienen ya miel y ajenjo.
El corazòn que desprecia todo movimiento
raramente es agitado por sobresaltos.
Asì suena a veces en el silencio
del campo un disparo de fusil.
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