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Poemas de Antonio Arroyo Silva

NOS SECUESTRAN,

nos dejan en un hoyo con las manos

atadas, un revólver apuntándonos

a la sien, el machete casi a punto

del corte decisivo. Nos secuestran,

nos ponen de puntillas, boca abajo,

en pie, fusilamiento pelotón

nos amagan, nos desdoblan, nos revuelven

la lengua, nos deslenguan las palabras.

 

Nosotros le cantamos al abandono,

le cantamos al mal para espantarlo

aunque vaya la vida en ello, aunque

la vida nos la quite el sicario de turno

o esa desolación de vernos solos

cuando el depredador llega

en el crudo silencio de una nota.

 

El precio del rescate solo tú

puedes pagarlo, «hypocrite lecteur».

 

 

De Las horas muertas, Premio de Poesía 2018, Diputación de Huelva, España.

 

https://revistaanestesia.com/poemas-de-antonio-arroyo-silva/

 

6

Mejor que respirar, ser respirado

por la flor moribunda que traes en ofrenda

no sé por qué ni a quién, si por la muerte,

por el amor a un ser que resucita

o simplemente en aras de la belleza.

No sabes cuánto añoro lo imperfecto

del error. Esa química que trae

el poder de sentir de otro modo.

La cabeza de Yorik sobre el tallo

de la vida y una mano cortándola

solo por preguntar.


8

Crujen las articulaciones del

efímero animal que baja y nadie

ve, moviendo el rabo

entre la multitud que camina

o se sienta y extiende como un biombo

el diario. Crujen como si una avispa

se fuera a hospedar en el tembleque

de las taladradoras. Y nadie escucha

esa voz supurando

dentro de cada cual. Cada amargura

está servida: mucha azúcar

en tan poco café. Pero, a veces,

al fondo de la taza, se refleja

el viejo rostro de animal que somos.


9

La incierta insipidez de una papaya

en el frutero. Tarde calina, afuera

donde la calle cruza el paso

al infinito. Ves cada visillo

que cuelga de lo alto, ves

el silencio de un sol que no nos toca.

Imaginas el día anaranjado

que se pudre por dentro,

sobre la mesa. Un hilo verde

mana del esplendor

y tú respiras hondo no sea que

la noche te sorprenda.


12

Era un perro el que iba a ladrar,

pero la poesía ya tiene

demasiados ladridos y perros,

demasiadas presuntas metáforas

sobre fieles e infieles vagabundos

que llegan de las puertas del Hades

o que suben al cielo de la esquina.

Sin embargo, por fuera del poema

un perro no me quita el ojo,

levemente levanta una pata,

y me ofrece algo así como un hueso.


16

Se hace inmensa la calle, se mueve

por sí misma con alguien en su lomo.

La calle, en un lugar donde no hay ríos,

parece un río negro teñido de semáforos

que, ciertamente, llega al mar;

mas no muere, se esconde bajo el agua

y prosigue nadando al infinito.

 

 

https://www.13mirlos.com/post/antonio-arroyo-silva-6-poemas

 

 

 

 

PERO NO SABES QUE
El libro de (mis) horas nada
en la marea tibia del té.

Quizás sea mentira de un bandido
que se solapa en cálculos biliares
para que todo cuadre. Pero no,
fuimos gente normal que dejó
el sueño y se plantó en el fango
mismo de la pregunta.

Estuvimos en ti,
calle de la soledad,
donde crece el manzano
de la imaginación. Estuvimos
en el instante justo del trazo
multiforme de ásteres sobre telas
de araña.
Estuvimos a salvo y en
la línea de fuego de las nomeolvides,
sin saber que
todas las horas muertas de la vida
nadan en la marea tibia del té.

 

 

https://www.trasdemar.com/home/poesia/las-horas-muertas-poemas-de-antonio-arroyo-silva/

 

 

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