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Ninguna Nochebuena

En la primera pàgina de La Conspiraciòn, apuntò Paul Nizan: "Yo tenìa 20 años. No permitirè que nadie diga que es la edad màs hermosa de la vida". Hasta cumplidos los 14 yo tambièn considerè que la Navidad eran los dìas màs felices del año. Las estrecheces familiares se veìan compensadas con el par de zapatos y la camisa de rombos que uno siempre le envidiò a la vitrina, màs la pistola de totes con que comenzamos a acariciar la posibilidad de eliminar al vecino rico. La sonrisa de los padres a la sombra del àrbol de Navidad iluminaba la escena, màs allà de la consideraciòn de que habìa que ahorrar para su dentista. Pero la Pascua navideña comenzò a perder todo su prestigio con la entronizaciòn del ateìsmo en el corazòn, con la denuncia de que pesebre y àrbol eran atentados antiecològicos y el convencimiento de que el Niño Dios eran los papàs, todo esto añadido a la lata de la celebraciòn en familia.

 

De los rituales cristianos prefiero la Semana Santa, cuando el hombre Cristo comienza a padecer en carne propia los sufrimientos que le iba a heredar a Colombia, patria del INRI, de la flagelaciòn y la corona de espinas, donde un sicòpata sexual es capaz de acabar con sus propios miembros con màs niños que el rey Herodes.

 

Por eso en muchas casas se comenzarà a escuchar a partir de hoy, al piè del pesebre, la famosa frase española que no sè por què no figura en ningùn villancico : "A la mierda los pastores, se acabò la navidad".

 

JOTA MARIO ARBELAEZ

 

Tomado del periodico El Tiempo, 24 de Diciembre de 1999.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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