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El Ilusionista y El Prestigio

En las últimas semanas ví dos películas sobre magos -que no sobre magia, para eso ya tenemos las insulsas sagas de Harry potter y Las crónicas de Narnis-: El Ilusionista, dirigida por Neil Burger, y El Prestigio dirigida por Christopher Nolan; las dos ambientadas en la Europa del siglo XIX, donde la magia era un espectaculo popular que creaba fuertes adhesiones entre el publico.

Ambas peliculas hacen gala de interpretes jovenes con trayectorias reconocidas, acompañados de veteranos con mucha escuela, caso de Michael Cane en El Prestigio y Paul Giamatti en El Ilusionista, mucho más sólido en su papel, a mi parecer, que Cane en el suyo.

En la pelicula de Nolan, "Una estructura tripartita, símil de un truco en el escenario, marca el desarrollo argumental de una cinta que escapa del encorsetamiento habitual de los géneros cinematográficos" (1). Mientra que para El Ilusionista :"Fotogramas coloreados y escenificacion casi teatral son los ejes creativos en los que el realizador sustenta su experimento sobre la fantasía de los trucos que envuelven cualquier aconteciiento relacionado con la magia" (2)

Las dos cintas tienen en común que el final no es tan prodigioso como los directores pretenden hacernos creer (en magia, como en el cine, lo hemos visto casi todo) pero se diferencian en sus planteamientos narrativos; El Prestigio busca el suspense en giros argumentales laberínticos, como sucede a cierto detective borgeano que descree de la solución más simple y en la que los personajes, al igual que el detective, son arrastrados hacia su propia destrucción; al contrario del Ilusionista, donde aquello que está en juego es el arte d ela ilusión sin que el público note el truco y el mago, por tanto, pueda salirse con la suya.

1. El Prestigio. Jesus Martín. Revista Acción, número 176.

2. El Ilusionista. Jesús Martín. Revista Acción, número 175.

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