Lo Pop
Lo 'pop' es, ante todo, una tendencia que se inscribe en la mercantilización extrema, en el consumo, en los dictados de la moda. Lo 'pop' son mercaderías para ser consumidas por el pueblo, mercaderías de signo cultural, pero que ya no guardan relación con la expresión artística. Parafraseando: ¿qué tiene de 'revolucionaria' la imagen del Che Guevara degradada a ícono de camiseta vendida hasta el hartazgo? Así, en esa línea: ¿qué tiene de arte, de premio a la inteligencia y la creatividad, el hoy llamado 'pop'?
Siendo mercaderías para vender, su principal productor -no podía ser de otra forma en un mundo capitalista, industrial, donde todo gira en torno al mer-cado- es Estados Unidos, la principal potencia capitalista.
Una de las mayores exportaciones de Estados Unidos, junto a las manufactu-ras, la agricultura, los productos farmacéuticos, las armas o la alta tecnología, la constituye justamente la cultura popular, entendida como mercaderías 'pop'. Para ejemplificarlo: alrededor del 85 % de las imágenes audiovisuales que circu-lan por el mundo vienen de este país. Más de dos tercios de las entradas que se venden en los cines de Europa son para ver películas de Hollywood (no precisamen-te cinearte). Las canciones de las estrellas pop, como Madonna y Michael Jack-son para citar los símbolos actuales -pronto ya vendrán otros-, son himnos obli-gados para los jóvenes de todo el mundo. Las hamburguesas y las bebidas gaseosas estadounidenses, consumidas hasta en los más recónditos rincones del orbe, han impuesto sus logotipos como íconos de una cultura pop moderna. Casi las tres cuartas partes de los programas de computación que se usan en el mundo obedecen instrucciones en idioma inglés, así como los videojuegos. El arte/industria mo-derno de la diversión tiene el sello del 'american dream' hasta los tuétanos, y por supuesto se desarrolla en in-glés.
En otros términos: la producción cultural masiva ha pasado a ser otra mer-cadería más que ofrece el libre mercado, pero que en realidad no es tan libre. No es libre porque el proceso de concentración ha llevado (hace ya décadas) a la monopolización de unos pocos gigantes multinacionales, cada vez menos, -la libre competencia es ya pieza de museo-, y por otro lado, los pueblos no tienen la más mínima incidencia sobre esa producción sino que se ven limitados a la función de consumidores de los productos terminados.
'El efecto político decisivo de la cultura popular estadounidense consiste en anestesiar, en despolitizar', afirma el crítico Charles Krauthammer. Dicho de otra manera: lo 'pop' es buen negocio para el poder en tanto 1) se vende -y mucho- y 2) juega como adecuado mecanismo de sujeción social.
Sin dudas el mundo capitalista provocó transformaciones espectaculares en la historia humana, transformaciones sin retorno. Gracias a la revolución indus-trial, las grandes masas de las sociedades agrarias, analfabetas y por siempre alejadas del ámbito cultural, pudieron comenzar a tener acceso a un mundo ante-riormente reservado a selectas élites. La llegada de los medios masivos de comu-nicación, desde la prensa en adelante, popularizó la cultura. Obviamente que bienvenido ese movimiento en la historia, en tanto un avance. Pero en vez de po-sibilitar la genuina expansión de una cultura popular -la televisión es, segura-mente, quien mejor lo ilustra- la masificación terminó siendo funcional a los poderes. Lo 'pop' -que de popular tiene sólo lo masivo- pasó a ser en vez de un instrumento de mejoramiento de las masas, una nueva ofensa a la inteligencia. Tal vez, en algún nivel, puedan divertir el Pato Donald, Superman o Britney Spears. ¿Pero por qué conformarse con tan poco?
¿Puede la cultura de masas ir más allá de esta 'anestesia', de esta diver-sión ramplona y banal a la que nos tiene acostumbrado Hollywood y toda la para-fernalia audiovisual actual? Sí, sin dudas. ¿Quién dijo que lo popular tiene que ser barato, sin gusto y chabacano?
Marcelo Coloussi
Cultura pop ¿negocio? ¿ofensa a la inteligencia?
www.guìacultural.com/guìa_tematica/arte_y_cultura/cultura_pop.htm
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