Renovaciòn
La primavera enferma tristemente ahuyenta
al lùcido invierno, la estaciòn del arte sereno.
Y, en mi ser, que la oscura sangre preside,
la impotencia se estira en un largo bostezo.
Blandos crepusculos se entibian en mi cràneo
que un cìrculo fèrreo ciñe como a una vieja tumba,
y, triste, errante voy tras un sueño vago y hermoso
por los campos donde la savia inmensa se vanagloria.
Despuès caigo enervado por el aroma de los àrboles,
cansado como en mi sueño, con mi rostro, una fosa,
muerod la tierra càlida donde crecen las lilas,
Y espero, hundido, a que mi hastìo se aleje
-Sin embargo, el cielo rìe soobre el seto y la presencia
de tanto pàjaro en flor como bajo el sol gorjea.
Mallarmè
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