El Icfes, indicador de la calidad de la democracia
El Icfes, indicador de la calidad de la democracia
Por: Héctor Riveros, 16 de Noviembre, 2012 4:45 pm
En la ciencia política hay varias metodologías dirigidas a medir la calidad de una democracia. Algunas miden los aspectos electorales, la posibilidad de celebrar elecciones libres y otras de esa naturaleza; unas privilegían la posibilidad de ejercer derechos de contenido político tales como la libertad de expresíón, la libertad de prensa y la garantía de los derechos de la oposición; unas más se detienen en la separación de los poderes como la independencia de los jueces y otras de esa naturaleza. Todas valen pero pocas tan certeras como mirar el tipo de educación que un país ofrece.
Se que los especialistas no le dan a los resultados de las pruebas Saber que el Icfes aplica a los estudiantes de grado 11 un gran valor en términos de medición de la calidad de la educación y que hay otros indicadores que apuntan hacia allá, pero para los efectos de hacer una radiografía del modelo de sociedad que construimos todas las mediciones dan más o menos lo mismo. Las de Icfes en esa materia son absolutamente reveladoras, no por novedosas o sorpresivas, sino todo lo contrario por consistentes y repetidas.
Los resultados del Icfes, como se les denomina en el lenguaje común, para verguenza de todos, vienen mostrando hace años lo mismo: que si hay algo que profundiza la desigualdad social y regional es el sistema educativo; que si algo consolida una sociedad segmentada, segregacionista y excluyente es la educación que se brinda; que por mucho que estemos pasando de ser un país de renta baja a uno de renta media estamos cada vez más lejos de tener una sociedad igualitaria pero especialmente que no se ha logrado, a pesar de esfuerzos aislados, que la educación se convierta en una prioridad política.
Una comparación rápida de los resultados ratifica cosas que ya ser han vuelto lugares comunes como que lo mejores registros se concentran en los colegios a los cuales asisten los niños de los estratos socios económicos más altos, que los colegios que están más arriba son los colegios privados, etc. En Cali, por ejemplo, el primer colegio público aparece en el puesto número 77 y los primeros 30 son colegios de calendario B donde se quedaron los bilingües y a los que solo se accede pagando costosas matriculas.
Chocó, en forma consistente, en estos cuatros años, ha ocupado el último lugar, así como Bogotá y Bucaramanga han estado en los primeros lugares. La abrumadora diferencia entre los resultados de Medellín y los de los demás municipios de Antioquia ponen a este Departamento en un puesto intermedio de la tabla.
Buenaventura, una ciudad de 400 mil habitantes, del tamaño de Santa Marta, Manizales (que está tercera entre las capitales) o Sincelejo, la misma que vive una crisis humanitaria sin cuento, similar a la que vivía hace 10 años, que era parecida a la que vivía hace 20, si nos atenemos a los resultados del Icfes, tiene la peor educación del Valle.
El Magdalena que ha sido afectado como el que más por la corrupción y la alianza de políticos con organizaciones ilegales es penúltimo en el registro departamental.
Nada de esto es nuevo. Hay estudios muy serios que detallan el efecto perverso que para la sociedad tiene nuestro sistema educativo en términos de desigualdad y desequilibrio regional. Hay centenares de documentos que muestran todas las evidencias de las diferencias salariales entre una persona que recibió una educación u otra , los que hablan inglés reciben en promedio el 35% más que los que no; las becas para estudiar en el exterior se concentran en estudiantes egresados de universidades bogotanas a las que asisten jóvenes de clases medias y altas; los peores resultados están en las poblaciones afrocolombianas del Pacífico y en el Caribe. En fin, todo sabido, lo sorprendente es que, a pesar de esfuerzos que resultan aislados y quijotescos, los resultados sigan iguales.
En los países de mayor calidad de vida y mejores niveles de democracia, la educación es un factor integrador. En la educación pública se encuentra toda la sociedad, como diría la fórmula sacramental, sin distingos de razas, credos, origen social, etc, en Colombia es exactamente al revés : la educación es la que divide. La proporción de colegios públicos y privados refleja la calidad del gobierno local. En Bogotá por ejemplo, desde hace unos años se logró que el porcentaje de niños que estudian en colegios públicos sea superior a los que que lo hacen en colegios privados, pero en Cali, para volver con el ejemplo, más del 70 % de las instituciones educativas son privadas.
Lo verdaderamente dasalentador de toda la historia es que esta columna pudo haberse escrito hace 10 o 20 años, al tiempo con las que se han publicado esta semana sobre la tragedia de Buenaventura que son idénticas a las de entonces o incluso cuando García Márquez escribió sus primero artículos periodísticos sobre el Chocó que parecen descripciones de la situación de estos días.
http://www.lasillavacia.com/node/37288
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