The warrior and the sorceress
La fantasìa èpica, sobre todo el genero de espada y brujerìa, ha generado en mì una adhesiòn inexplicable desde que era niño, supongo que debido a esa mezcla fàlica de espada bañada en sangre y doncella hermosa semidesnuda y en peligro...
Independientemente de las motivaciones freudianas que puedan subyacer en mi gusto por ellas, debo reconocer que algunas de dichas cintas las he visto màs por afàn de cinefilia friki que por calidad cinematogràfica.
Aparte de films como los dos de Conan y Willow, que por verlas en mi niñez llevan la carga emotiva de pelìculas de culto, las que me he visto ùltimamente dejan mucho que desear; me refiero a The Beastmaster, dirigida por Don Coscarelli y protagonizada por Marc Singer y Tanya Roberts, la semidesnuda doncella de turno, que creo que alcancè a ver de niño pero olvidè por completo, cinta que tiene el encanto, por lo menos para mì, de involucrar animales en ella haciendola digerible; y la que dà tìtulo a este post, The Warrior and the Sorceress, protagonizada por el señor David Carradine y la argentina y morbosa Marìa Socos, producto de un cruce entre el mìtico Roger Corman y una productora argentina.
Lo màximo que puedo decir de èsta pelìcula es que es sonrojante, verguenza ajena me dan las escenas de batalla, Carradine le pone tanto empeño a las patadas que parecen estar filmadas en càmara lenta y exhibe un consabido repertorio de gestos que hace recordar al peor Keanu Reeves, sòlo que màs estreñido.
Creo que lo ùnico medio bueno de este film es uno que otro detalle de utilerìa (las espadas por ejemplo) y la puesta en escena (dos soles, que nos hacen pensar en un mundo paralelo o en un planeta distante), y por supuesto las mujeres que se pasean semidesnudas por todas partes; nada màs que agregar, me imagino que habrà quien la considere de culto, yo no sè si la vuelva a ver algùn dìa, si la dejo por ahì grabada serà como mera curiosidad...
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