Heavy y punk
Hasta finales de los años 70, según un rockero de Medellín, los intentos de hacer rock fueron muy pocos y aislados, pero los cambios tecnológicos, la era de la televisión a color y el video trajeron una gran apertura. Los años 80 fueron más pródigos, pero un nuevo fenómeno invadió la ciudad: la violencia, fruto del narcotráfico y de diferentes procesos políticos y sociales (…)
Juan José Hoyos relata a partir de una conversación con el escritor y cineasta Victor Gaviria sobre otras historias locas de bandas de punk y heavy metal con guitarras y baterías “hechizas” formadas por muchachos místicos, poetas y pobres que vivían en casas colgadas de las laderas de la ciudad: había más de 20 bandas de punk y heavy metal regadas por las calles de todos esos barrios pobres de Medellín. (…)
Gaviria, en medio de la conversación dice que son bandas [musicales] formadas por pelados de los barrios que crecieron en el heavy metal y el punk oyendo emisoras como Veracruz Estereo. El metal y el punk en Medellín son tendencias musicales distintas, contrarias, pero no significan delincuencia. Ellas expresan nada más que las pasiones, las rabias, las experiencias y las frustraciones de todos estos muchachos. Sus nombres se dejan oír como una jaculatoria: Amén, Profanación, No, Los Mutantes, NN, Los Podridos, Mierda, Peye, Los Castrados, Las Pestes.
Elsa Blair.
Muertes violentas.
Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 2004
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