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estabolsanoesunjuguete

Delirium tremens

-La sensación al despertar con delirium tremens, con el terror siniestro de la muerte escurriéndose de los oídos como esas telas pesadas que tejen las arañas tropicales, la sensación de ser el monstruo jorobado de un pantano gimiendo debajo de la superficie en el fango caliente arrastrando largamente una carga también caliente hacia ninguna parte, la sensación de estar sumergido hasta los tobillos en sangre de cerdo hirviendo, ¡uf!, de estar hasta la cintura en una cacerola gigante de agua oscura y grasienta sin un vestigio de espuma o jabón -Mi rostro visto en el espejo con una expresión de intolerable angustia tan asolado y abrumado por el dolor que ni siquiera resulta posible llorar delante de algo tan feo, tan perdido, sin relación alguna con su primitiva perfección y por lo tanto sin ninguna imagen que justifique sus lágrimas: es como si el "stranger" de William Seward Burroughs ocupara de repente mi lugar en el espejo...

 

(…)

 

…Pero no existe en absoluto alegría o diversión, la gente dice “oh bueno, está borracho y feliz, dejémoslo dormir tranquilo y que se reponga” –El pobre borracho está llorando  -Llora llamando a su madre y a su padre, a su hermano y a su amigo, llora y pide ayuda –Intenta actuar coordinadamente acercando un zapato a su pie pero ni siquiera puede hacer bien esto; dejará caer el zapato o golpeará contra algo, invariablemente pasará alguna cosa que lo hará llorar otra vez –Querrá sepultar la cara entre sus manos  y llorar y gemir rogando una piedad que sabe que no existe –No solamente porque no lo merece sino sencillamente porque de todos modos no existe.

 

Jack Kerouak

Big Sur.

Adriana Hidalgo editora, S.A., Buenos Aires, 2005.

 

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