Roberto Juarroz
44.
Quienes se olvidan de llorar
deberán algún día,
a pesar de su apremio,
regresar a la fuente.
Sentirán algún día
que la falta de lágrimas
termina por borrar cualquier rostro,
aunque sea el de dios.
46.
No existen paraísos perdidos.
El paraíso es algo que se pierde todos los días,
como se pierden todos los días la vida,
la eternidad y el amor.
Así también se nos pierde la edad,
que parecía crecer
y sin embargo disminuye cada día,
porque la cuenta es al revés.
O así se pierde el color de cuanto existe,
descendiendo como un animal amaestrado
escalón por escalón
hasta que nos quedamos sin color.
Y ya que sabemos además
que tampoco existen paraísos fituros,
no hay más remedio, entonces,
que ser el paraíso.
52.
Buscar una cosa
es siempre encontrar otra.
Así para hallar algo,
hay que buscar lo que no es.
Buscar al pájaro para encontrar a la rosa,
buscar el amor para hallar el exilio,
buscar la nada para descubrir un hombre,
ir hacia atrás para ir hacia adelante.
La clave del camino,
más que en sus bifurcaciones,
su sospechoso comienzo
o su dudoso final,
está en el cáustico humor
de su doble sentido.
Siempre se llega,
pero a otra parte.
Todo pasa.
Pero a la inversa.
58.
Olvidarse de vivir.
Mirar hacia otra parte.
O no mirar hacia ninguna.
Hayn un momento d ela noche o el día
en que hasta el agua se abstiene
de todos sus reflejos.
Olvidarnos de vivir
tal vez nos permita
olvidarnos de morir.
61.
No hay cura: simplemente hay más camino.
O no hay nada: la abolición del camino.
Y el camino es el dolor.
La curación sería no sufrir.
La curación sería no camino.
Sólo no curarse mantiene abierto el camino.
Roberto Juarroz.
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