Tumbos
Si diera rienda suelta a mis voces, ¿en què parajes nos encontraria el pensamiento? ¿Es què no ves, Señor, que, predestinados a ir dando tumbos, moriremos el uno del otro; porque ni tù ni yo hemos inventado un sostèn fuera de nosotros mismos?
¡He querido contar contigo y he caìdo; has querido contar conmigo y no has tenido donde caer!
Cioràn.
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