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Michel Houellebecq

Catástrofe: Me gustaría escapar de la presencia obsesiva del mundo moderno; entrar en un universo tipo Mary Poppins, donde todo va bien. No sé si lo conseguiré. También es difícil pronunciarse sobre la evolución general de las cosas. Teniendo en cuenta el sistema socioeconómico actual, teniendo en cuenta, sobre todo, nuestros presupuestos filosóficos, es evidente que el ser humano se precipita a corto plazo y en condiciones terribles hacia una catástrofe. De hecho, ya la tenemos encima. Las  consecuencias lógicas del individualismo son el crimen y la desdicha. Llama la atención el entusiasmo que nos anima a perdernos; es de lo más curioso. Por ejemplo, sorprende ver la alegre despreocupación con que la se acaba  de desbancar al psicoanálisis para sustituirlo por una lectura reduccionista del ser humano basada en hormonas y neurotransmisores. La disolución progresiva, en el curso de los siglos, de las estructuras sociales y familiares, la tendencia creciente de los individuos a considerarse partículas aisladas, sometidas a la ley de los choques, compuestos provisionales de partículas más pequeñas…, todo eso impide que se pueda aplicar ninguna solución política.. así que es legítimo empezar por  desmontar las fuentes de huero optimismo. Si volvemos a un análisis más filosófico de las cosas, nos damos cuenta de que la situación es todavía más rara de lo que creíamos. Vamos hacia el desastre., guiados por una imagen falsa del mundo; y nadie lo sabe. Ni siquiera los neuroquímicos parecen darse cuenta de que su disciplina se mueve sobre un campo minado. Antes o después abordarán las bases moleculares de la conciencia; y entonces se darán de bruces con los modos de pensamientos derivados de la física cuántica. No nos libraremos de una redefinición de las condiciones del conocimiento, de la noción misma de realidad; tendríamos que tomar conciencia de todo esto, a nivel afectivo, desde este mismo momento. En cualquier caso, mientras insistamos en una visión mecanicista e individualista del mundo, seguiremos muriendo. No me parece sensato empeñarse durante más tiempo en el sufrimiento y en el mal. Hace cinco siglos  que la idea del yo domina el mundo; ya es hora de tomar otro camino.

 

Poesía: A lo mejor, en el fondo y sobre todo, yo escriba poemas para hacer hincapié en una carencia monstruosa y general (que se puede considerar afectiva, social, religiosa, metafísica; y cada una de estas aproximaciones es igualmente cierta). También, quizás, porque la poesía es la única manera de expresar esa carencia en estado puro, en estado original; y de expresar simultáneamente cada uno de sus aspectos complementarios.

 

Sociedad de mercado: …No sólo vivimos en una economía de mercado, sino, de forma más general, en una sociedad de mercado, es decir, en un espacio de civilización donde el conjunto de las relaciones humanas, así como el conjunto de las relaciones del hombre con el mundo, está mediatizado por un cálculo numérico simple donde intervienen el atractivo, la novedad y la relación calidad-precio. Esta lógica, que abarca tanto las relaciones eróticas, amorosas o profesionales como los comportamientos de compra propiamente dichos, trata de facilitar la instauración múltiple de tratos relacionales renovados con rapidez (entre consumidores y productos, entre empleados y empresas, entre amantes), para así promover una fluidez consumista basada en una ética de la responsabilidad, de la transparencia y de la libertad de elección.

 

Dios maligno:

Asociamos la onda a la mujer,

el corpúsculo a lo masculino

componemos pequeños dramas

anhelando a un Dios maligno.

 

Realidad: En ausencia de conflictos, aparece y se desarrolla un mundo. La red de interacciones envuelve el espacio, crea el espacio con su desarrollo instantáneo. Observando las interacciones conocemos el mundo. Definiendo el espacio mediante los datos observables, en ausencia de contradicciones, proponemos un mundo del que podemos hablar. Llamamos a este mundo “la realidad”.

 

Abismo: Me gustaría anunciar buenas nuevas, prodigar palabras de consuelo; pero no puedo hacerlo. Sólo puedo observar cómo se abre el abismo entre nuestros pasos y nuestras actitudes. Surcamos el espacio, el ritmo de nuestros pasos corta el espacio con la exactitud de una navaja; surcamos el espacio y el espacio es cada vez más oscuro.

Hubo un momento preciso en que se rompió el contacto. No consigo recordarlo, pero debió de producirse a cierta altura.

 

Soledad: Tuvo que haber un momento de comunión en el que no teníamos ninguna objeción contra el mundo;

entonces, ¿cómo es posible que nuestra soledad sea tan grande?

Debió de ocurrir algo, pero el origen de la deflagración nos resulta impensable;

miramos  a nuestro alrededor, pero ya nada nos parece concreto, ya nada nos parece estable.

 Rostro inmòvil
H: La vida se perpetùa de relàmpago en relàmpago,
   la informaciòn circula;
   en el fondo de la noche se enlazan los destinos;
   las cartas estàn marcadas.

M: Atravesamos los dìas con el rostro inmòvil,
   ya no hay amor en nuestras miradas estèriles,
   la infancia ha terminado, la suerte està echada,
   nos acercamos al final de la partida.

H. Las partìculas
   flotan a la deriva en el silencio
   y el vacìo articula
   su presencia en la noche

M: El polvo forma torbellinos en el suelo gris;
   una ràfaga de viento purifica el espacio.
   Quisimos vivir, aùn quedan indicios;
   nuestrsoc cuerpos se suspenden en la espera.

Universo lìrico:
M: Habrìa que atravezar un universo lìrico
   como se atraviesa un cuerpo muy amado;
   habrìa que despertar las fuerzas oprimidas,
   la sed de eternidad, patètica y dudosa.

Saciedad de los deseos:
M: Cierto que en la contradicciòn que invade las mañanas
   respiramos, y el cielo es apasible
   pero ya no creemos que la vida es posible,
   no tenenemos la impresiòn de ser humanos.

H: El movimiento de indiferencia
   sobre un eje frìo y morbido
   es una metàfora de la ausencia,
   una semitrancisiòn hacia el vacìo.

   La señal de lo real velado
   en una semiluminiscencia,
   horrible como un cielo estrellado,
   semitransiciones hacia la ausencia.

   Los choques de las màquinas neuronales
   en un campo de deseos ficticios
   definen un mundo liberal
   donde ya nada es definitivo.

M: La naturaleza tiene que adaptarse al hombre
   y lo humano se acaba y se vuelve rìgido;
   siempre he tenido miedo de caer al vacìo,
   estaba sola en el vacìo y me dolìan las manos.

H: En la muerte, los cuerpos desencarnados
   de quienes creìamos conocer
   tienen el aspecto remilagado
   de los que no volveràn a nacer.

   Ahì estàn, simples y sin heridas,
   saciados todos sus deseos
   ya sòlo son una osamenta
   que el tiempo acaba desgastando.

Metàforas:
H: Cargadas de energìa, unas partìculas circulan en un espacio cerrado, durante un tiempo limitado. Llamemos ciudad a ese espacio; comparemos la energìa con el deseo; tendremos una metàfora de la vida.
   (...)
   Como la roca necesita el agua
   que la erosiona,
   asì nosotros necesitamos nuevas metàforas.

Poesìa desesperada: ... La poesìa es una actividad completamente desesperada. Mucha gente siente necesidad de escribir poemas en el curso de su vida; pero ya nadie los lee. La idea de que la poesìa es algo forzosamente aburrido ha echado raìces; y la canciòn sòlo calma en parte la necesidad poètica.
Liberaciòn femenina: Lo que se dio en llamar "la liberaciòn de la mujer" le convenìa màs a los hombres, que veìan en ella la posibilidad de multiplicar los encuentros sexuales. Despuès vinieron la disoluciòn de la pareja y de la familia, es decir, de las ùltimas comunidades que separaban al hombre del mercado. Creo que, en general, es una catàstrofe humana; pero vuelven a ser las mujeres las que salen perdiendo. En la situaciòn tradicional, el hombre se movìa en un mundo màs libre y màs abierto que la mujer; o sea, en un mundo màs duro, competitivo, egoìsta y violento. Los valores femeninos clàsicos estaban impregnados de altruismo, amor, compasiòn, fidelidad y dulzura. Aunque ahora nos reìmos de esos valores, hay que decir claramente que son valores civilizados superiores, y que su desapariciòn total serìa una tragedia.


Contradicciones: ... Si el arte consiguiera reflejar con cierta honestidad el caos actual, ya serìa un gran logro; y en ralidad no se podrìa pedir màs. Si uno se siente capaz de exprsar una idea coherente, bien està; si tiene dudas, debe comunicarlas tambièn. Personalmente, creo que el ùnico camino es seguri expresando, sin compromisos las contradicciones que me desgarran; y a la vez sabiendo que lo màs probable es que esas contradicciones resulten ser representativas de mi època.


Religiòn: El problema es uqe ninguna religiòn actual es compatible con el estado general del conocimiento; està claro que lo que nos hace falta es una nueva ontologìa. Tal vez estoa problemas parezcan exageradamente intelectuales; no obstante creo que tiene poco a poco, enormes consecuencias concretas. En mi opiniòn, si no ocurre algo en ese terreno, la civilizaciòn occidental no tiene ninguna posibilidad.

Michel Houellebecq.

El mundo como supermercado

 

 

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