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Porvenir

Porvenir

Del porvenir nadie tenìa la culpa. Lo màs seguro para  nosotros era que no habìa porvenir. Que este hilo tenso de la vida iba a romperse una mañana de sol como èsta. Y por eso amabamos hasta el delirio a este gran rey de la creaciòn, que alguna vez, entre sus infinitos ciclos, dejarìa de brillar para nosotros. Esta verdad no la perdìamos de vista, y nos confiàbamos a esta luz que definìa nuestra porciòn de existencia infinita en el mundo.

Gonzalo Arango.

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