El viento
¡El viento! ¡El viento!
Todos los cerebros contienen aceite, olvidad engullir las impurezas y los deseos, la llama oculta serà vuestro aliento, cuerpos y fuego estàn en sus manos.
¡El viento! ¡El viento!
El color fèertil, el mar espacioso, ¿quièn proseguirà la jerarquìa de su fabricaciòn? Rotas las cristalerìas sobre el basalto de los tumores, en la garganta del volcàn se ha deslizado un largo cometa. Lluvia de langostas, los salmos brotan en largas barbas de la boca del bàrbaro en otoño, otoño que sofoca los pozos, testigo indiscutible del estremecimiento solar a nuestros pies:
Cal, calvo, ceniza.
Tristan Tzara.
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