Màs delirios...
La brùjula girò como aspas de un molino desmembrado.
Hambriento, inusitado, arribè a esta tierra desolada con mi grito como escudo.
Olvidè las metàforas que abrirìan las puertas, los pasos a danzar bajo la lluvia
caminè hacia el desastre, ansioso de embriagarme en el olvido....
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Mi piel desmadejada...
Cualquier senda, cualquier hilo
conduce a la memoria...
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Dìa tras dìa
como piedras o esperanzas arrojadas al abismo
que me separa de mi cara reflejada en el espejo,
de mi màscara forjada en el pasado
como atrezzo de una historia a la que dì por casualidad,
como delirante o confiscado,
como doble o como intruso,
dejando tras de mì la huella de un fantasma...
Quizàs por eso nunca tuve un cuerpo de mujer sobre el cual reposar,
nunca el remanso del nacimiento de los cabellos de una Nausìcaa de virtualidades ensoñadas
nunca una senda para escapar del laberinto,
pero sì las ansias abiertas en canal
la necesidad escribiendo vetas en mis ojos
salida de emergencia para la lava purificadora del dolor
cada grito provocador
cada gemido estentòreo,
los caminos desusados de un pasado indescifrable....
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La ansiedad por sustrerse
de este mundo,
un mundo incomprensible
que hiere y que quema,
en el que por màs que lo intentes
no puedes hacer valer tu voz
ni tus manos desoladas;
y quisieras quedarte en casa
a salvo
en los rincones de tu mente
y ejercer el ùnico oficio para el que estàs preparado:
profesador de ritos innombrables,
catador de angustias,
peregrino de paisajes interiores,
soñador de paraìsos entrevistos,
navegante de àrboles atados a la tierra...
Bufòn.
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