Poemas de Eduardo Escobar
Peor serìa aceptar nuestra justicia
en los cojines del gato
lleno de dudosas dulzuras el pecho
mientras afuera y dentro -no sè dònde
ni quièn-
alguien deja su sangre sobre la yerba y sigue
Està bien la paz
y los besos tranquilos de la noche
Pero tambièn los guerreros son de siempre
y sus motivos
Sòlo cambian sus nombres
Y despuès son un sueño
Su fuerza es la fuerza de la tierra
extrayendo del caos
purificaciòn repetida
Nada es verdad si no la batalla
Nadie atestigua de sì mismo sino con su muerte
La poesìa es inùtil
si estas cenizas no encubren
un fuego renovable
Viento Meramente
empujamos las calles con motores
de hueso destructible
y materia de muecas contundentes
Hacemos la luz del amanecer
envueltos en la tela de las perturbaciones
Con un ojal en la oreja del particular
nombre de pila
y marchamos - arrodillados
a lamer las pùstulas de oro de los ìdolos
Si la lu z nos acepta
la paz es duro oficio
No es la paz de los polìticos
cuya paz es nocturna
(Bordea nuestros sueños perturba nuestra vigilia)
La paz es el trapo blanco
donde se esconde el cuchillo
Donde se habla
de paz siempre hay uno
ganando
y otro
que pierde
para ganar despuès
si gira el mundo
En cada corazòn
hay una multitud horrorizada
El olvido nos inventa
Algunos lo saben ya -y me lo contaron
que a la Estatua de la Libertad
en las noches de niebla le sale cola
Sus pies baten mares podridos
Sus ojos reflejan toda la brutalidad
de un mundo en grietas
Sus mandìbulas trituran lunas bajas
Los diarios flotan en las noticias
malsanas que vienen desde los teletipos
de su vientre
Y rugen los aviones de guerra
Y tiemblan los poetas en sus covachas
buscando las palabras en los idiomas
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