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Poemas de Krzystof Kamil Bacz`ynski

Este tiempo

Mi querida, mi amada. Què tiempo tan sombrìo.

Noche oscura, ya tan larga noche oscura, con todo sin estrellas,

tras la que los espectros de los àrboles arrancados a la tierra -tiemblan.

Tristes cielos sobre nosotros como cruz de las manos rotas.

Las cabezas retumban por la tierra, y las noches descienden al dìa,

y los dìas se van a la noche, y no son barcas -son ataùdes lo que paren,

 al mundo van por las tumbas, se va el tiempo en los sueños.

 

Y los corazones -tan pocos, y los labios- tantos.

Nosotros mismos -tan pequeños, tan solo un paso- nos volvemos mito.

Nosotros mismos -què nubecillas en el cruce de  caminos,

donde los cañones de los siglos y la cruz, mas Dios sobre ella.

Estas cuerdas, ¿son del cadalso? Largas, acabadas en campanas

-quizà la campana del espacio. Y tal debilidad en las manos.

Y se esfuma -lo oigo- esa fuerza como arena en el cristal

de relojes antiguos. Nos despertamos en el sueño

sin voz y sin fuerza y se oye retumbar la cuerda

de las chapeadas màquinas de la tormenta. Cielo sangriento, pareciso a

la rosa -yace sobre nosotros como generaciòn de las montañas.

Y fluye el crepùsculo. Reina el silencio. Crujido de cràneos rotos;

y el viento empieza a ulular a veces, y la època aplastarà con la roca.

No el cesar de nuestros corazones. Què tiempo tan sombrìo.

10 de septiembre de 1942.

 

Desde aquì: el cielo es grande  como el cielo del mediodìa

que no has atravezado, ni atravesaràs.

Tras las salvas del dìa, expuesto como diana a las estrellas,

pasaràs

como ciudades abandonadas en el camino.

Inadvertido,

acribillado por las balas de todas las guerras,

moriràs

encerrado por el eco escaso como el eco de algunos labios,

reducido en la buhardilla por la paz.

julio, 1940

 

Elegìa de...(un chico polaco)

Te arrancaron, hijito, de los sueños, los que tiemblan como una mariposa,

te bordaron, hijito, tristes ojos con sangre pelirroja,

y pintaron paisajes en los rastros de incendios amarillos,

y ornaron con ahoracados de los àrboles un mar fluido.

 

Te inculcaron, hijito, tu tierra de memoria,

al cortarle tù a ella los caminos con làgrimas de hierro.

Te criaron a oscuras, con el pan de la angustia te nutrieron,

y a ciegas recorriste los màs vergonzosos senderos humanos.

 

Y saliste, hijo claro, con el arma negra en la noche,

y sentiste, como se eriza en el minuto del sonido -el mal.

Antes de caer, santiguaste aùn la tierra con la mano.

¿Fue una bala, hijo mìo, o fue el corazòn que estallò?

20 de marzo de 1944.

 

Tomados de Clarìn Revista de Nueva Literatura.Nùmero 49, enero-febrero 2004

1 comentario

Maila -

¿Conoces la canción de Grzegorz Turnau con texto de kamil?