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estabolsanoesunjuguete

sida

aquellos que tienen nombre y que nos llaman

un dìa adelgazan -parten

nos dejam abocados al abandono

en el interior de un inùtil dolor mudo

voraz

 

archivamos el amor en el abismo del tiempo

y màs allà  de la piel negra del disgusto

presentimos vivo

el pasajero ardiente de las arenas -el viajero

que irradia un olor a violetas nocturnas

 

encendemos entonces una llama en los dedos

nos desperrtamos trèmulos confusos -la mano quemada

junto al corazòn

 

y nada màs se mueve en el centrifugado de los segundos -todo nos falta

 

ni la vida ni lo que de ella queda nos consuela 

la ausencia brilla en la aurora de las mañanas

y con el rostro aùn manchado por el sueño oìmos

el rumor del cuerpo llenàndose de pena

 

asì guardamos las breves nubes  los gestos

los inviernos el reposo la somnolencia

el viento

arrastrando lejos las imàgenes difusas

de aquellos que amamos y no volvieron a llamar

 

(de Horto de Incêndio,1996) 

Al Berto, poeta portuguès,1948-1997 

Tomado de Clarìn, revista de nueva literatura,

septiembre-octubre 2004 , pàgina 41

                                                                                  

 

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