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estabolsanoesunjuguete

El loco

¿No oyeron hablar de aquel loco que, en pleno dìa, corrìa por la plaza pùblica con una linterna encendida en la mano, gritando sin cesar:"¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!"?
Como estaban presentes muchos que no creìan en Dios, sus gritos provocaron risas:
-¿Se te ha perdido?-decìa uno.
-¿Se te ha extraviado como un niño? -preguntaba otro.
-¿Se te ha escondiddo? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha ido de viaje? ¿Ha emigrado?- asì se gritabam los unos a los otros.
El loco saltò en medio de todos y los atravesò con la mirada:
-¿Dònde està Dios? Yo se los voy a decir. ¡Nosotros lo hemos matado, ustedes y yo! ¡todos nosotros somos sus asesinos! Pero, ¿Còmo pudimos hacerlo? ¿còmo pudimos bebernos el mar de un solo trago? ¿quièn nos dio la esponja para borrar el horizonte? ¿què hacìamos al desprender la Tierra de su Sol?
¿hacia a donde se mueve ahora? ¿lejos de todos los soles? ¿caemos sin cesar? ¿hacia adelante, hacia atràs, de lado, erramos en todas direcciones? ¿Hay todavìa un arriba y un abajo? ¿flotamos en una nada infinita? ¿nos persigue el vacìo con su aliento? ¿no ven de continuo acercarse la noche, siempre la noche? ¿No hay que encender las linternas en pleno dìa? ¿no oyen el rumor de los sepultureros qye entierran a Dios? ¿no percibimos aùn nada de la descomposiciòn divina? ¡Porque los dioses tambièn se descomponen! ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece muerto! ¡Y nosotros lo hemos asesinado!

Friedrich Nietzsche.
La muerte de Dios.
Universidad Nacional Autònoma de Mèxico
2003, paginas 23 y 24.

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