Protocolo de seguridad para un dìa de lluvia
LA DERROTA ME RECONSTRUYE.
Me muele a golpes hasta restituirme a un sustrato primigenio,
donde mis cèlulas dan un vuelco y mi piel cambia de relieve.
La derrota teje mi màscara, mi sudario,
me despoja, me despluma,
me obliga a establecer pautas y verdades
a las cuales aferrarme
de indudable sabor amargo en la certeza.
La derrota emparenta con mi dolor a travès de mi sangre,
me insta a bandonar còmodas posturas intelectuales para volver a caer.
Me consume hasta dejar en mì sòlo lo que es vida desnuda, dentadura de animal.
Y una puta esperanza que parece demencial.
***
LA NOCHE ESPARCE SUS GUEDEJAS VIOLETAS SOBRE MI IRREMISIBLE HASTÌO.
Nada de lo que haga borrarà la futilidad de mi carne, ni nada de lo que diga refutarà la vacuidad de mi voz.
Soy un somnoliento, un olvidado. Me pregunto si Dios me tendrà inscrito en su lista de chirridos de neumàticos de carro sobre el pavimento, en los garabatos que vì a un loco trazar una vez en un andèn con un pedazo de carbòn vegetal.
La noche no dà tregua a la vejez de mi madre, a los años que le pasan y que son casi un remordimiento de mi vida, de todo el tiempo que he dejado transcurrir en silencio.
La noche encubre mis viejos hàbitos que me indican que en el fondo no he crecido en absoluto, que no he aprendido nada... Esto, de una oscura manera, me reconforta.
La noche tambièn presencia el resquebrajamiento de antiguas ilusiones, el nacimiento de nuevos yacimientos de làgrimas de impotencia, el florecimiento de la enèsima derrota y de la hasta el momento ùltima caìda...
***
QUISIERA QUE LA VIDA FUERA UN RITUAL QUE ADEMÀS DE EXTÀSIS PROPORCIONARA OLVIDO.
Quisiera salir a la calle a esquivar charcos y lagunas mentales, encontrar viejos amigos y antiguos remordimientos, comprar un recuerdo en la tienda y fumarmelo en la esquina, mientras el pàjaro azul de mi libertad encadenada sobrevuela entre esqueletos de cometas deshilachadas, apresadas en las raìces de mangle de los cables elèctricos.
Quisiera ser el otro que en las antìpodas es mi yo.
Quisiera ser yo sin las cosas que no me gustan de mì.
Quisiera volver a creer en las cosas que me enseñaron y no en las que deduje, sobre todo porque mis deducciones se basaron en examinar un par de hechos aislados, fenòmenos inasibles, como la infinita soledad y la depresiòn.
Quisiera tenerte a mi lado y estar solo.
Y viceversa.
Quisiera poder escribir "y etcètera, etcètera, etcètera..." para no tener que volver a escribir nunca màs...
***
Y DEJE QUE SE FUERA MI JUVENTUD,
el ùnico tiempo en que mis errores serìan perdonados,
ensimismado en los gruesos volùmenes de la experiencia del hombre, tratàndo de aprender las reglas que me permitieran vivir,
las filosofìas que me harìan eludir el dolor-no a soportarlo, no a superarlo, sino a sacarle el cuerpo, tal era mi miedo al dolor-,
la historia que le otorgarìa un sentido a mi pasado, de manera que el remordimiento dejara de latir,
la teorìa de la imagen que me permitirìa proyectar mis ilusiones,
las refutaciones que tomaron mi conciencia como pelota de ping pong al relativizar la verdad...
Fuì doblemente expulsado:
fuì obligado a salir de casa para enfrentar el mundo, y al ser derrotado, elmundo me cerrò todas las puertas y ya no pude regresar.
Me he convertido en un fantasma
que vaga por tùneles de gusano por el universo paralelo de la desidia,
que camina por el inframundo de las calles mojadas
esas donde soy invisible a la gente,
donde el silencio se cuece en silencio,
donde la soledad se incuba en completo aislamiento,
soy como un zombie en una pelìcula de George A. Romero, que no sabe que estàmuerto porque no entiende lo que es la muerte, porque no sabe que el olvido desteje cartìlagos y tendones màs ràpido que la tierra negra, que no sabe que el remordimiento por el tiempo ido es lo que lo mantiene en vilo...
***
EN LOS SIMPSONS ME DICEN QUE PUEDO DISFRUTAR DE UNA VIDA SIN SENTIDO,
que puedo dormirme en un incansable sopor, en el que el vacìo es la ùnica respuesta,
un paraìso de estupor presidido por un dios senil.
Y trato de convencerme de que es asì,
pero algo en mi interior se agita y se rebela,
tal vez un apetito mal saciado de sediciòn
o quizàs mi espìritu anheloso de ver otro capìtulo.
***
LA INQUIETUD POR UN DESTINO QUE PARECE REACIO A OFRECERSE,
mis dedos lastimados,
los bolsillos rotos por un interminable divagar en busca de respuestas,
en busca de lugar,
las tareas diarias agotan las pocas fuerzas de las que puedo disponer y me alejan de lo esencial:
la pregunta por el paraìso,
la vuelta a la niñez,
què van a dar hoy por televisiòn.
Las horas se precipitan al abismo interior de mi espìritu insaciable,
de un sino desolado,
y siempre las mismas canciones aturdiendo las tardes de los sàbados,
cansando a los vecinos que no entienden de què se trata el rocanrol...
***
PROTOCOLO DE SEGURIDAD PARA UN DÌA DE LLUVIA.
El gigante del trueno arrastra su saco de piedras sobre el techo.
Lo malo de cuando el cielo se cae es que cae sobre tu cabeza.
Repica en el tejado la irrepetible melodìa, restos de alas y polvo estelar condensado.
Si recoges el agua en un recipiente y la dejas dormir en silencio
veràs aparecer en el fondo limos de otro tiempo,
las arenas del desierto que la lluvia tuvo que recorrer para llegar hasta tì,
como si al ser erosionadas por el agua las estrellas dieran un poco de su luz a los ojos ciegos de las estatuas antiguas.
Y siembras una planta o clavas un pez -mejor un cangrejo-,
crecerà con la nostalgia alojada en las costillas, vivirà con la siempre presente sensaciòn de que este no es su lugar;la vida està en otra parte, pensarà,
y pedirà a Dios un par de alas para volar - en realidad, seràn dos alas rotas que calmen la sed de evasiòn durante periodos catatònicos, porque nunca podrà escapar, porque la carcel estarà en cada lugar a donde vaya, porque la carcel estarà dentro de èl-...
La lluvia le arrugarà las hojas -o el corazòn-, el olor a tierra mojada, los charcos reflejando la luz de la luna, haràn brotar el sentimiento de la huida, la eterna escapatoria sin final, porque no hay a donde volver sino a casa...
Pasa, gigante del trueno,
arrastra tu enorme saco lleno de huesos hasta el horizonte.
Tal vez mañana encuentre mi destino y mi lugar...
***
A veces quisiera que esta paredes se abrieran
y entrar, hieràtico y asombrado, al patio de la infancia,
rey encantado, sobrepasador de las redes del tiempo,
y encontrar en la niñez una pòcima de consuelo que me despierte a la vida verdadera,
que me sumerja en el ensueño del vegetal ovillado en su propia savia,
savia al fuego rumoreada en humo de la tierra, en zarza ardiente,
pitia dèlfica o pastor desmemoriado recibiendo del dios la primicia,
ella preñada de revelaciones,
èl para recibir las tablas de una destinaciòn y un sentido.
Pero las paredes mantienen idèntica postura,
oracionando en una quietud asfixiante,
como una muda piel que no puedo cambiar...
***
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