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Morada

Morada Para su casa ha estudiado los vientos
-que no los haya de amor
para que no los haya de pena; que no los haya de pasiòn
para que no los haya de soledades.
¡Ah, los vientos de las soledades!

Por las cuatro puertas
ha tocado su trompeta
para renunciar al sonido de las aves,
a las proposiciones del paisaje,
a la voluptuosidad de la luz,

y se ha encerrado en su silva ìntima
a tocar su flauta solo.
¡Ah! y ha cernido un azor en los pòrticos
para guardar su dominio.
¡Ah, los vientos de la pena!

Amilkar Osorio.
Vana Stanza.

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