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estabolsanoesunjuguete

Poesía contempóranea

Ignorancia

Es raro no saber nada, no estar seguro
De qué es cierto o qué es justo o qué es real,
Sino hablar con matices: “Eso creo”,
o “Bueno, así parece:
alguien debe saberlo”
Es raro no entender cómo marchan las cosas;
la astucia humana  para hallar lo necesario,
su sentido formal, su puntual fecundar;
sí, es raro hasta el gastar
ese conocimiento –pues la carne
nos ciñe con sus propias decisiones-,
y pasar, sin embargo, la vida en vaguedades:
que cuando comenzamos a morir
no tenemos idea de por qué.

Philip Larkin. (Inglaterra)

JJJ

Relojero Dios

Di que la vida es el viaje sin retorno, el vuelo sin retorno
dilo sin acentos de histeria-
entonces podrías decir que te erguías en la fría luz de la ciencia,
viendo tal como eres visto, matrimoniado con los hechos.
Extraño, la vida es a la vez el fuego y el combustible; y nosotros,
los animales y los objetos, debemos estar aquí
sin hacer saltar una chispa de evidencia
de que alguna cosa que haya parado de vivir
recaiga nunca en vivir cuando se para la vida.
Hay un pálido idilio amoroso con el Dios relojero
de Descartes y Paley; Ël nos diseñó y nos instaló
en el Aparato: le encantaba manipular;
pero, habiendo completado lo que tenía que hacer,
se echó a un lado, erguido, amortajado en su soledad.

 

Primeras cosas

Perores cosas podían ocurrir, la vida es insegura,
los miedos del niño, en su mayor parte, un sueño falaz;
los días, cada uno igual al otro, te dejan vivir:
de pie a las siete y cinco, a la cama a los nueve,
las absolvedoras repeticiones, las tres comidas,
la aburrida y nutritiva comida del día de clase,
reír como respirar, una noche diaria de sueño-
la soledad es la recompensa de la enfermedad:
árboles de febrero, polvorientos y sin hojas,
el campo tamborileaba en tu ventana, todo un solo lienzo-
tu madre horrorizada por el regocijo infantil…
Recuerdo aquella primera deserción con miedo;
algo hizo que tanta parte de mí perdiera terreno,
la irregular y segura huida al arte.

Robert Lowell.

JJJ

Sobre las dificultades de la reeducación

Sencillamente excelentes
todos esos grandes planes:
la Edad de Oro, el Reino de Dios en la tierra,
la extinción del Estado.
Completamente plausibles.

Solamente ¡si no fuera por la gente!
Siempre y en todas partes estorba la gente.
Lo enredan todo.

Cuando se trata de la liberación del hombre
se van corriendo a la peluquería.

En vez de trotar tras la vanguardia
dicen: “Ahora estaría bien una cerveza”.

En vez de luchar por la causa justa
luchan con las várices y con el sarampión.

En el momento decisivo
buscan un buzón o una cama.
Poco antes de que irrumpa el milenio
hierven pañales.

En la gente se va todo a pique.
Con ellos no se puede presumir de Estado.
Esto es peor que un gallinero.

¡Vacilación pequeñoburguesa!
¡Idiotas consumistas!
¡Residuos del pasado!

Sin embargo, ¡no se les puede matar a todos!
Sin embargo, ¡no se puede uno pasar el día
entero convenciéndolos!

Sí, si no fuera por la gente,
entonces el asunto tendría ya otro aspecto.
Sí, si no fuera por la gente, entonces iría todo sobre ruedas.
Sí, si no fuera por la gente
!Ah, entonces!

(Entonces yo tampoco querría seguir molestando aquí).

Hans Magnus Enzesberger.

Historia de la Literatura Universal 10. De las vanguardias a nuestros días (II). José María Valverde.

Editorial Planeta, S.A., Barcelona, 1986.

 

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