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Un ùltimo rasgo humano

Un ùltimo rasgo humano

Tenìa once años la primera vez que una niña me enseñò el coño; me quedè maravillado, aquèl òrgano hendido y extraño me pareciò adorable. Ella no tenìa mucho vello, era una niña de mi edad, se llamaba Martine. Se quedò mucho rato con las piernas abiertas, apartàndose las bragas para que la viera bien;pero cuando acerquè la mano le entrò miedo y saliò corriendo. Todo esto me parecìa reciente, no tenìa la impresiòn de haber cambiado mucho. Mi entusiasmo por los coños no habìa disminuido, incluso me parecìa que aquèl era uno de mis ùltimos rasgos plenamente humanos rconocibles; en cuanto al resto, ya no estaba muy seguro.

Michel Houellenbecq.

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