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La venganza de los Sith

La  venganza de los Sith Acabo de ver el tan esperado Episodio 3 de La guerra de las galaxias, titulado La venganza de los Sith, con el cual queda sellada esta nueva trilogía, y develados los inicios del Imperio Galáctico y, ante todo, la transformación del joven Anakim Skywalker en el oscuro Lord Vader.
Ajeno a mí el próposito de buscar exégesis fuera de los límites de lo cinematográfico, ayer antes de entrar a ver la película, ojeaba revistas en una librería y descubrí un artículo en Le Monde Diplomatique en español, que a simple vista- dejo constancia de que NO ALCANCÉ A LEERLO-establecía paralelos entre las peripecias políticas de la cinta y la política internacional de Estados Unidos.
Considero que esta es la mejor de las tres películas de la nueva trilogía, centrada más en los conflictos emocionales y externos de los personajes que en las peripecias, los viajes y la develación de asombrosos paisajes, aderezado con espectaculares combates con espadas de luz.
La caída de Anakim en el lado oscuro de la fuerza está sembrada de la ambivalencia emocional que uno podría esperar en el descensus at inferos de cualquier héroe mitológico, por un lado el insaciable deseo perfectamente humano de no perder a Patme igual que perdió a su madre, temor y culpa cocinandose a fuego lento, y el sobrehumano deseo de poder que anhela alcanzar y que termina por consumirlo, literalmente, hasta transformarse en el pesadillesco ser conocido como Darth Vader, con una fuerte visualización del conflicto en una luna de fuego derretido y lavas ardientes, cual el alma en llamas del protagonista.
De igual manera la resolución del conflicto político que da paso al Imperio se encuentra limpiamente delineado, la pelea entre el maestro Yoda y el Emperador en la sala del Senado y el consiguiente destrozo de la misma, atisban al nacimiento de un nuevo orden que delege todo el poder en un solo individuo, aunque ,si no recuerdo mal la primer trilogía, ese es un conflicto que el emperador nunca podrá balancear del todo a su favor y uno de los motivos de la cración de La estrella de la muerte, el planetoide arma a cargo de Darth Vader.
A diferencia de otros héroes como Indiana Jones, Anakim no se detiene ante los poderes que no puede controlar, no los teme, sino que se entrega a ellos de una manera desmesurada. Me recuerda a esos obsesivos personajes de Balzac que se destruyen a sí mismos y todo alrededor por una obsesión, en aras de una única idea que los aleja de cualquier contacto con los simples humanos que arrastramos un destino que nos sobrepasa o que ni siquiera tratamos de entender.Pienso que ese mismo deseo de superar un destino, de inscribir una finalidad, una continuidad en la vida-alejado de la, en cierto modo, fría inmortalidad borgiana- es la clave del cambio de Anakim, la desesperación y el furor con el que se lanza en contra de todo lo que cree y ama, cual héroe trágico enceguecido arrasando consigo mismo al igual que con el dragón que piensa destruir, sin notar que héroe y monstruo son uno solo.
Creo que aún me encuentro demasiado asombrado por la película para ver sus fallos, y si no los encuentro, mejor todavía.
Tercer eslabón que permite engarzar toda la cadena, casi que condensa toda la imaginería de George Lucas, paisajes que dejan sin aliento, seres maravillosos, pasiones desbordadas y lumínicas batallas, todo HACE MUCHO TIEMPO, EN UNA GALAXIA MUY LEJANA........

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