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estabolsanoesunjuguete

Avatar

Leyendo acerca del cine de ciencia ficciòn contemporàneo, encuentro : “Desrealizaciòn cinematogràfica: “es decir, el reemplazo de la realidad real por una realidad virtual", Paul Virilio citado en El cine de ciencia ficción.
J.P.Telotte. Cambridge University Press. Madrid, 2002, pàg. 154.
Inmediatamente me viene a la mente Avatar de James Cameron, y de còmo el cine se ha olvidado de contar historias, no digamos originales pero por lo menos sì de maneras novedosas, en aras de glorificar la tecnologìa de efectos especiales, que permiten crear mundos, es cierto, pero mundos a los que no se necesita demasiada imaginaciòn para entrar; me viene a la mente la versiòn cinematogràfica de La historia sin fin que vì de niño, cuando Bastiàn grita, asomàndose a una ventana "¡Creo, yo sì creo en Fantasìa!". En la pelìcula de Cameron sòlo hay que sentarse en la butaca y convencerse uno mismo de que se merece ese bello espectàculo por el simple mèrito de haber pagado la entrada en el multiplex de turno y haber comprado en la cafeterìa.
Ya lo decìa Borges, que en zoologìa fantàstica es muy comùn que los animales reales se confundan para crear uno nuevo, pero la fauna de Avatar fuera de colores vistosos, capaces de competir con los diseños de Pokemòn, no ofrecen mayor cosa: dragones voladores, àgiles felinos, incluso los habitantes semi humanos de Pandora entran en el muy manido concepto de "hombrecitos grises" de la ciencia ficciòn màs tradicional:
Ahora , en cuanto a la historia narrada, nada nuevo bajo el sol, lo cual no tendrìa nada de malo si no intentara venderse como original: el concepto de un agreste planeta que contiene un elemento valioso para el hombre y unos inmensos indìgenas que no desean que lo obtengamos, està contenido en un relato de Lovecraft cuyo tìtulo no recuerdo completo pero que empezaba Las murallas de algo. El guerrero foràneo que se convierte en el lider de un pueblo eminentemente ecològico, es Dune cambiando las arenas de Arrakis por la fauna multicolor e iluminada de Pandora; incluso el discurso sobre convivencia y ecologìa ya venìa dado en anteriores producciones de Cameron como Terminator y El secreto del abismo.
Tal parece que Cameron se ha dispuesto a pasar a la historia como el prestidigitador por excelencia de productos de gènero, si en Titanic narrò "La historia de amor" por excelencia, en Avatar busca establecer la saga èpica màs impresionante, cara y premiada de la historia del cine.
Leo en el mismo libro de Telotte, que Judith Hess Wrigth en Genre films and the status quo "tipifica su acercamiento al argumentar que, en general, las pelìculas de gènero solo pretenden "producir satisfacciòn", màs que acciones", pàgina 57.
Y la pelìcula de Cameron produce mucha satisfacciòn, sobre todo a èl.

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