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Estilos de vida

La producción de estilos de vida desde la globalización del consumo:

“A través de la generalización de los procesos recientes de globalización del consumo y las resistencias que, a su vez, estas generan, se obtiene una particular situación que ha sido identificada, siguiendo a García Canclini (1997), como de homogeneización fraccionaria. Se reproducen homogéneamente unas sociedades fragmentadas. Una homogeneización que produce nuevas fracciones, pues sólo en parte serían fragmentación de las sociedades anteriores, aún cuando se alimentan de éstas. Una fragmentación más poderosa. Tanto que lleva a la exclusión.

La fragmentación en la homogeneización parte de la sociedad existente para establecerse una sociedad de estilos de vida. El origen de la fragmentación se pierde para reducirse a cuestión de gustos o cuestión de estética. Es una fragmentación que, retomando el término tan bien utilizado por Marx, se basa en el fetichismo del estilo de vida: el origen del mismo, la posición en la estructura social, especialmente marcada por el lugar en la producción, se percibe como resultado de opciones, que son, en definitiva, opciones de gusto.” Javier Callejo.

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Una producción global para un consumo global parece destinada también a producir lógicas de distinción (Bordeau, 1988) asimismo globales. En cuanto a los resultados, sobre todo se percibe cómo lo estético no es el núcleo de la cultura. Es lo nuestro, la comunidad simbólica, con sus contenidos de mensajes y mediaciones materiales, lo que contiene y condiciona la conciencia de las formas. Es a partir de tal conciencia colectiva como surgen las resistencias conscientes a las imposiciones estéticas de las empresas de consumo. Sólo entonces es cuando aparece la reflexividad estética (Lash, 1993; 1997). Sin el paso por tal conciencia colectiva –de un nosotros vinculado a la clase social, la edad, la localidad- que asume como propias comunidades estéticas arraigadas en comunidades simbólicas desarrolladas en el tiempo, se encuentra la carrera, vivida desde la individualidad, de ascripción a las propuestas estéticas de las marcas y las empresas.

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Estilos de vida: Son prácticas rutinizadas en hábitos de vestir, comer, modos de actuar y entornos preferidos para encontrar a otros.

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…Todo estilo de vida está condicionado por los hábitos, costumbres, modas y valores existentes y dominantes en una época determinada y en una comunidad; estos factores enumerados tienen como característica común que son aprendidos y por tanto modificables a lo largo de toda la vida.

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Revolución: El mito de la Revolución, entendiendo por mito toda imagen-fuerza capaz de impulsar la acción política, es intrínseco a la modernidad, que surge como “revuelta” al mundo tradicional, al que relega a un momento de oscuridad en la marcha de la humanidad hacia la libertad, en un primer momento, y luego hacia la igualdad. Los sistemas políticos y económicos tienen en la revolución el hecho fundante (…) Recordemos que el capitalismo no se entiende sino como una revolución en las formas de producción, de acumulación de riquezas y de dominio del hombre sobre la naturaleza. Por su misma fuerza, el mito reaparece con frecuencia en el mundo occidental, cuestiona el orden establecido, lo impugna y desencadena fuerzas sociales de nuevo cuño, convirtiéndose en un mecanismo radical de la aceleración de las élites dirigentes, de imposición de nuevos valores, de empeños en la construcción de otros modelos sociales. El impacto del mito tiene relación directa con la crisis del régimen que pretende derribar, su agotamiento interno, la crisis de hegemonía habalndo en términos gramscianos, la pérdida de legitimidad en pocas palabras.

Leonardo Martínez.

Insurrectos, antiglobalizadores, revolucionarios.

El noticiero de las ideas, N° 10, Abril-Junio de 2002.

 

 

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