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Cuerpos llenos y máquinas sociales

Cuerpos llenos y máquinas sociales

sábado, julio 24, 2004
Cuerpos llenos y máquinas sociales: los 3 grandes cortes.
 
“Pues nadie hasta ahora ha conocido la fábrica del cuerpo de un modo lo suficientemente preciso como para poder explicar todas sus funciones”
Spinoza
 
El pensamiento, en la filosofía esquizoanalítica indudablemente nos lleva directamente a las máquinas. Desde un inicio se propone pensar  a las sociedades según las distintas máquinas que la componen. “Es evidente que puede buscarse siempre la correspondencia entre un tipo de sociedad y un tipo de maquina”.(1)

¿Pero como pensar estas distintas máquinas? Pensando en Jacques Monod : «  Les êtres vivants, par leur structures macroscopiques comme par leur fonction, sont, nous l’avons vu, étroitement comparables à des machines.»(2) Distinguimos entonces dos tipos de máquinas, las máquinas que llamaríamos técnicas, y componen piezas de grandes máquinas por un lado. Y por otro, máquinas deseantes que componen el conjunto de las relaciones y establecen conexiones con el resto de las máquinas y las cargan, las hacen funcionar. Estas máquinas entre otras (y creo que podríamos encontrar un tipo de maquinista en cada relación establecida entre estas) conforman el conjunto de las máquinas sociales y se insertan juntas sobre un cuerpo lleno al que están adscriptos y que funciona como megamáquica. Entre estas máquinas podríamos establecer 3 grandes cortes en el socius que si bien parecen marcar una linealidad en el tiempo, no caen nunca en desuso, se insertan una sobre la otra para seguir volcando el deseo sobre la producción, cuando la vigente parece no ser suficiente. Entre estos 3 grandes cortes podríamos destacar: una máquina Salvaje o territorial, Una máquina Bárbara o despótica y una máquina Capitalista o civilizada.

 
La máquina Salvaje o Territorial:
 
Deleuze y Guattari ven una primera expresión del socius en lo que ellos denominan máquina Salvaje. En este tipo de máquina, la producción deseante y con ella, todo el proceso de producción, va a estar inscripto sobre el cuerpo lleno de la tierra.”Pues la tierra no es tan solo el objeto múltiple y dividido del trabajo, también es la entidad única e indivisible, el cuerpo lleno que se vuelca sobre las fuerzas productivas y se las apropia como presupuesto natural o divino.”(3) Es en la tierra donde se inscribe todo el proceso de producción, allí se registran los objetos, se distribuyen los cuerpos y las fuerzas. Reúne sobre si misma toda la cadena de producción, herramientas, órganos humanos, etc...

En esta máquina las relaciones sociales se van a organizar según las relaciones de parentesco a través de la filiación o la alianza, por las cuales se van a distribuir los bienes. El objetivo de esta máquina es la inscripción del cuerpo a través de ritos crueles que codifican los flujos que tienden a escapar.”La crueldad es el movimiento de la cultura que se opera en los cuerpos y se inscribe sobre ellos, labrándolos… inserta a la fuerza el deseo en la producción y reproducción sociales.”(4) Todo ese movimiento de rituales  va a traer una forma muy particular de territorialidad que va a marcar linajes, phylum sobre el cuerpo lleno de la tierra que son anteriores al surgimiento del Estado.

 

La máquina Bárbara o Despótica:

 
En este tipo de régimen, la figura del Déspota viene ocupando el lugar que antes le pertenecía a la tierra y con el nace el Estado. Él surge renegando de las antiguas formas de alianza y filiación que se extendían sobre toda la comunidad como ente inmanente que se daban en la máquina salvaje, ya que su única filiación es con Dios, lo que marca su trascendencia con respecto a los otros miembros de la comunidad. Según Deleuze y Guattari: “El déspota es el paranoico.” Que se proyecta sobre el campo social instalándose en el límite de la producción como nuevo cuerpo lleno, que al mantener un régimen de filiación directa con Dios, es quien conecta a éste con el pueblo.

El Déspota es, en este caso, el que todo puede, concentra sobre si todas las fuerzas de la anti-producción, creando en lo hombres una deuda a cual todos quedan inscriptos a su mando, incluyendo la posibilidad de vida o muerte. De esta manera produce una sobrecodificación de los códigos salvajes distribuyendo los flujos según la amenaza de muerte, que se diferencia con la máquina Salvaje ya que en esta la muerte era algo vivido como natural. La muerte, en esta máquina Bárbara ya no es más el accidente, sino que pasa a pertenecer a las amenazas del Déspota. El surgimiento del Estado provoca una nueva división. Se para sobre el cuerpo lleno de la tierra, y lo divide. A diferencia del régimen anterior, este ya no separa los flujos sobre el cuerpo de la tierra, sino que actúa dividiendo a la tierra en si misma, marcando las diferencias a nivel territorial. Desterritorializando así, las codificaciones marcadas sobre la máquina territorial. “La unidad inmanente de la tierra como motor inmóvil da lugar a una unidad trascendente de una naturaleza por completo distinta, unidad de Estado; el cuerpo lleno ya no es la tierra, sino el Déspota, el Inengendrado, que ahora se encarga tanto de la fertilidad del suelo como de la lluvia de cielo, y de la apropiación general de las fuerzas productivas.”(5) El Estado es, aquí, el deseo del Déspota pasado a los sujetos que se inscriben a su cuerpo, lo que nos lleva a ver como hasta una de las mayores máquinas de represión puede ser fuente de deseo.

Es sobre el cuerpo lleno del Déspota, donde recae toda la producción, y este la siente no solo como suya, sino como surgiendo de él. Es interesante ver los análisis de Elías Canetti sobre la paranoia como una patología del poder y la masa(6), sobre todo en la necesidad de masa que este detenta. En su análisis sobre Hitler, él nos comenta que éste entendía que cada terreno conquistado era una parte más agregada a su propio cuerpo. “Es un hecho que Hitler guarda rencor a su ejercito por cada palmo de terreno conquistado que los soldados abandonen… Pues lo conquistado para Hitler es como un trozo de su propio cuerpo… El cuerpo del paranoico es su poder y con él medra o se marchita. Hasta el último momento el dictador se esfuerza por impedir que el enemigo profane aquel cuerpo.”(7)

Junto con el Déspota, surge la moneda, y con ella, la posibilidad de acumular. Recibiendo de Dios el titulo y poder, inscribe los aldeanos a su cuerpo haciéndolos trabajar para él, retirando todo aquello que exceda a la cantidad de trabajo invertido para poder reproducir los medios producción. Plusvalía que se retira del trabajo a través de pagos de tributos por deudas heredadas debido a leyes trascendentes. Con el surgimiento de esta nueva máquina, no queremos decir que se allá eliminado el otro sistema de códigos que había surgido con la máquina territorial, sino, por lo contrario, estos códigos pasaron a ser sobrecodificados en nombre de un déspota que se hace oír como primero en la línea filiativa. “Los engranajes de la máquina de linaje territorial subsisten, pero ya no son más que las piezas trabajadoras de la máquina estatal. Los objetos, los órganos, las personas y los grupos mantienen al menos una parte de su codificación intrínseca, pero estos flujos codificados del antiguo régimen son sobrecodificados por la unidad trascendente que se apropia de la plusvalía. La antigua inscripción permanece, pero enladrillada por y en la inscripción del Estado.”(8) De esta manera, el horror del Estado sigue siendo el mismo que atemorizaba a las sociedades salvajes: el terror a los flujos descodificados. Y es en este sentido en que el Estado surge sobrecodificando todos os códigos instalados en los regimenes anteriores, pero esta sobre codificación se va a ver enfrentada a otro tipo de desterritorialziación, para la cual el Estado parece no estar dando cuenta, ligada a una máquina que surge en el seno de las relaciones despóticas y se instaura como nuevo cuerpo lleno, el capital.

 

La máquina Capitalista.

 

Según nos traen Deleuze y Guattari, el Estado va a conocer su decadencia con la propiedad privada y la propiedad mercantil. Si el primer gran movimiento de desterritorializaciónsurge con la aparición del Estado y el déspota, ello nada es en comparación con este nuevo movimiento que se instala dando entrada a la máquina capitalista. Si bien, anterior a la formación del capitalismo, ya podíamos deslumbrar una moneda que descodificaba los flujos a través de la abstracción, eso todavía no era suficiente. Estas relaciones que surgían en el seno de la moneda, todavía funcionaban como lazos de alianza entre el comerciante (en vías de desarrollo) con los medios de producción, que todavía no le pertenecían al capitalismo, ya que seguían inscriptos sobre el cuerpo lleno del déspota.

Podemos decir que el surgimiento del capitalismo se da en el momento en que éste se vuelve productor de capital, y se pasan a reproducir así las relaciones capitalísticas. Es de esta manera que la producción toma como cuerpo lleno al Capital, que crea un nuevo socius en el seno de todas las relaciones sociales. Estas relaciones que ha tomado el capital como abstracción encargado de inscribir el valor, le ha aportado independencia del cuerpo del déspota, y va a pasar a fluctuar entre relaciones más complejas, llevándonos a esquematizarlas en ecuaciones. Por un lado, un capital variable, compuesto por la fuerza de trabajo. Por otro, un capital constante, formado por la propia fuerza del capital. “Que una apariencia matemática reemplace aquí a los antiguos códigos significa,  simplemente, que asistimos a una quiebra de los códigos y de las territorialidades subsistentes en beneficio de una máquina de otra clase, que funciona de otro modo. Ya no es la crueldad de la vida, ni el terror de una vida contra otra, sino un despotismo posmortem, el déspota convertido en ano y vampiro.”(9) De esta manera vemos al capitalismo producir un nuevo lenguaje que ya no se remite a las sobrecodificaciones significantes del Déspota sino a la producción de signos asignificantes(10) que parecen no mantener ninguna identidad fija, lo que le permite circular sobre todo el campo social.

Vemos surgir aquí una nueva forma de plusvalía. Si el salvaje y el déspota se apoderaban del sobrante, del plusvalor por codificación (plusvalía de código) que traía retribuciones de poder y prestigio sustentadas en la inmanencia de la tierra (por diferencia de series codificadas)(11) como en la trascendencia del déspota (debido, en este caso a una sobrecodificación de los flujos ya codificados) sobre los agentes productivos. El capitalismo se inscribe en un régimen diferente, apoyado en la propia inmanencia de las relaciones capitalistas, se apropia de la plusvalía por el flujo de capital sobrante que corre entre la ecuación:   Capital Variable/Capital Constante.   Flujo de trabajo sobre  flujo  de  capital. Como dice Marx: “La cuota de plusvalía dependerá, si las demás circunstancias permanecen invariables, de la proporción existente entre la parte de la jornada de trabajo necesaria para reproducir el valor de la fuerza de trabajo y el tiempo suplementario o plus-trabajo destinado al capitalista.”(12) Si los regimenes anteriores funcionaban a través de una captación y registro de los flujos a través de las  distintas líneas de código, el capitalismo actúa de forma contraria, genera una descodificación de todos los flujos anteriores, imponiendo sobre ellos una única línea axiomática al cual se conectan todas las fuerzas productivas. El capital surge en este caso como cuerpo lleno del cual deriva y a la cual se vuelca toda la producción.

Como en la máquina bárbara, el capitalismo llega desterritorializando las formaciones anteriores, y hasta, superándola a través de una descodificación, pero esto no quiere decir que los antiguos códigos tanto de la máquina territorial como de la máquina despótica hayan desaparecido, por lo contrario, vuelven a surgir una y otra vez y hasta a veces con más fuerza. Simplemente, ya no surgen como formaciones de base, sino como inscriptos en la línea axiomática. El despota en este caso, no desaparece para siempre frente al torbellino capitalista, él vuelve a surgir siempre que sea necesario pero siempre ligado a la línea axiomáticas trazada por el capital.

Desterritorialización y reterritorialización vendrían a ser entonces movimientos propios al capitalismo, que en un primer momento positivo libera las energías productivas del deseo y en un segundo momento captura el excedente de este flujo sometiéndolo a la línea axiomática.

 
Citas:
 

1)DELEUZE, “conversaciones” pág.  274

2) MONOD, J. « Le hasard et la nécessité », Points, pág. 111.

3)DELEUZE, G., GUATTARI, F., “AntiEdipo: capitalismo y esquizofrenia”, Paidós, Barcelona, 1998, pág. 146.

4) Ibíd., pág. 151.

5) Ibíd., pág. 152

6) CANETTI, Elías, “Masa y Poder”, Muchnik, España, 2000.

7) CANETTI, Elías, “La conciencia de las palabras”, Fondo de Cultura Económica, México, 1981, pág. 23.

8) DELEUZE, G., GUATTARI, F., op. cit., pág 202.

9) Ibíd., pág. 235.

10) “Asignificante: Se distinguirán de las semiologías significantes- aquellas que articulan cadenas significantes, y contenidos significados- de las semióticas a-significantes que obran a partir de cadenas sintagmáticas sin engendrarles efecto de significación, en el sentido lingüístico, y que son susceptibles de conectarse directamente con sus referentes en el cuadro de una interacción diagramática. Ejemplo de semiótica a-significante: la escritura musical, los corpus matemáticos, las sintaxis informáticas, robóticas, etc.” GUATTARI, F., “Cartografías del deseo”, La marca, Bs As, 1995,  pág. 201.

11) “La plusvalía de código es la fórmula primitiva de la plusvalía en tanto que responde a la célebre fórmula de Mauss: el espiritu de la cosa dada, o la fuerza de las cosas que hace que las donaciones deban ser devueltas de manera usuraria siendo signos territoriales de deseo y de poder, principios de abundancia y de fructificación de los bienes.” DELEUZE y GUATTARI,  op. cit., pág. 156.

12) MARX, K. “Obras Escogidas” Tomo I, Ediciones en lenguas extranjeras, Moscú, 1955, pág. 444. 

 
 

http://www.capitalismoyesquizofrenia.blogspot.com/

La imagen tomada de Industrial Humanity.

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