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Generaciòn X

Aunque descreo de categorìas taxidèrmicas como "generaciòn" y similares, me llamò la atenciòn un dossier que encontrè en el nùmero 118 de mayo de 1999 de la revista española Ajoblanco,  sobre la generaciòn X y su fin.

De acuerdo con los articulos publicados  generaciòn X se refiere a " un grupo de personas, nacidas entre los ùltimos 60 y los primeros 70, que compartieron  los suficientes lugares comunes como para que hoy podamos referirnos a ellos con el ampuloso, siempre molesto tèrmino "generaciòn". Lo de la X tambièn tiene su explicaciòn. Si algo definiò a la Generaciòn X fue su indefiniciòn. Èsta fue una hornada amorfa, fragmentada. O vista desde el lado positivo del asunto, heterodoxa, antidogmàtica. No creyò màs que en sì misma, y tampoco de su propia credibilidad estaba muy convencida. Quizà por eso dirigiò su mirada en todas las direcciones posibles, picoteando de aquì y de allà. No aprendiò de los errores del pasado pero tampoco voloviò a creer en ellos. Nunca quiso cambiar al mundo, y por eso fue vilmente vapuleada. La acusaron de  cìnica, apàtica, conformista, ultramaterialista... Lo ùnico que querìa era vivir tranquila. Y para ello no tuvo ningùn reparo en crearse su propio microcosmos, un mundo aparte hechos de retales de celuloide, tebeos de superhèroes y literatura de derribo. No perdiò contacto con la realidad del todo -la necesitaba para su propia supervivencia-, pero se limitò a mantener una relaciòn de diplomacia cortè con ella. Lo cual quizà no sea algo digno de ser rememorado -tambièn la llamaron cobarde-, pero...què caray, tuvo su gracia."

De acuerdo con esto, yo que nacì en el 79, no pertenecì a la generaciòn X , sino a la posterior.

Aquello que caracterizò a la Generaciòn X fue:

Presente continuo:

La generaciòn X habitò en una burbuja donde pasado y futuro perdieron toda significaciòn. Detuvo el tiempo en un caprichoso juego de referentes estèticos en el que el ayer, el hoy y el mañana se solaparon provocando una confusiòn històrica sin parangòn.

 

Sobreteledosis:

La G.X (la simplificaciòn es mìa) aprendiò a  comprender una imagen antes que a leer. Naciò y creciò frente a un televisor que  educò y nutriò de manera definitiva  su imaginario. Mazinger Z y Marìa Luisa Seco son parte fundamental de la memoria sentimental X (yo preferirìa a Marìa Antonieta  De La Nieves, porque a la otra no la conozco).

Nostalgia Patològica :

En los tiempos de la G.X , al añoranza de un recuerdo inexistente, de algo no vivido, provocò la revitalizaciòn de discursos tan dispares como la psicodelia, la literatura pulp o el easy listening. Revivals siempre amparados en un recurrente (y falaz ) "¿te acuerdas?".

 Violencia recreativa:

La G.X hizo de la violencia un elemento espectacular y banal, desprendido de toda connotaciòn realista. Esta infantilizaciòn se reflejò en el inusitado auge del cine gore y en el èxito planetario de personajes como Quentin Tarantino o Jhon Woo."

Y cita como panteòn de àngeles tutelares de la Generaciòn a personalidades como: 

Tim Burton:

Autor de piezas fundamentales del cine moderno como Batman  o Pesadilla antes de Navidad (El extraño mundo de Jack, en Cartagena). El monstruito de clase media resultante de una sobrealimentaciòn a base de serie B y muñecos articulados. Amigo del exceso y la desvirtualizaciòn de los mitos adolescentes. El heredero disfuncional de Disney.

Kurt Cobain:

 Cantante y màrtir grunge. Cuando se volò la tapa de los sesos, en abril de 1994, algo muriò tambièn en el espìritu de la G.X. (En Cartagena ninguna de las dos emisoras de rock-pop que habìa  ese año  diò cubrimiento a la noticia. Nos enteramos por la tele y comentarios de los amigos) . Con èl se fue la ilusiòn, casi materializada durante los meses en que Nirvana coparon las listas de èxito de medio mundo, de que las cosas podìan cambiar en el seno de la industria cultural. Hoy es pasto de devociòn necròfila.


Bret Easton Ellis :

el triunfo del estilo sobre la sustancia. Con una base literaria paupèrrima  pero dotado de un infalible sentido del shock, logrò batir rècords de ventas con sus novelas Menos que cero y American psycho (que por estos lares conocimos en la versiòn fìlmica), relatos de intencionalidad aleccionadora teñidos de un catastrofismo de los màs conservador: el sexo es malo, las drogas son malas, el dinero es malo...

Quentin Tarantino:

El Tìo Pistolas. Nos enseñò a disparar a dos manos y citando versìculos bìblicos. Sorprendiò con Reservoir Dogs (pelìcula que nunca he encontrado en video en Cartagena), se pasò de listo en Pulp Fiction y alcanzò madurez con Jackie Brown (misma historia, ni siquiera la pusieron en cine). Su tratamiento de la violencia, tan despreocupado como disparatado, es una de las pocas cosas que lega la generaciòn X a la posteridad.

 

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